Denis Suárez sigue siendo una joya en bruto que necesita ser pulida. Y es que, a pesar del salto de nivel que ha experimentado el juego del centrocampista gallego, aún se le ve a años luz de convertirse en el recambio generacional de Andrés Iniesta. 

Aún así, sigue creciendo y mejorando cada partido y cuenta, cada vez más, con el apoyo y la confianza de un mister al que agrada y gusta como puede verse reflejado en la cantidad de minutos que ha disputado. Denis, en los pocos encuentros que se llevan jugados hasta ahora en esta temporada 2017/2018, ha logrado igualar los números que firmó de la mano de Luis Enrique. Pero no podemos hablar del gallego refiriéndonos a él solo en términos positivos (a pesar de que nos gustaría) pues es cierto que los cinco primeros meses de año regular no coincidieron con un buen juego mostrado sobre el verde. 

Eliminados de Champions por una sólida Juventus y a remolque constante en LaLiga, campeonato en el que siempre que había oportunidad de hacerse con la primera plaza se pinchaba, la Copa del Rey fue el refugio de un Barça alicaído y gris. Los de la Ciudad Condal llegaron a la final después de haber superar a rivales de la talla de Athletic, Real Sociedad y Atlético de Madrid. Como último reto les tocaba batir al Alavés, quien a su vez se había impuesto en unas semifinales reñidas al Celta de Vigo. Denis aprovechó su oportunidad en la vuelta de cuartos de final ayudando al equipo con un doblete e intentando volver así a los planes de Luis Enrique. 

Pero no iba a ser tan fácil conseguir la titularidad y un puesto fijo en el XI del técnico asturiano. En sus números se refleja la poca confianza con la que contó el "6", que cerró la temporada jugando solo 1182 minutos en los que hizo un gol y repartió tres asistencias. 

Para redimirse de su primera temporada vestido de azulgrana (en el primer equipo) a Denis aún le quedaba una bala en la recamara. El europeo sub21 que se disputaría el mes de Julio en Polonia. España llegó imbatida a la final habiéndose impuesto a selecciones como la portuguesa o la serbia, a la que Denis hizo un gol. Este gol, que actuó de bálsamo curativo para el centrocampista gallego, supuso la victoria por la mínima del conjunto español. Más tarde llegaría una poderosa Italia en semis que caería derrotada por tres a uno. En la final esperaría Alemania, que de la mano de un gran remate de cabeza de Weiser en el minuto 40 mermó las ilusiones de la Rojita. En esta final Denis permaneció en la banca durante todo el partido y no pudo ayudar al equipo de la manera en que le habría gustado hacerlo. A pesar de eso, el ex del Villareal desarrolló un papel importante en el europeo en lineas generales, disputando 198 minutos y saliendo como revulsivo en muchos de los encuentros.

Así retorna a Barcelona, con el premio de subcampeón de Europa bajo el brazo y una ilusión renovada para la nueva temporada que llega. El cambio de técnico del conjunto azulgrana influye positivamente en la motivación del gallego, que espera con ansias el inicio de un año que se le antoja crucial para su futuro. Es ahora o nunca. Tiene que despegar o quedarse pegado a la mediocridad para siempre.

Con sólo varios meses de competición disputados y aún con la parte gruesa de la temporada sin llegar, Denis ha disfrutado de 383 minutos en liga, jugando siete partidos de los cuales en cuatro fue titular y en tres salió desde el banquillo para ayudar al equipo. Ha hecho dos goles vs Eibar y Getafe y ha repartido dos asistencias. En Copa y en Champions su rendimiento acompaña a la buena racha del equipo (primeros en fase de grupos de Champions, punteros en Liga y en octavos de Copa del Rey). 

Estos números, a pesar de presentar una mejora con respecto a los de la temporada anterior, aún se antojan insuficientes si además de ello nos focalizamos en la irregularidad con la que está jugando Denis, que puede hacer un partido espléndido un miércoles y desaparecer los 90 minutos del domingo.

Con el margen de mejora cada vez más escaso, esperamos el despegue fugaz de una estrella emergente, Denis Suárez. La pregunta es la siguiente: ¿conseguirá hacer olvidar a Xavi Hernandez y Andrés Iniesta en un futuro no muy lejano? No es un reto fácil pero sólo el tiempo nos dará la respuesta.