Desafortunadas fueron las palabras de Eduardo Berizzo en la previa del partido ante la Real:  "Somos un animal competitivo hacia delante y a veces hay que llevar el balón a un sector u otro, desdoblando laterales como hacemos en casa y eligiendo el mejor camino en cada momento". Eso de "somos un animal competitivo" llevó a la afición a tomárselo con la típica guasa sevillana o incluso a la indignación. Lo cierto es que no mucha gente piensa que el Sevilla esté jugando bien o compita como un equipo grande, todo lo contrario más bien.

El Sevilla no hizo nada durante los primeros 45 minutos. Bueno, Ben Yedder consiguió anotar su cuarto gol en liga gracias a la colaboración de Rulli. Los nervionenses conseguían un empate totalmente inmerecido, pero esto es fútbol. Ya en la segunda mitad, los de Berizzo tomaron la iniciativa, aunque tampoco fue nada del otro mundo y sin conseguir poner en aprietos al conjunto vasco. Dos goles de la Real sentenciaron el partido ante la pasividad de los jugadores que sumaron otro partido más sin actitud alguna. La Real cortaba su racha de seis partidos sin ganar (entre las tres competiciones que disputa) y Carlos Vela marcaba un gol en su último partido con la casaca donostiarra. El resucitamuertos Sevilla Fútbol Club.

El no juego

¿A qué juega el Sevilla? Imposible definir el "sistema de juego" que ejecuta partido tras partido. Once futbolistas sobre el verde y poco más. Según el rival, tendrán más o menos el balón, pero el peligro que son capaces de crear es prácticamente nulo y cuando atacan suelen fallar todas las que tienen. Contra la Real, sin embargo, marcaron la única ocasión clara que tuvieron. Ben Yedder, además, conseguía empatar antes del descanso lo que en otro tiempo hubiese significado el despertar del equipo, pero no es el caso de este Sevilla. Sin alma y actitud, se pasearon los 90 minutos en la fría noche de San Sebastián.

Hay que destacar que hubo un mínimo cambio en la segunda parte. El Sevilla consiguió amasar la pelota para no hacer nada, como está acostumbrando. Y fue en la segunda mitad cuando menos peligro consintieron y, sin embargo, encajaron dos goles. Sin capacidad para responder, Berizzo acumuló a Ben Yedder, Muriel, Nolito, Sarabia y al Mudo en el campo, pero ni una jugada buena hilvanaron.

Banega, medio caído, observa a Odriozola // Foto: SFC
Banega, medio caído, observa a Odriozola // Foto: SFC

Pasillo central

El gran mal que acumula el Sevilla es el centro del campo. No por tener malos jugadores, todo lo contrario. Posee jugadores con mucha clase, pero con poco físico. Pizarro es el único que se salva, aunque un solo jugador para contener el medio no es suficiente como ha quedado demostrado. Banega y Ganso es obvio que la fuerza no es su fuerte, ni hace falta que lo sea. Este marco crea un gran vacío en el medio, donde todos los rivales pueden avanzar con facilidad. No tener jugadores en el medio que sepan defender resta enteros al equipo. Geis tendrá su oportunidad, por fin, en el medio del campo como mediocentro defensivo el 6 de enero ante el eterno rival.

El marcaje al hombre perjudica al crear espacios entre los jugadores

La baja de N'Zonzi no ha empeorado la situación, pues ya estaba este problema. Así, quizá el error sea en el marcaje al hombre que propugna el técnico argentino. Este tipo de marcaje hace que un jugador recorra muchos metros para perseguir a su marcaje haciendo que salga de su zona y se creen espacios. Un cambio parcial o total en este sentido podría dar más estabilidad al equipo y hacer un marcaje zonal que es más del fútbol actual podría ser la solución a este gran agujero que crea el Sevilla cada partido.

La paciencia del sevillista cada vez es más escasa con el entrenador, el presidente y algunos jugadores. Dos semanas restan para el próximo partido que será la ida de octavos ante el Cádiz y tres días después recibirá en casa al Real Betis Balompié. El sevillismo espera cambios en el juego y en la actitud de los jugadores y algún fichaje que otro que eleve el nivel competitivo del vestuario. Mientras tanto, habrá que disfrutar de las fiestas hasta ver qué pasa.