El Alcorcón visitaba el Ángel Carro con necesidades importantes tras sumar un punto de los seis posibles en los últimos dos partidos como local frente a Córdoba y Valladolid. El límite de la salvación, que marca el propio conjunto amarillo, corre aún más peligro tras la derrota de ayer frente al Lugo, debido a la importantísima victoria del Córdoba en tierras tarraconenses. Durante el transcurso de un encuentro que el equipo madrileño tenía controlado hasta los veinte últimos minutos, se pudo ver la consistencia y seriedad de un bloque que busca por todos los medios salir de la zona baja, inútil tras conceder dos goles en dos jugadas aisladas en la recta final.

Equipo serio y ordenado

Velázquez apostó por Errasti, Bruno Gama y Marco Sangalli de inicio, fruto del flojo partido que realizaron jugadores como Toribio, Giménez (negado de cara a gol) o Sangalli frente al Real Valladolid. Durante la primera parte, el partido se pudo resumir en dos premisas: el Lugo fue absoluto dominador de la posesión, no así del encuentro, y el Alcorcón se encontraba realmente cómodo esperando las pobres acometidas del equipo lucense, que desembocarían poco después en letales y peligrosos contragolpes alfareros. Las irrupciones de Bruno Gama (el mejor de los amarillos) por la derecha y del incansable Mateo por la izquierda dieron como resultado una antítesis de juego favorable a los de Velázquez.

Esta superioridad en el juego se vio reflejada en el minuto 27, cuando en una buena jugada combinativa Álvaro Peña envió un balón desde la zona derecha que remató Dorca con mucha autoridad. Era el primer gol del partido y el sexto del catalán que, con 35 años, es el máximo realizador con la elástica amarilla en la presente campaña. A raíz del gol, el equipo lucense reculó sus filas, incapaces de haber creado peligro en el área de Casto, mediante vanos centros de Kravets y Leuko por izquierda y derecha, respectivamente. La seriedad de Laure atrás, no tan acompañada de incesantes subidas como es costumbre en el madrileño, sumado a la de toda la zaga, imposibilitaron a Chuli, Campillo o Romero (referencias lucenses) crear peligro. Sin embargo, Chuli dispuso de una ocasión en los últimos minutos del primer periodo tras revolverse en el área, acción que fue resuelta por la mano derecha de Casto que envió el esférico a saque de esquina.

Desastre en la recta final

La segunda parte no fue más que una prolongación de lo ocurrido durante la primera, motivo por el que el Francisco accedió a mover ficha. La entrada de Mario Barco y Pita otorgaron mayor orden y peligro, por lo que Velázquez contestó con la entrada del flamante fichaje de invierno Eddy Silvestre. La lesión de Errasti al filo del descanso provocó la entrada de Toribio tras la reanudación, que no acabó de encontrarse a medida que el Lugo avanzaba filas. El primer aviso importante llegó en el minuto 73, cuando el recién ingresado en el césped Carlos Pita incrustó el balón en el larguero tras un lanzamiento de tiro libre muy bien ejecutado. Una clara advertencia de lo que vendría dos minutos después con el gol de Albarracín, tras un envío preciso dirigido desde la derecha por Leuko.

Una vez más, el Alcorcón volvió a pagar la inocencia e ingenuidad en el momento de cerrar los partidos, tras desaprovechar varias ocasiones claras durante la primera parte y la reanudación de la segunda. Además, se marchaba el que fue el mejor hombre de Velázquez durante el partido, Bruno Gama, hastiado y cansado tras realizar un gran esfuerzo en el ataque. Con la entrada de Sangalli el equipo no consiguió la profundidad que necesitaba para hacer recular a los lucenses que, a cuatro minutos del descuento, consiguieron el hipotético gol de la remontada, hundiendo aún más a un equipo cada vez más a la deriva. Mario Barco fue el artífice del segundo gol de los de Francisco, que se mantienen en la lucha por los puestos de Playoff, mientras que el conjunto de Velázquez sigue colindando el descenso. Es una incógnita cuál será el rendimiento en los próximos encuentros de los alfareros, ya que una vez más, la ineficacia en el área rival y la falta de oficio en los minutos finales con el resultado a favor suponen un nuevo varapalo del que deberán sobreponerse.

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