Benditos sean -aprovechando las Pascuas- los 45 puntos en Segunda B. Pocas categorías existen en las que el baremo de salvación sea tan certero e invariable. Su consecución, aunque no sea matemáticamente, te permite el lujo de volver a militar, con casi total seguridad, en la categoría un año más y, por ende, te insufla una bocanada de aire fresco. Esta puede, en algunos casos, ser perjudicial, si el implicado lo toma como un exceso de confianza y pierde la intensidad en los partidos.

Tras una larga noche de procesiones y frío en Villanueva de la Serena, los más fieles a su equipo se daban cita en el Municipal Villanovense en esta mañana de Viernes Santo, con un esperanzador sol que iría convirtiéndose en nubes de tormenta.

Iván Ania parecía haber dado con la clave táctica que necesitaba el Villanovense. Contando con la lesión de gravedad de Annunziata, quien hasta la fecha había sido titular indiscutible, esta sería la tercera jornada consecutiva que el técnico asturiano confiaría en la doble delantera para su once titular. Tanto Allyson como Diego Sánchez parecen agradecer este cambio, puesto que cuentan con un apoyo que antes no tenían. La entrada de Borja García en banda también estaba siendo decisiva en estos últimos choques.

El Ejido se plantaba también con dos hombres como referencia en el ataque, pero aferrándose al juego en banda de Carralero y, sobre todo, Emilio, quien recuperaba su puesto de lateral tan rápido como subía para sumarse a la emboscada.

Este inicio era sinónimo del alto nivel de concentración de los visitantes desde el minuto uno. Aunque cuando el marcador mostraba el minuto cinco el Villanovense ya se había acercado en dos ocasiones a la meta de Cristian, fueron los almerienses los que lo hicieron con más fortuna, anotando Pino el primero en el minuto 9 tras un pase de la muerte.

Sacó entonces las tijeras el cuadro local con el objetivo de cortarle las alas a su rival. Así, tras sacar de medio campo, una buena internada por banda derecha de Borja, reivindicando su plaza en el once, aunque sea fuera de su posición, desembocó en un latigazo que puso el 1-1 en el electrónico.

Inédito. Si decíamos la semana pasada que únicamente en dos ocasiones el Villanovense se había adelantado antes del minuto 30, del mismo modo esta es la primera ocasión de la temporada en que el electrónico muestra goles por las dos partes en el minuto 10.

El duelo, claramente, se basaba en ver quién había salido más concentrado y obligaba al rival a intensificarse más. Sin apenas poder ni digerir lo que había acontecido, puso El Ejido el 1-2 en el electrónico, tras una jugada que el cuadro local protestó tras provenir de una mano visitante, la cual el árbitro no señaló.

Sea como fuere, supuso un duro golpe para un Villanovense que, aunque, como hemos dicho, pocas veces ha visto puerta en los primeros compases del partido y ofrecía un buen nivel de juego, no es especialista en remontar resultados adversos y veía cómo el partido adquiría un tono oscuro, como las nubes que aparecieron sobre el Municipal Villanovense.

La lucha contra la debacle

El final de la primera mitad y los primeros compases de la segunda se convirtieron en una auténtica batalla contra el viento y los desaciertos futbolísticos. 

En el minuto 60 llegaron las primeras incorporaciones en el once local. Iván Ania dio entrada a los dos extremos con los que contaba en el banquillo. Álvaro González y Carlos Andújar entraron al campo sustituyendo a Borja y Pablo Molina. Este segundo cambio implicaba una modificación en la formación, por lo que Óscar Arroyo pasó a ocupar la posición de lateral izquierdo y Jacobo el otro lateral.

Así, el Villanovense, con el viento en contra y un once reinventado, se volcó en ataque para conseguir empatar el encuentro. Aferrándose al balón parado buscaban forzar córners y faltas laterales, aunque sin mucho acierto, pues los visitantes, dándose por satisfechos con el resultado, se replegaron por completo en defensa.

Estos, con la entrada de Echu y Javilillo intentaron pillar en un renuncio a la zaga serona, que estaba descolocada por incorporarse al ataque.

De esta manera y, sin mucho orden en el terreno de juego, llegó el definitivo 1-3, tras un buen pase al hueco que Alfonso remató con una magnífica vaselina ante la salida de un Leandro que no midió bien las distancias. 

Este último tanto firmaba la sentencia del Villanovense, que a pesar de asegurarse la novena plaza, en el peor de los casos, ve cómo El Ejido consigue destrozar su "goal average" particular en un Viernes Santo marcado por la desgracia para los extremeños.

Puntuaciones VAVEL: los mejores del encuentro