A tan solo cuatro puntos del segundo en la clasificación, el Atlético, los blancos visitaban el Estadio de Gran Canaria para intentar acortar la mayor distancia posible y lograr el subcampeonato. En frente, Las Palmas, equipo que sin duda estaba en el punto de mira de sus fans: los hombres de Paco Jémez no eran capaces de levantar cabeza ni de salir de puestos de descenso. El partido que iba a preceder al choque de Champions contra la Juventus era un examen para algunos suplentes de Zidane, destacando también que el brazalete de capitán lo llevaría por primera vez en Liga el tan criticado Karim Benzema por la norma de veteranía.

Tan pronto fuertes como flojos

No hubo tregua por parte merengue. Fueron los locales los encargados de hacer rodar el balón, pero el Real Madrid, marcó una presión fuerte para meter miedo al rival y hacer saber que iban a por la posesión del esférico desde el inicio, obligando a su vez a los canarios a recurrir al portero para sacar de apuros a su equipo. Como novedad en la estrategia de Zidane, Asensio se movía en posición de segunda punta y Bale por el lugar habitual de Cristiano Ronaldo, la banda izquierda.

Las Palmas, por su parte, también había salido con fuerza y, acompañados de la motivación de la afición, empujaron un poco hacia atrás al Madrid e incluso lograron acabar algunas jugadas, provocando el murmullo de la grada. No obstante, las imprecisiones de los amarillos, con las consecuentes pérdidas de balón, se sucedían con bastante frecuencia, algo que no hacía muy feliz a Paco Jémez.

La ausencia de claridad en el juego blanco castigaba con dureza a un Madrid que escaseaba en velocidad en las transiciones y que, en algunas ocasiones, se veía obligado a cometer faltas para evitar males superiores. De hecho, el dominio canario era más estable que lo que proponía Zidane aunque, por suerte para los blancos, el conjunto de Las Palmas no estaba muy acertado finalizando.

Los goles, un importante respiro

Pasado el ecuador de la primera mitad llegó el tanto que aportó un poco de calma en tierras merengues: Bale aprovechó un buen desplazamiento largo raso para adentrarse en el área de Chichizola y batirle con un gran disparo. Sin embargo, pronto llegaría una mala noticia: Nacho, a pesar de estar haciendo bien su labor, pidió el cambio por problemas físicos y el técnico francés se vio obligado a sustituirle cuando no había llegado la media hora de juego.

Unos cuantos minutos de inestabilidad en la posesión fueron los precedentes de otra jugada que marcó un punto de inflexión en el partido: las dudas de los canarios tras el primer tanto los llevaban a defender con algo más de imprecisión y errores como el cometido en el minuto 37 que significó un penalti a favor del Real Madrid. Benzema, el capitán, fue el encargado de transformarlo en el 0-2, resultado que daba impotencia a los locales y que se mantuvo hasta el pitido del árbitro.

Sin complicaciones

A sabiendas de que un ritmo constante sería la clave de mantener el marcador a favor, el Real Madrid dejó respirar a Las Palmas después del descanso y prefirió arriesgar un poco al permitir algunas entradas de Halilovic por el centro. Pero fue otro error de Ximo el que condenó al conjunto canario: una falta a destiempo dentro del área provocó de nuevo un penalti a favor de los blancos que, esta vez, convirtió Bale en gol.

Las Palmas siguió teniendo la posesión ya que el Madrid parecía escapar de la responsabilidad de manejar el partido: el juego merengue consistía en verticalidad pura y dura con un movimiento rápido de pelota, como si el balón ardiera en las botas de los visitantes. La velocidad de Achraf por la derecha servía como una buena opción para sacar el balón de peligro.

Ante la clara situación de control, Zidane movió su banquillo para evitar sustos en forma de lesión de cara al martes: Marcos Llorente y Kovacic fueron los elegidos para sustituir a Casemiro y Modric y, así, agotar los cambios. Con frescura en el medio del campo madridista, el Madrid se sentía todavía más superior a pesar de no tener el esférico la mayoría del tiempo.

Esperando el final

Con tres goles de diferencia en el marcador y con muy pocas posibilidades de giros inesperados, el Real Madrid perdió porcentaje de posesión para evitar que el cansancio hiciera estragos para la Champions. Las Palmas, para no decepcionar demasiado a su afición, no dejó de presionar a la zaga madridista, aunque de poco servía el esfuerzo de los hombres de Jémez.

Algunos contraataques rápidos en los últimos instantes del encuentro fueron la baza ofensiva de un Real Madrid que permanecía esperando el pitido final del árbitro. Con tres puntos más, un punto separa al conjunto merengue del Atlético de Madrid y consigue hacer los deberes para estar preparado y motivado el próximo martes. Veremos si la Vecchia Signora es capaz de pasar por encima de un Madrid lanzado a por la Champions.