Desde la vuelta de el de Cangas su rendimiento fue de menor a mayor; de aquel primer partido contra el Alcorcón, en el que ingresó en el segundo tiempo y terminó acalambrado hasta esa versión muy mejorada que es indispensable para el ataque Sportinguista.

La claridad que tiene con la pelota, la facilidad para sacarse rivales de encima, el sacrificio para defender y la rapidez para las transiciones rápidas son algunas de sus cualidades, las que dejan la certeza que la segunda división le queda muy chica.

No venía siendo el mejor de los partidos para el 16 en tierras andaluzas. Si bien no estaba cometiendo muchos errores, le faltaba esa carrera a la que nos tiene acostumbrados.

En una segunda parte en donde los de Baraja no encontraban el balón y se defendían cada vez más cerca de Mariño, era necesario ese sprint letal que tiene, fundamental para un equipo que le sienta cómodo jugar de contragolpe con la diferencia a favor.

Esta vez el segundo gol no llegó por esta vía, pero el ex Málaga fue de vital importancia. Robó un balón ante el mal pase del defensor del Almería, quedó dos contra uno a favor, le dio un pase a Hernán que quedó mano a mano con René y no falló; resolvió abajo a la derecha para lograr el 0-2 y traer tranquilidad a un partido que no la tenía.

A un minuto del final y con un Almería visiblemente desmotivado, los visitantes llegaron a la tercera anotación; gran jugada entre Calavera y Carmona, remate de este último ante la salida del arquero. 

La pelota quedó bollando en el área chica y ahí apareció Jony, quien ganó la espalda al defensor, que no lo vio y solamente tuvo que empujar la pelota al arco vacío para liquidar el cotejo.

En su segunda etapa en Gijón, Jony Rodríguez lleva cuatro anotaciones (Oviedo, Numancia, Cultural Leonesa y Almería). También lleva la misma cantidad de asistencias (a Rubén García contra el Osasuna, a Carlos Carmona a la Cultural, a Michael Santos versus Huesca y a Hernán frente al Almería).

El buen andar del Sporting, que encadena seis victorias consecutivas y ocho sin perder lo tiene como uno de los principales protagonistas. Hay dos versiones muy diferentes del mismo equipo: con Jony y sin él.

Este equipo es rebelde, ataca, juega, tiene garra y sacrificio. Todos corren, meten, entienden cada partido como lo que es: una final. Quedan nueve encuentros y con el 16 de nuestro lado hay muchos más motivos para ilusionarse.