Todo el sportinguismo tenía dos objetivos en la tarde noche de ayer: uno, como es obvio, ganar y, por otro lado, mantener la portería imbatida, por octavo partido consecutivo. El partido de Diego Mariño fue sublime, sin fallos, serio, como todos los partidos, sin ninguna distracción, haciendo lo que mejor se le da: defender la portería del Sporting. Reseñable es también, como no podía ser de otra manera, el alucinante trabajo que realiza la defensa durante toda la temporada y, más aún, en estos últimos partidos sin haber encajado goles.

Pero el sueño de Mariño y, en cierta medida, también el de todo el sportinguismo, se esfumó el pasado domingo en el minuto 92 de partido, cuando el árbitro decidió pitar un penalti, convirtiéndose en gol y acabando así con la esperanza del portero del equipo asturiano. Sin embargo, eso no quita la gran trayectoria que lleva el jugador durante esta presente campaña. Algunos incluso se han atrevido a llamarle 'San Diego Mariño', quizás en honor a Iker Casillas, al que también se le consideraba santo, tanto dentro como fuera de la Selección Española de Fútbol.

Lo cierto es que su rabia tras encajar el gol fue la de todos los rojiblancos, que vieron como alguien que verdaderamente se lo merece, se quedó sin el reconocimiento que seguramente se merece, solo por todo lo que le ha aportado al equipo en los últimos meses.

Porque nadie puede dudar de que gracias a mantener la portería a cero, el equipo está líder actualmente en la clasificación. Pero las cosas del fútbol son así, y a día de hoy ocupa el segundo puesto de la historia del Sporting como portero con más tiempo sin encajar gol. Sin embargo. para muchos sportinguistas, ya es el primero. Por todo lo que ha demostrado, por los sublimes partidos que lleva y, sobre todo, porque fueron 764 minutos manteniendo a cero la portería. 764 razones para seguir soñando.