S.O.S. Con estas siglas se podría resumir el partido del Lugo. Sobre el papel, el encuentro parecía, a priori, sencillo. El Lugo se preparaba para la visita del Lorca, en puestos de descenso y prácticamente desahuciado. La realidad, sin embargo, fue bien distinta.

El Lugo llegaba al partido con la necesidad de ganar tras los malos resultados cosechados en las últimas jornadas. Los gallegos se habían desenganchado de la lucha por los puestos de play-off, en la que estuvieron prácticamente toda la temporada, por lo que el encuentro contra el Lorca se presentaba como el definitivo match-ball para las aspiraciones lucenses. El equipo no venía de una situación sencilla, tanto si se tiene en cuenta los pésimos resultados en las últimas jornadas, como si se analiza el tema lesiones. Tras la baja producida la semana pasada del delantero Chuli, que sumándose a las de Polaco (este ya sin ficha) y Mario Barco, dejaron la delantera albivermella cogida con pinzas para el encuentro. Y, teniendo en cuenta los problemas del equipo para hacer gol, no sobra ninguno.

Con el arranque del partido, todo aficionado del equipo deseaba y esperaba ver un dominio local, algo que no fue así. No se sabe si atemorizado por los fantasmas de Soria o si definitivamente Francisco a cambiado de idea, pero lo cierto es que el cuadro lucense, que se caracterizaba por un juego combinativo y por plantarle cara al rival sin importar el nombre, ha pegado un bajón considerable. Si antes el único problema era la falta de gol, ahora el equipo ni tan siquiera es capaz de crear ocasiones claras.

La crisis ha pasado de ser de resultados a serlo también de juego. La apuesta por un fútbol más directo no parece ser la acertada, sobre todo teniendo en cuenta las carencias del equipo. Contra el Lorca, el Lugo no dominó, es más, casi ni jugó. Empezó ganando el encuentro gracias al primer gol de Dani Escriche (una de las pocas notas positivas del partido, el joven de Burriana demostró que Cristian Herrera no es la única opción arriba para el Lugo), pero la realidad es que ya de aquellas el que merecía ir por delante era el cuadro visitante. 

Al final acabaron empatando los murcianos, arrebatando la victoria a los gallegos y haciendo justicia a lo visto sobre el rectángulo de juego. Pero quizás, lo más importante del encuentro no sea el resultado, sino la imagen. El domingo se vio a un equipo desanimado, sin ambición, algo que se nota en el juego y, sobre todo, en el resultado. Al fin y al cabo, si no se tiene una idea clara de lo que se quiere hacer es complicado hacerlo. Contra el Lorca los albivermellos tuvieron uno de sus peores encuentros de la temporada.

El equipo de Francisco parece haber perdido su esencia y se muestra más perdido que nunca. Quizás por el momento de la temporada y la situación del equipo, mucho menos optimista que a principio de año, pero lo cierto es que los pupilos del preparador almeriense siempre se han caracterizado por dar la cara ante su público independientemente del rival y del resultado. Ejemplos claros son algunos como el partido del Huesca, que pese a perder 3-0 los gallegos disputaron el encuentro de principio a fin.

A tan pocas jornadas del final (y con la salvación casi asegurada) el equipo necesita lavar su imagen en este tramo final de temporada y devolver en forma de juego la ilusión y el apoyo de las gradas del Anxo Carro. Como bien dijo Francisco, sería una pena que tras la temporada de este equipo, no se acabara dignamente.