Las oficinas armeras, lideradas por Fran Gargaza, no cesan la actividad en ningún momento. Siempre funcionando, al máximo rendimiento. Al menos eso nos han confirmado durante las últimas temporadas, y con esta renovación vuelven a superarse. Después de haber cerrado el contrato hasta 2020 de Pedro León, la directiva hace lo propio con uno de los jugadores en mejor estado de forma de los últimos encuentros. Es Rubén Peña el escogido para seguir avanzando en el proyecto eibarrés durante unos años más. Todo un acierto por parte de la directiva vasca.

Durante los últimos partidos, el equipo no se ha visto capacitado para conseguir dar el mejor nivel. Uno de los problemas está siendo la desmotivación por el poco ambicioso objetivo al que ha recaído el club, el cual confirmó Diop que era acabar la campaña entre los diez primeros equipos, sin posibilidad de Europa. Pero, a pesar de la decadencia que ha acompañado a la plantilla en las últimas semanas, Rubén Peña ha sido el hombre que ha remado con mayor fuerza y fe para sacar a flote la embarcación armera.

Ojo, esto no resta importancia al resto de jugadores, pero el de Ávila ha demostrado que está en plenas condiciones de tirar del equipo cuando se encuentren en el peor estado, tanto físico como moral. Un luchador nato.

José Luis Mendilibar tiene en él a un hombre de confianza que, además de ello, dispone de una polivalencia y un gran abanico de posiciones en las que se puede colocar, para ofrecer al entrenador más opciones a la hora de idear la alineación. Ya se demostró en los dos últimos encuentros. Frente al Espanyol, Rubén sustituyó a Kike como ‘nueve’ para que el manchego se tomase un descanso en la jornada entre semana; y frente al Getafe, donde comenzó en el ataque y acabó retrasando su posición al lateral izquierdo.

Rubén disponía de un contrato que le vinculaba con los armeros hasta el mercado estival de 2019, pero con esta renovación, Rubén Peña será jugador armero durante cuatro años más, hasta 2021. Junto a la de Pedro León, estas renovaciones dan oxígeno al aficionado armero, que no debe temer por su plantilla.

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