La vida para el Atlético Saguntino. El honor para el CD Alcoyano. Todo eso y nada más que eso estaba en juego sobre el césped de El Collao en esta penúltima jornada liguera del Grupo III de Segunda División B, cuyo epílogo se presupone de infarto tanto en la lucha por colarse entre los cuatro primeros como en la pugna por evitar caer al infierno de la Tercera División.

Los romanos debían lograr los tres puntos si querían salir de los puestos de descenso y depender de sí mismos para lograr la permanencia. Le beneficiaban para ello las derrotas del Llagostera y del Atlético Baleares. Además, los tropiezos de gerundenses y balearicos sellaban matemáticamente la permanencia del Alcoyano, sin necesidad ni tan siquiera de saltar al verde de El Collao, en la última cita como locales de los blanquiazules en este decepcionante curso.

Sobre el papel, en estas jornadas finales en las que la necesidad suele hacerse virtud, todo parecía encaminado para un triunfo del Atlético Saguntino, pese a las bajas de hombres clave, como Nuha, David Fas u Óscar López, este último que, por acumulación de amonestaciones, se perdía un partido especial para él, que vistió en más de 100 veces la elástica del Alcoyano en las cuatro campañas que defendió su escudo.

Más encarrilado pareció todavía para el Atlético Saguntino cuando en el minuto 5 Niko Kata cabeceó inapelablemente al fondo de la red un centro medido de Julià. Los romanos se adelantaban en el marcador a las primeras de cambio y tomaban aire, pero todavía quedaba mucho por remar, y los de David García no querían morir en la horilla.

Control cambiante

Reaccionó el Alcoyano al tanto visitante apostando por el orden y el control del balón. La afición de El Collao, sufridora como pocas esta temporada, merecía una última y casi la única alegría de la temporada en la despedida del año futbolístico. Nieto intentó igualar rápidamente el partido con un disparo que se marchó fuera.

Por parte visitante, aunque los romanos se resguardaron quizá en demasía en su terreno de juego, las pocas incursiones ofensivas generaron cierto peligro. Esteve intentó buscar portería con un disparo que taponó Ribelles, de nuevo eje alcoyanista tras cumplir sanción en Son Malferit. De hecho, el Atlético Saguntino volvió a perforar la red de Bañuz, aunque el colegiado murciano invalidó con justicia el gol romano, ya que hasta cuatro futbolistas visitantes se encontraban en fuera de juego.

El fútbol, imprevisible como él solo, castigó al Saguntino. Del posible 0-2 se pasó instantáneamente al 1-1 en un minuto. Un saque de esquina botado en corto desde la banda izquierda del ataque blanquiazul terminó en un centro de Nieto al corazón del área. Paseándose por el interior de la zona de castigo, el balón no encontró pierna alguna que lo despejase. Más listo anduvo Barrera, que desde el punto de penalti, con un disparo colocado que se coló por la escuadra de la meta de Lluna, igualó el encuentro en el minuto 23.

Igual que sucedió tras el tanto visitante, la igualada local espoleó a quien recibió el tanto. Es decir, tras el empate blanquiazul fue el Atlético Saguntino el que intentó de volver a hacerse con el control del partido. Suyas fueron las aproximaciones más en la recta final de la primera mitad, en las botas de Adrià Granell y Esteve, respondidas por Bañuz. Un centrochut de Barreda que atrapó Lluna pusó el colofón al primer acto.

Castigo alcoyano al empuje romano

Se estaba jugando la permanencia. Consciente de la trascendencia de lograr los tres puntos en disputa, el Atlético Saguntino salió con una marcha más al inicio de la segunda mitad. La banda derecha del ataque romano era una autopista para los de David García, pero sus internadas ofensivas no generaban significativas oportunidades que pusieran en excesivo peligro a Miguel Bañuz.

El Alcoyano, contrariamente a la falta de gol que le ha lastrado a lo largo de toda la temporada, aprovechó que el Atlético Saguntino arriesgó y adelantó las líneas para no perdonar y darle la vuelta al choque. Antes de que llegase el castigo, Mariano ya había advertido del peligro del ataque blanquiazul con un disparo desde lejos que botó delante de Lluna y complicó la acertada respuesta del portero.

Sin embargo, un minuto después Gato se marchó de toda la defensa romana, se rehízo a trompicones en el interior del área y cedió el balón a Mariano, que lo retrasó para Mario Arques. El centrocampista sirvió a Nieto, desmarcado en el vértice izquierdo del área, un balón que el ex del Hércules envió al fondo de la red, gracias a un disparo pegado al poste que hizo inútil el escorzo de Lluna. El Alcoyano le daba la vuelta al marcador en el ecuador del segundo acto.

Nervios, sentencia y decepción

Los nervios se apoderaron del Atlético Saguntino en el tramo final del partido. Primero fue Esteve quien obligó a reaccionar a Miguel Bañuz, tan solvente como de costumbre. El portero criado en Elche también le negó la fortuna al exalcoyanista Adrià Granell, el más activo del ataque saguntino, aunque su exceso de revoluciones le pasó factura y terminó expulsado en el minuto 89. Su baja se une a las sensibles ausencias de Nuha y David Fas en el decisivo duelo ante el Cornellà de la última jornada.

Un intento de Esteve, que pecó en demasía de exceso de protagonismo al conducir y finalizar un contragolpe, fue el último acercamiento del Atlético Saguntino antes de que Mariano, remachando en boca de gol un centro de Barreda, sentenció el partido con el 3-1 final.

El Alcoyano pone punto y final a una temporada de sinsabores encadenando tres victorias consecutivas en casa, uno de sus principales lastres de este curso, y certifica sobre el verde una salvación matemática que ya tenía en el bolsillo tras las derrotas que sufrieron esta jornada Llagostera y Atlético Baleares.

Por su parte, el Atlético Saguntino se complica sus opciones de permanencia en la división de bronce. Para lograr la salvación, los de Morvedre deberían ganar en casa al Cornellà, ahora mismo cuarto clasificado y, por tanto, en puestos de playoff, y esperar el tropiezo de Olot, Atlético Baleares y Llagostera.