España no participó en Suiza 1954, con el que se hizo Alemania Occidental, ni en Suecia 1958, en el que Brasil ganó su primer Mundial. Para clasificarse en este último debía lograr el primer puesto de un grupo en formato de liguilla que le enfrentaba a Escocia y Suiza. No obstante, una mala primera vuelta le puso la clasificación en bandeja a los escoceses y dejó a la selección sin opciones.

El caso de Suiza 1954, por su parte, tuvo más que ver con el azar. Para llegar al Mundial, España debía superar una eliminatoria a doble partido contra Turquía. Tras ganar en el Bernabeú y perder en Turquía, y ya que las rondas de penaltis no se habían inventado todavía y la diferencia de goles no tenía relevancia, se jugó un partido de desempate.

Pero, colmo de los colmos, el encuentro acabó en tablas. Así que se decidió que la mano inocente de un niño italiano fuese la que escogiera de manera aleatoria qué país disputaría el campeonato del mundo. Debía sacar un papel con el nombre de la selección clasificada de un sombrero. Y en el papel ponía Turquía, así que España se quedaba en casa.

Sin embargo, en Chile 1962 España volvió a estar representada en el Mundial. Eso sí, no duró mucho. El formato de este campeonato, a diferencia del de Brasil 1950, fue el mismo que el actual: grupos de 4 equipos en los que los dos mejores de cada liguilla se enfrentarían entre ellos mediante un sistema de eliminatorias. La diferencia es que por aquel entonces seguían participando tan solo 16 selecciones.

España contaba con jugadores de la talla de Puskas, máximo goleador del siglo XX, o Di Stéfano, dos veces Balón de Oro

La fortuna deparó a España un grupo complicado, en el que se encontraban México, Checoslovaquia y Brasil. Aun así, el combinado nacional tenía plantilla para competir. Entre sus jugadores punteros se encontraban nombres como Garay, Gento, Adelardo, Luis Suárez, el nacionalizado Puskás o, incluso, la Saeta rubia, Di Stéfano, que acudió al Mundial con la selección pero no llegó a jugar ni un minuto por una lesión.

No obstante, dicho plantel no consiguió dar con la tecla y no pudo obtener más que una victoria contra México, lo que le hizo quedar tercera de grupo y no clasificarse para la siguiente ronda. Sí cabe destacar que los dos rivales que le apearon en la liguilla fueron los que, a la postre, lograrían llegar a la final del torneo: Checoslovaquia y la Brasil de Pelé, que no jugó el partido contra España.

Solo dos años después, tras la decepción de Chile 1962, España alcanzaría el que fue el mayor éxito de la Selección hasta la llegada de la reciente generación dorada: la Eurocopa de 1964.