El Real Madrid puso el broche final a la temporada de la mejor forma posible, con la consecución de la décimo tercera Champions para sus vitrinas y la tercera de forma consecutiva. Casi nada. 

Por ello, el domingo fue una auténtica fiesta en la capital. Los aficionados madridistas no dudaron en lanzarse a las calles a festejar, a pesar de que la lluvia amenazaba con ahogar la fiesta. Así, los pupilos de Zinedine Zidane tuvieron una ajetreada agenda en la jornada dominical, ya que eran muchos los acontecimientos a los que tenían que hacer frente.  

En primer lugar, la expedición del Real Madrid aterrizó en la catedral de la Almudena, para, tras ello, visitar la sede de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. Una vez finalizados los actos institucionales, llegó el momento que todos los hinchas blancos estaban esperando, tocaba celebrar con los héroes la nueva Copa de Europa obtenida en Kiev y para ello, qué mejor lugar que la plaza de Cibeles. 

La diosa y los miles de aficionados allí presentes recibieron a los campeones con el himno del club. Marcelo y Sergio Ramos vistieron de gala a la diosa para, posteriormente, ofrecerle el trofeo que horas antes habían logrado. La fiesta debía continuar, por lo que era el momento idóneo para volver a casa. El Santiago Bernabéu sería el colofón final a una jornada que todo aficionado del fútbol quiere vivir con el equipo de sus amores. 

El coliseo blanco estaba de gala. Miki Nadal se convirtió en el maestro de ceremonias y el público se entregó en cuerpo y alma a los suyos. Primero, a los jugadores que componen el Real Madrid de baloncesto, reciente campeón de la décima Euroliga, y luego, a la plantilla liderada por 'Zizou'. Toda una fiesta en la que el Santiago Bernabéu cantó, gritó y se lo pasó en grande mientras disfrutaba de un auténtico espectáculo de luces y fuegos artificiales protagonizado por dos equipos que ya han escrito, en letras doradas, sus respectivas hazañas en la historia del madridismo.