En el fútbol no sirve de nada ser el favorito. Es tan sólo un cartel, una etiqueta. Si no te lo ganas en el terreno de juego, no sirve de nada. Y el CD Numancia, lo ha demostrado en la tarde del sábado en La Romareda.

No solamente tenían enfrente al mayor de los candidatos al ascenso, si no que el resultado de la ida era algo más favorable para el Real Zaragoza. Por eso, lo que han hecho los jugadores de Arrasate ha sido tan grande, que pase lo que pase, ya tienen el cielo ganado.

El Numancia, a dar la campanada

Con el pitido inicial, una explosión de júbilo se desató en las gradas de La Romareda. El ambiente era magnífico. Se notaba lo que había en juego. Y no solo se palpaba en la grada. En el césped, los rostros de los jugadores reflejaban tensión y nervios, pero cuando comenzó a rodar el balón, esos nervios se transformaron en pasión y entrega por el escudo.

El equipo que tenía mayor necesidad de hacer el gol era el CD Numancia, pero no hacía falta mirar el resultado de la ida para saberlo; los de Jagoba Arrasate buscaron desde el mismo inicio el dominio del esférico a través de una intensa presión pensada para anular al Zaragoza.

No obstante, el primer hecho destacado del encuentro fue una mala noticia. Lesión en las filas del conjunto soriano. Nacho Sánchez tenía que entrar para sustituir a Medina, que tenía que marcharse tras un fuerte encontronazo con uno de los hombres de Natxo González.

El equipo médico atiende a Medina | Foto: laliga.es
El equipo médico atiende a Medina | Foto: LaLiga

Hubo unos minutos de “tanteo” tras el contratiempo numantino. Esos momentos de dominio alterno, marcaron el rumbo de la primera parte, en la que finalmente fueron superiores los visitantes.

Provocaron dos ocasiones clarísimas; la primera, salía de las botas de Nacho. Tras una buena jugada entre Marc Mateu, Íñigo Pérez y Diamanka, el balón acababa en los pies del sustituto de Medina, que lo enviaría al poste tras un ajustadísimo disparo. Y justo antes del descanso, Etxeberría realizaba un magnífico centro que Higinio, de cabeza, remató mandando el balón a sólo unos centímetros de la meta de Cristian Álvarez.

Lograron la épica

La segunda mitad del encuentro disputado en La Romareda solo puede definirse de una manera: fútbol. La grandeza del deporte rey acudió para componer unos bellísimos segundos cuarenta y cinco minutos y uno de los partidos más bonitos de La Liga 1|2|3.

Emoción, incertidumbre, ocasiones, paradas milagrosas y hasta un gol en el último minuto. No ha sido un final apto para cardíacos, pero sufriendo, es como más que se saborean las victorias. Y ese sufrimiento no tardó mucho en llegar, pues en los diez primeros minutos Aitor Fernández se ganó un lugar en la cima del club.

Primero, salvó un mano a mano frente a Papunashvili que nada tiene que envidiar a la mítica parada de Casillas a Robben en el mundial de Sudáfrica. Acto seguido, era Borja Iglesias quien se encontraba con el guardameta numantino también en un mano a mano. Y por último, nuevamente Borja Iglesias, se iba de Aitor Fernández para dejar vacía la portería. Sin embargo, el meta del equipo soriano sacó una mano milagrosa en el último momento para frustrar el intento del delantero. Si el Numancia se mantenía con vida, era gracias a la increíble actuación de su portero.

El CD Numancia no había derrotado al Zaragoza en ninguno de sus tres enfrentamientos de la temporada

Tras las continuas embestidas que había tenido el Zaragoza, el Numancia cogió algo de aire y, en una demostración de efectividad, Íñigo Pérez, que estaba realizando un magnífico partido, hacía un auténtico golazo desde fuera del área que adelantaba a los suyos y hacía saltar la sorpresa. Como bien reza el dicho, “el que perdona, lo paga”.

Íñigo Pérez celebrando su gol junto a sus compañeros | Foto: laliga.es
Íñigo Pérez celebrando su gol junto a sus compañeros | Foto: laliga.es

Con la locura desatada sobre el terreno de juego, se rompió el partido y se produjo un vaivén constante de ocasiones, pero lógicamente, el equipo que más empujaba era el Zaragoza. Y ese empuje, tuvo su recompensa, pues Mikel González empataba el partido en el 79 y forzaría la prórroga.

Pero el destino es caprichoso. Y el fútbol, más todavía. ¿Alguien se imaginaba que en el último minuto Diamanka, ex del Zaragoza precisamente, iba a dejar fuera al favorito? Son cosas que solamente suceden en las grandes citas, y en La Liga 1|2|3, también hay grandes momentos.

El último escalón antes del ascenso

El Numancia ha logrado algo gigantesco, y todavía puede ser mayor si superan al vencedor de la eliminatoria entre Real Valladolid y Sporting de Gijón. Soria podría convertirse en una ciudad de Primera División.

Los chicos de Jagoba Arrasate han demostrado que en el fútbol, gana el que mejor juega sus cartas y mejor gestiona los momentos. El premio a una magnífica temporada regular está al alcance de sus manos, o mejor dicho, de sus botas.