La temporada 2017/2018 llegó a su fin para el conjunto vallecano y lo hizo cumpliendo con creces los objetivos marcados, hasta el punto de hacer historia para el club. Los franjirrojos finalizaron la campaña en el primer puesto de la tabla clasificatoria, algo que jamás había sucedido en los 94 años de vida del Rayo, y certificando el ascenso a la máxima categoría del fútbol español, sorprendiendo a todo el mundo con la gran imagen dada por el equipo jornada tras jornada. Imprescindible para todo esto fue el puesto de portero, cuya actuación pasaremos a analizar.

La nueva campaña daba comienzo en el barrio de Vallecas con ciertas dudas después de los resultados cosechados en el curso posterior al descenso de Primera División. Entre las posiciones que mayor incertidumbre generaban se encontraba la portería. Tras mostrar titubeos en un primer momento, Gazzaniga se ganó la confianza de los aficionados franjirrojos siendo clave en la permanencia del equipo. Pero su periodo en el Rayo concluía al mismo tiempo que lo hacía su cesión, por lo que surgía la incógnita de quién iba a ocupar su hueco.

Para llenar este vacío llegó, en un primer momento, Alberto García y, posteriormente, Mario Fernández. Rápidamente el primero de ellos se hizo con el puesto de guardameta titular, favorecido por su temprana llegada al club. Pero, por encima de la circunstancia de incorporarse en los primeros días de la pretemporada, resultaron más decisivas sus actuaciones en cada encuentro además de la extraordinario unión que consiguió crear con los aficionados rayistas.

Alberto, desde el primer momento, se mostró sincero y ensalzó la implicación del club con los problemas sociales de ciertas personas, identificándose con estas actuaciones. Su carácter motivador y su rotundidad le convirtieron en uno de los capitanes de la plantilla pese a haber sido uno de los hombres nuevos en el vestuario.

Esta última circunstancia, si cabe, le unió aún más con el Rayo Vallecano hasta el punto en convertirse en uno de los más queridos y respetados por todos los aficionados.

El portero barcelonés ocupó la portería franjirroja durante toda la campaña. Su presencia sobre el campo resultaba vital y sus intervenciones en muchos partidos eran decisivas, permitiendo al conjunto madrileño obtener muchos puntos que, con el paso del tiempo, eran valiosos. Por ello, uno de los máximos culpables de que la temporada haya concluido de forma magistral y con tantas alegrías es, sin duda, Alberto García.

Como colofón a todos los éxitos se suma el hecho de que el barcelonés certificó su continuidad en Vallecas durante tres años más, como consecuencia del ascenso del Rayo a Primera División, pues así estaba estipulado en el contrato del cancerbero.

Papel más secundario ha desempeñado Mario, relegado al puesto de suplente desde el primer momento debido a las meritorias actuaciones de su compañero en la portería. Pese a esto, el portero cántabro ha podido gozar de alguna que otra oportunidad a lo largo del año. Su debut llegó en la eliminatoria de Copa del Rey frente al Tenerife en la que no pudo hacer mucho para evitar la contundente eliminación de su equipo. Todo el curso lo ha tenido que vivir desde el banquillo hasta que en la última jornada de liga Michel dio la oportunidad a los menos habituales, pero que, a juicio del propio entrenador, habían tenido un papel imprescindible en los éxitos del club. En esta última ocasión Mario tampoco pudo evitar la derrota del Rayo en un partido en el que el Nàstic, su rival, mostró una mayor intensidad al estar jugándose la  permanencia en la categoría.

Puntuaremos de forma individual la temporada realizada por cada uno de los porteros:

Criterio de puntuación: 0-3. Muy mal / 4. Mal / 5. Regular / 6. Bien / 7. Bastante bien / 8. Muy bien / 9. Fantástico / 10. Excelente / S.C. Sin calificar

Alberto García - 9

Mario Fernández - 6