La temporada 2017-2018 ha dejado recuerdos bastantes gratos pero también para reflexionar e intentar cambiar muchas cosas. Ya en el mercado veraniego hacía presagiar que iba a ser una temporada movidita. Con la salida de Monchi el club cambió de ciclo y vio en Óscar Arias un recambio que podía hacer olvidar perfectamente al isleño. Pero el primer gran lío de la temporada fue protagonizado por Vitolo. El Atlético de Madrid estuvo negociando por el canario en un acuerdo a tres bandas con Las Palmas, pero sin en consentimiento del Sevilla. Y es que a pesar de que el acuerdo estaba prácticamente cerrado, José Castro hizo público una renovación con Vitolo para el club sevillista, algo que nunca ocurrió, y que acabó con una disputa entre ambos clubes con denuncias interpuestas y con el canario jugando cedido a Las Palmas hasta enero, que se marchó definitivamente al Atlético de Madrid.

La temporada no fue buena a pesar de llegar a cuartos de final de Champions League, la final de Copa y clasificarse a Europa

Con todo esto, el club confió en Berizzo para hacer olvidar a Sampaoli, un mismo estilo de juego de la escuela de Bielsa. Con fichajes ilusionantes como Jesús Navas, Banega y Nolito, el Sevilla se jugó la clasificación a Champions League con el Basaksehir turco. Una victoria por 1-2 en Turquía, y un agónico empate en el Pizjuán hizo que el Sevilla se clasificara a la fase de clasificación y jugara con Liverpool, Spartak de Moscú y Maribor. Entretanto, el comienzo de liga estaba siendo prácticamente impoluto, llegando incluso alcanzar el segundo puesto de la clasificación, cuatro victorias seguidas con un juego aún por definir hacía que no había motivo para preocuparse.

Con la Champions bien encarrilada tras un meritorio empate en Anfield y una goleada ante el Maribor la cosa parecía ir sobre ruedas, pero empezaron las dudas con la derrota ante el Athletic en San Mamés. A partir de ahí el Sevilla empezó a encaminar un rumbo que hacía sospechar que algo no funcionaba, dos goleadas consecutivas ante el Spartak y el Valencia no gustaron, pero de nuevo empezaron a remontar con sólo una derrota (ante el Barcelona) en 10 partidos. 

Fue en noviembre cuando se anunció la enfermedad de Berizzo, el argentino tuvo que abandonar por un tiempo el puesto de entrenador para ser tratado siendo Marcucci, su segundo entrenador, el que le sustituía. Pero el juego del equipo no convencía y jugadores como Muriel, Nolito,Sergio Rico y Carole no estaban dando su mejor versión. Tras una goleada encajada ante el Real Madrid y una derrota en Anoeta, el Sevilla veía que la lucha por un puesto Champions se estaba alejando y decidió despedir a Berizzo, una decisión bastante polémica debido a la situación personal del argentino, además el equipo acababa de clasificarse a octavos de final de Champions League.

Para el nuevo año, el Sevilla decidió contar con Montella, un técnico con experiencia en una liga tan exigente como la italiana, pero no empezó con buen pie al caer derrotado ante el Betis por 3-5. Aún así, el equipo mejoró en juego y realizó una gran eliminatoria en cuartos de final de Copa del Rey al ganar al Atlético de Madrid en los dos partidos. En el mercado invernal, el Sevilla decidió realizar cuatro fichajes para intentar ir a por el cuarto puesto, Arana, Sandro, Roque Mesa y Layún venían para aportar aire fresco en el vestuario, pero no gozaron mucho de la confianza del italiano.

Aún así, en el plano deportivo el Sevilla hizo historia, fue emparejado con el Manchester United en octavos de final de Champions League, y tras realizar una gran gesta en Old Trafford el club se clasificó para cuartos de final 60 años después gracias a los goles de Ben Yedder, todo eso compaginando con la clasificación a la final de la Copa del Rey tras ganarle al Leganés en semifinales. Después en cuartos ante el Bayern Múnich, el equipo hizo todo lo que pudo pero no pudo evitar la eliminación. Se auguraba un gran futuro con Montella en el club, pero la incapacidad de afrontar los siguientes meses y el estilo de no rotar a jugadores hacía que el cansancio se iba notando y el equipo llevara nueve partidos seguidos sin ganar diciendo definitivamente adiós por un puesto de Champions League. La derrota abultada en la final de Copa del Rey y la falta de reacción del equipo hizo que Montella no acabe la temporada, y que el club se encomendara a un hombre de la casa.

Joaquín Caparrós fue el encargado de manejar a un vestuario roto para intentar clasificarse a Europa League, ya que el objetivo estaba peligrando. Las dos victorias seguidas ante la Real Sociedad y Real Madrid hizo que llegara al derbi con más confianza, y así fue, empató a dos ante el Betis, y de esa manera el Sevilla se aseguró la séptima plaza que daba derecho a jugar las previas de la Europa League. Un buen final para una temporada de grandes altibajos, pues entre tanta goleada en contra, varios jugadores con el nivel bastante bajo de lo esperado pero con el recuerdo de haber llegado a cuartos de final de la Champions League, el Sevilla ha hecho una de las temporadas más caóticas que se le recuerda.