Finalizó la Supercopa de España más polémica de los últimos tiempos con derrota sevillista por la mínima. El conjunto que dirige Pablo Machín no pudo con un Barcelona que sigue en pretemporada y que, a pesar de ir con todo en la final, le costó doblegar a un Sevilla más rodado. El estadio de Tánger, que presentó bastantes carencias obvias, fue el testigo de un título más que el Barcelona consigue para sus vitrinas. El Sevilla, que no fue ni mucho menos una chirigota, luchó hasta el final, pero la calidad se impuso a un esfuerzo de unos jugadores que ya piensan en el jueves para poder eliminar al Zalgiris en la última ronda previa de la Europa League.

Así pues, el Sevilla pierde su tercera final de la Supercopa de España con la cabeza más alta que cuando perdió la final de la Copa del Rey en el pasado mes de mayo. Los de Pablo Machín incomodaron desde el principio a los de Ernesto Valverde con un gol tempranero de un Pablo Sarabia que pide a gritos la renovación, pero los culés, que reaccionaron tarde, empataron minutos antes del final de la primera parte por obra de Piqué, y el gol de la victoria fue el mejor de la noche, con un Dembelé que quiere triunfar en el club catalán marcando un gol desde fuera del área. Así pues, la imagen del Sevilla poco o nada tiene que ver con la de la temporada pasada, pero necesita confeccionar aún más una plantilla que debe aspirar a metas altas.

El VAR le da la razón al Sevilla

El míster Machín puso un titular que, a buen seguro, será el prototipo que usará a lo largo de la temporada. Con tres centrales como Mercado, Kjaer y Sergi Gómez (Gnagnon se cayó de la titularidad), dos carrileros en las bandas, un pivote que equilibre el centro del campo como Roque Mesa, un extremo en cada banda, un único delantero acompañado por Banega justo detrás fue la idea que Machín impuso para ir a por un Barcelona que sigue el mismo estilo que en la temporada pasada con las novedades de Arthur, Lenglet y Arturo Vidal, que debutaron en partido oficial.

Vidal jugó contra su ex equipo. Foto: Sevilla FC.

El estadio presentó más afluencia azulgrana, en gran parte, por la negativa de la mayoría de la afición sevillista en desplazarse a Tánger para ver jugar a su equipo la Supercopa. De esta manera, el balón empezó a rodar con dominio culé pero sin ser concretos en los ataques. Fue, de hecho, el Sevilla quién inauguró el marcador a los nueve minutos con un gol de Pablo Sarabia tras recibir un pase corto de Muriel, el madrileño se quedó sólo ante ter Stegen para batir al cancerbero. El árbitro dudó en la jugada, y por ello hizo uso del VAR para ver que Sarabia no estaba en posición antirreglamentaria y así subir el tanto en el marcador dando la sorpresa de la final.

Fue entonces cuando el Barcelona siguió dominando la posesión del balón pero de una manera más directa en búsqueda del gol. Los culés, con grandes ocasiones de Messi y Luis Suárez, pudieron empatar con varias ocasiones en la primera parte, pero el Sevilla tampoco se arrugó e incluso leyó muy bien el partido en muchos trances siendo bastante ordenado desde atrás y tapando huecos para no dejar respirar los atacantes contrarios.

Remontada culé

Pero ante tanto dominio, el Barcelona empató justo antes del descanso en una jugada embarullada dentro del área del Sevilla. Pues a pesar de que Vaclik parara dos ocasiones claras de gol justo antes, el checo no pudo atajar el gol de Piqué en el minuto 42 que recoge un rebote para marcar a placer el empate. Pero justo después del gol del Barcelona, Muriel pudo haberle dado ventaja al Sevilla al descanso, tras un gran pase dentro del área, el colombiano tiró a puerta un balón flojo que ter Stegen no tuvo problemas para atajar. El partido se fue al descanso con un marcador muy igualado.

Así pues, Valverde no veía muy claro el partido de los suyos, y al comienzo de los últimos 45 minutos puso al terreno de juego a Rakitic en lugar de Rafinha para dar más movilidad el ataque de los azulgranas. Aún así el partido bajó mucho la intensidad en los primeros trances de la segunda parte hasta que el argentino Mudo Vázquez pudo adelantar a los sevillistas al saltar en un remate dentro del área pequeña enviando el balón al larguero. Un minuto después, el Barcelona contestó ese ataque a través de un Dembelé muy activo, que lanzó un disparo a la izquierda de la portería de Vaclik, haciendo éste una parada magnífica.

Roque Mesa en un choque con Rafinha. Foto: Sevilla FC.

Incluso el Sevilla dispuso de otra ocasión clara de parte de Vázquez, que remata un pase al borde del área con un disparo que sale desviado del poste derecho. Sevilla y Barcelona tenían sus ocasiones para ir a por el partido. Conforme iban pasando los minutos no había un equipo que realmente fuera muy superior al rival aunque la imposición del Barça en el terreno de juego era obvia. Machín hizo debutar a André Silva, pero el portugués no mostró su calidad en el poco tiempo que estuvo en el terreno de juego. Y tras varios intentos sin fortuna, Dembelé dispara fuera a media distancia para lograr el gol de la victoria a falta de 12 minutos para el final. El portero sevillista no vio venir el mejor gol del partido.

Con todo de cara, parecía que el Barcelona ya no tendría problemas para conseguir el título, pero acabó sufriendo más de lo esperado. En el minuto 90 del encuentro, el árbitro Del Cerro Grande pitó penalti a favor del Sevilla después de que Aleix Vidal fuera derribado por ter Stegen, que vio la tarjeta amarilla. Pero Ben Yedder tiró bastante flojo para que el portero atajara sin problemas y así su equipo consiguiera ganar otro título más de Supercopa de España.

Así pues, el Sevilla vuelve a caer derrotado en otra final ante el Barcelona a pesar de que las sensaciones con respecto a la final de la Copa del Rey sean completamente diferentes. Machín está haciendo de este equipo, un grupo más seguro y con ganas de demostrar cosas incomodando a un rival de tal calibre como el Barcelona.