Comenzaba la jornada 18 del Campeonato Nacional de Liga de Segunda División y el Real Oviedo visitaba un campo maldito, el Nuevo Los Cármenes. Allí el Granada le esperaba como líder de la liga al término de la jornada anterior, aunque finalmente lo hizo como segundo clasificado, tras lograr el Málaga, su inmediato perseguidor, romper la racha positiva de victorias del Cádiz en la noche de ayer, viernes.

Juan Antonio Anquela planteó el habitual dibujo e hizo saltar al verde del estadio granadino a los mismos once hombres que el pasado sábado ante el Almería, salvo por la presencia del por entonces sancionado Bolaño, que entró en detrimento del también expulsado por doble amonestación, Javi Hernández.

A pesar de que el dibujo táctico planteaba cinco defensas, con doble lateral derecho formado por Carlos Martínez y Diegui Johannesson, la disposición del hispano-islandés en el campo era, como acostumbra a hacer ya, mucho más adelantada que en la pizarra.

Comenzó el partido y el guion recordó bastante al del partido disputado en Las Palmas de Gran Canaria, o incluso a los minutos previos al gol encajado en Riazor. El conjunto carbayón trataba bien a la pelota cuando la tenía, llevándola de una banda a otra del terreno de juego y era, además, contundente en las jugadas a balón parado.

No se había llegado al minuto 10 y el delantero senegalés, Ibra, ya había gozado de la mejor ocasión de gol favorable al conjunto carbayón. No la convirtió y su disparo, picado por encima de Rui Silva, se marchó fuera.

El Granada respondió de manera rápida y el internacional colombiano, ex del Borussia Dortmund, Adrián Ramos, estrelló un potente disparo en el larguero de la portería defendida por Nereo Champagne. Al currículum de ocasiones se pudo añadir, además, otra más fabricada en las botas del 20 nazarí, por medio de un disparo que se fue cruzado, rozando el palo izquierdo del arco.

Ni siquiera a puerta vacía, Diegui Johannesson, pudo acabar de rematar bien un balón al que llegó muy forzado. El Oviedo perdonaba y a la postre podría pagarlo. Anquela era consciente.

Pero, a pesar de tratarse de un partido de toma y daca, el resultado inicial no se movería en los primeros cuarenta y cinco minutos y el colegiado gallego, Pérez Pallas, que firmó una buena actuación, señaló el camino hacia el túnel de vestuarios sin haber anotado goles en su cuaderno.

Tras el paso por vestuarios el Granada, recordemos, líder de la categoría, dio un paso adelante y redujo el dominio de balón de un Oviedo que empezaba a dar por bueno el punto. A pesar de ello, los carbayones dispusieron de una nueva ocasión de gol clara para adelantarse en el feudo de los nazaríes, el palo se interpuso en un sutil remate del internacional por Panamá, Yoel Bárcenas, tras una jugada en el área algo embarullada.

De nuevo Adrián Ramos cruzó demasiado el balón en el enésimo capítulo del intercambio de golpes que supuso el Granada-Real Oviedo de la tarde de hoy. La jugada, que recordó bastante a la efectuada por el 20 en la primera mitad, también finalizó con saque de portería para el meta argentino, ex del Leganés.

Pero en la pólvora y en la dinamita está la diferencia, y el Granada es muy eficiente. Sabe defenderse a la perfección para que un solo gol les dé los tres puntos. El matiz se vio muy claro, además, porque Toché no estuvo a la altura y el colombiano Ramos, sí.

Intentó el ariete murciano, que está a un nivel muy bajo esta liga, llegar a un balón en profundidad, pero cometió falta sobre el guardameta del Granada, Rui Silva. El saque de la misma fue el que propició un nuevo pase en profundidad que finalizó con una sutil vaselina en la misma portería en que Ibra la había intentado en la primera mitad. Ramos hizo exactamente lo que el delantero senegalés tenía en mente y el Nuevo Los Cármenes se vino abajo.

A partir de ahí se jugó poco y ni siquiera, aunque sí se pidió la hora, el Granada sufrió. Esta derrota hace que los de Anquela sumen la segunda consecutiva, algo que nunca había ocurrido en lo que va de temporada y provoca que el play off de ascenso quede ya a seis puntos, una distancia que empieza ya a cuestionar la labor del entrenador jiennense entre la afición carbayona.