El Cádiz siempre fue un rival más para el equipo de la capital del Principado de Asturias. Como a cualquier otro, había que respetarlo y emplearse al máximo siempre para ganar, pero nada distinto a otros partidos con cualquiera de los otros equipos a los que se enfrentaba el conjunto azul.
Tras treinta partidos, una cifra redonda, la cosa cambió. Aquel encuentro se jugó en el año 1993 y se saldó con victoria carbayona por 4-0. La goleada, acabó por completar un balance de 6-0 a favor del Real Oviedo, ya que se trataba de la vuelta de una eliminatoria de Copa del Rey.
Después de aquella cuarta ronda de Copa, Oviedo y Cádiz, Cádiz y Oviedo, estuvieron nada más y nada menos que 22 años sin verse las caras. Hasta aquel mágico playoff. Se llegaba al final de la temporada 2014/2015 y ambos equipos se podían permitir el lujo de disputar la eliminatoria de campeones de la fase de ascenso a Segunda División. El ganador de aquel partido a ida y vuelta estaría de nuevo en el Fútbol Profesional, tras muchos años de larga travesía por el desierto, tanto para carbayones como para cadistas.
Todo eran reconocimientos entre unos y otros, sobre todo por redes sociales. El buen ambiente reinaba en la previa de un partido, el de ida, disputado en el Carlos Tartiere de Oviedo, al que pudieron acceder aficionados en ambos equipos en perfecta armonía.
El partido, que acabó empate a un gol, fue el último que se recordará falto de tensión –tensión mala- entre Cádiz y Real Oviedo ya que, apenas una semana después, en el partido de vuelta, 155 aficionados del equipo asturiano no podrían acceder al Ramón de Carranza, aun habiendo comprado debidamente la entrada.
Retenidos por la policía, tuvieron que resignarse a escuchar el partido por la radio o verlo por los móviles en un jardincillo cercano al estadio, a pesar de no haber provocado incidente alguno ni suscitado problema de seguridad de ningún tipo.
Eso provocó, como es lógico, mucho malestar en la afición carbayona, que pidió explicaciones durante años a la entidad andaluza. Finalmente, el resultado favorable al Real Oviedo, por 0-1, gracias al gol del defensa madrileño, David Fernández, permitió a los azules ascender e hizo de la prohibición del acceso a esos tres autobuses de aficionados, el único mal recuerdo de aquel 31 de mayo de 2015.
En lo deportivo, el conjunto azul dio un golpe sobre la mesa para acabar por superar, tanto en el campo, como fuera de él, al Cádiz. Tras el ascenso, no se vieron las caras hasta dos temporadas después, en la 16/17, campaña en la que se sumarían dos nuevas victorias al balance de los ahora dirigidos por Anquela y el Oviedo se convertiría, un poco más, en la bestia negra del Cádiz.
Toché alargaría la agonía cadista un partido más, en la jornada 5 de la 17/18 pero una rigurosa expulsión de David Rocha en la segunda vuelta dejaría al Real Oviedo con diez durante una hora de partido en Carranza. Allí, el Cádiz remontaría el tanto inicial de Miguel Linares y acabaría por conseguir la única victoria ante el Oviedo en la historia reciente del club, es decir, en un total de ocho partidos.
Una segunda victoria estuvo a punto de quedarse en la Tacita de Plata, pero un gol in extremis del Real Oviedo, en el último minuto del descuento, acabó por repartir los puntos y dejar el balance como estaba, hasta que este fuese de nuevo ampliado del lado carbayón en el día de ayer, por mucho que el reciente fichaje cadista, Darwin Machís, se empeñase en que así no ocurriese.
Con la victoria azul, el balance es claro: una victoria para el Cádiz, dos empates y cinco victorias para el Real Oviedo, que hacen del equipo andaluz, una de las víctimas favoritas del equipo asturiano.
Estos tres puntos, además, permiten al Oviedo adelantar al Cádiz en la clasificación y tomar una pequeña ventaja con respecto a la lucha por el playoff de ascenso a Primera División. Esa fase de ascenso es la única forma de que Cádiz y Oviedo se vuelvan a enfrentar en lo que queda de temporada, porque ya se han disputado los dos partidos de liga regular.