El célebre canto partisano, de autor aún desconocido, tomó gran repercusión en la Segunda Guerra Mundial cuando las resistencias comunistas luchaban contra las tropas fascistas y nazis. Los guerrilleros no partidarios del régimen de Benito Mussolini lo utilizaban como himno oficial para reclamar la libertad de un pueblo sometido. Un canto triste, empleado en momentos de tristeza y crispación, que tenía como fin ensalzar el orgullo de los que creían haberlo perdido para siempre. 

El Real Madrid cayó en batalla la pasada noche y lo hizo a lo grande. De forma catastrófica en el mayor de los escenarios. Su combatiente, el histórico y ahora rejuvenecido Ajax de Ámsterdam, fue superior en la eliminatoria y dejó fuera a los blancos de su ansiada Champions. Aquella que todos males cura y que ha recalado en las vitrinas del Bernabéu tantas veces en los últimos años que parece infravalorar la hazaña. Ahora es cuando se empezará a estimar lo conseguido por uno de los vestuarios más gloriosos de la historia del fútbol.

El día tenía que llegar

Nada es para siempre. El momento en el que el Real Madrid cayera eliminado de la Champions iba a llegar tarde o temprano. Y este año se veía venir. Seguramente nadie esperaba que fuera tan pronto, pero ganar una 'Orejona' por cuarta vez consecutiva resultaba una utopía. El equipo se ha ido debilitando temporada tras temporada, y la inestabilidad en el banquillo también ha pasado factura. 

El Bernabéu, pletórico. Foto: Real Madrid.
El Bernabéu, pletórico en el partido ante el Ajax. Foto: Real Madrid.

A seis de marzo -ciento diecisiete cumpleaños del Real Madrid- los blancos están a una distancia insalvable en Liga, fuera de la Copa del Rey y eliminados de la Champions. El vestuario se encuentra abatido y se marchó anoche del estadio con una sensación indeseable. Fue una derrota dolorosa, de las que nunca se olvidan. Una auténtica pesadilla de las que hacía mucho tiempo no sufría un aficionado del Real Madrid.

Dicen que cuanto más alto subes, más dura será la caída. Y lo ha sido. Ahora solo queda acabar la temporada con dignidad -a lo que está obligado este club por lo que marca su historia- y empezar a planificar la temporada que viene. Habrá entradas y salidas con el objetivo de construir los cimientos de un nuevo equipo con nuevas ambiciones. Es más que necesario y el público, a la vez que el club, lo requiere. No lo duden, el Real Madrid siempre vuelve.