Llegaba, otra vez más, uno de los partidos del año en España, un derbi regional, el derbi asturiano. El Real Sporting de Gijón recibía a su eterno rival, el Real Oviedo, en el Estadio de El Molinón – Enrique Castro “Quini”.

Sumada a la trascendencia que supone de por sí un derbi de estas características, estaba la situación de ambos equipos. Si bien el Real Oviedo partía con cierta ventaja clasificatoria de llegar cinco puntos por encima del Sporting, los rojiblancos partían con el plus de jugar en casa, ante su público, que respondió.

Demasiada tarjeta al cielo

Empezaba el encuentro y al tercer minuto ya veíamos como el colegiado del partido, Isidro Díaz de Mera Escuderos, mostraba la primera cartulina amarilla del partido. Lo hacía al centrocampista del Sporting, Cofie. Con el listón bajo se mantendría durante toda la primera mitad, llegando a mostrarse cuatro cartones en los primeros treinta minutos. Se trata de un número muy elevado aún teniendo en cuenta la importancia del partido.

Los 26.748 espectadores de El Molinón no vieron buen fútbol esta noche. Nada que objetar, sabían a lo que se enfrentaban. Esto era un derbi y un últimatum para algunos. A pesar del mal juego, el Sporting propuso más que un Real Oviedo, que vio como Joselu nada podía hacer ante los constantes balones largos que la defensa colgaba. Nada que hacer, y menos ante un central como Babin, que le ganó la partida al de Cartaya.

El Sporting proponía algo más

Fruto de ese mal juego y una espesa salida de balón constante del conjunto carbayón, el Sporting se aprovechó, ya que su idea, aunque igual de vistosa, sí que era más efectiva que la de los azules, gracias al trabajo de Uros Djurdjevic y Álex Alegría. Precisamente fue el ex del Numancia el que, tras una apertura a banda en profundidad, provocó el fallo de Christian Fernández que hizo que el cántabro introdujese el balón en su propia portería para poner el 1-0 en el electrónico del feudo rojiblanco.

Antes del descanso, no se vio ni siquiera una tímida reacción por parte de un equipo, el Oviedo, que no planteó bien el encuentro en esta primera jornada de primavera. Reacción que tampoco llegaría tras el descanso. La calidad brillaba por su ausencia y aunque si bien es cierto que eran tímidas y con cuentagotas, las ocasiones sólo cayeron de un lado.

Los 1.200 aficionados desplazados desde Oviedo, durante un bufandeo.
​​​​​Los 1.200 aficionados desplazados desde Oviedo, durante un bufandeo. | Imagen: Real Oviedo​​​​

Primero, tras un tiro a puerta de Djurdjevic que se envenenó, tras un rechace y al que Nereo Champagne reaccionó a la perfección, blocándolo. Después, con otro remate de espaldas del serbio, que firmó un gran partido. Estos dos jugadores serían los protagonistas de una jugada que pudo marcar el devenir definitivo del encuentro. Un penalti provocado por el extremeño Alegría y fallado por el serbio o, mejor dicho, bien atajado por Nereo Champagne.

Al Oviedo se le daba una oportunidad para remediar en algo más de 20 minutos todo lo que en 70 no había hecho. Y pudo llegar aunque tampoco sería justo decir que el conjunto de Juan Antonio Anquela asediase al de José Alberto. Lo cierto es que fue un pequeño empuje con más corazón que cabeza en el que Toché, primero, con un tímido remate a las manos de Mariño e Ibra después, participaron.

¿Un derbi sin polémica?

La jugada polémica estuvo precisamente en la protagonizada por el senegalés y sobre la cual sigue habiendo división de opiniones ya que, a la hora de rematar, el delantero azul impacta con la rodilla en el central francés del Sporting, Peybernes. El balón quedó muerto, una vez cometida la infracción, para que el 17 del Real Oviedo batiese a Mariño.

El delantero acabó llevándose la amonestación por las protestas al colegiado debidas a su frustración que suponía ver anulado el gol del empate de tu equipo en casa del eterno rival en el minuto 90, sumado a una expulsión perdonada al centrocampista Cofie, por impedir la puesta en juego del balón no respetando la distancia reglamentaria tras un saque de falta unos minutos antes.

Al final, los tres puntos se quedaron en Gijón por primera vez en las dos temporadas que sportinguistas y carbayones compartieron categoría. Puntos que sí que necesitaban más los de José Alberto que los de Anquela, por su situación en la tabla y que les acercan a dos unidades de los azules, y a cuatro de los playoff de ascenso a Primera División.

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