Año nuevo,  pretemporada nueva. Este año se repitió escenario con un rival diferente, aunque eso sí, esperando un desenlace totalmente distinto al de la pasada campaña. 

Y fue contra el Lugo, donde ya se pudieron observar algunos matices de lo que pretende el técnico valenciano. Inició el partido con una delantera inédita: el Toro Hernández y el juvenil Lautaro, fueron los encargados de realizar una presión intensa en la salida de balón del equipo lucense. El pressing ofensivo se realizó de manera colectiva, adelantando todas las líneas, probablemente debido al nivel del rival. De todas formas se agradece ese tipo de despliegue físico estando en fechas tan tempranas, porque da la sensación de que todos están a tono y quieren demostrar.

Aunque si algo destacó, fue la sensación de equipo compacto que mostró el combinado celeste en ambas partes, algo que no se veía en el curso pasado. Las líneas se respetaban, salvo cuando el pivote se incrustaba entre los centrales para facilitar la salida de balón. 

Un esquema móvil

Escribá ha negado que se cierre a un único esquema de juego, pero le encanta el 4-4-2. La parroquia viguesa es reticente al cambio, acostumbrada al 4-3-3 con extremos rápidos y juego vistoso. Pero si algo demuestra el fútbol, es que es cíclico. En la era anterior el ataque de tres era la panacea, hasta que volvieron sistemas en el olvido como el 3-5-2 de Machín, o el 4-4-2 variable de Valverde. Lo que pretende el valenciano es tener una buena transición ataque-defensa y viceversa, algo que ha sido uno de los problemas más notables del Celta.  Pero como él dice: "No vamos a tener un sistema fijo." La idea inicial es dotar al equipo de la capacidad de metamorfosear de un 4-4-2 en defensa a un teórico 4-3-3 en ataque, liberando de una posición fija a Iago Aspas y permitiendo una tormenta de asociación en tres cuartos de campo. Y, a priori, suena bien.

La transición defensiva, clave

En defensa también se vieron cambios. Además de una notable actuación defensiva por parte de David Juncá en el primer tiempo, se pudo observar un poco de lo que se puede esperar de Jorge Sáenz. Directo al corte e intenso, sin despreciar el toque de balón. Otro central que se sumará a la competición interna con David Costas. Si el nivel de intensidad se mantiene a lo largo de tiempo, parece que la defensa puede reaccionar mejor. Ante el Lugo mantuvieron la línea muy adelantada, lo que provocó que en ocasiones hubiese contras al espacio, pero esta vez tuvieron una correcta transición defensiva. El trabajo incansable de Fran en la primera parte y Lobotka en la segunda, complementaron esas acciones.

Aspas traza el ataque

En la segunda parte, entraron los pesos pesados en ataque, con el permiso de Denis Suárez. Y la lógica de ataque cambió por completo. Asociativos, rápidos y directos. La fórmula de Mina le da una velocidad a Aspas que había perdido en la era Maxi. Y se nota que se siente más cómodo, porque se puede jugar al fútbol a la velocidad a la que lo piensa el de Moaña. Y eso en calve Celta es sobresaliente. Y de estas características llegaron los goles. El primero tras una buena jugada con un disparo muy rápido por parte de Mina y el segundo, de penalti después de una buena asociación de Olaza. Y para añadir un punto más, incluso Pione Sisto estaba entonado.

Es pronto para sacar conclusiones, quedan muchos rivales y preparación por delante, pero sin duda ver esos brotes verdes en el primer partido, sin todos los jugadores disponibles, es para ser positivo. El tiempo dirá si la era Escribá sólo acaba de empezar.