Normalmente después de la tormenta llega la calma, o eso es lo que se diceNo es así en el Celta. Después de un mercado de fichajes excelente, el máximo mandatario Carlos Mouriño convocó a los medios el martes 10 de septiembre para hablar, una vez más, de la reforma que se está llevando a cabo en  Abanca Balaídos. Esta misma tarde el club emitía un comunicado en el que pedía un estadio digno, cómodo y confortable para sus abonados y aficionados.

El cuerpo principal del texto enumera nueve medidas que se incumplen o que no tienen la seguridad de que se puedan llevar a cabo, criticando el trabajo realizado por el Concello de Vigo que lidera el socialista Abel Caballero. Este no es el primer cruce de palabras ni comunicados entre ambos dirigentes, ni mucho menos. 

La semana pasada el alcalde de la ciudad se dirigía a los medios de comunicación para fechar en el verano de 2020 cuando se realizarían reformas en la grada de Río para la subsanación de los asientos que tanto han dado que hablar en los medios. Es la enésima prórroga en un estadio que no está reformado ni al 50% y la mitad que lo está no está cumpliendo con los estándares previstos.

Es por eso que ahora que las aguas se han calmado y la afición está feliz por ver los regresos de Denis, Santi Mina, Pape y la guinda Rafinha, el club genera otro debate en la calle por el estado de se feudo. 

Nueve son las medidas que cita el conjunto olívico. En ellas se destacan ciertos aspectos como las cubiertas para evitar que los aficionados se mojen o les de el sol, accesos deficientes al estadio que no permiten un flujo correcto de las personas (determinado por la FIFA), baños inacabados, ascensores, eficiencia energética, inundaciones o el aparcamiento para la gente que acude al estadio.

Otra de los puntos de este comunicado es disponer de una iluminación acorde con las exigencias de Primera División. Recordemos que el Celta fue multado por la Liga por no disponer de la las luces suficientes en el partido que le enfrentó al Real Madrid en la primera jornada de Liga. La auditoría eléctrica realizada durante el partido alertó de que el estadio no cumplía los requerimientos que exponía el Reglamento de Retransmisión Televisiva.

Quien pierde de verdad es el aficionado

En esta guerra que parece no tener fin hay un claro damnificado, el aficionado. Cada uno lucha por sus intereses, como es normal, pero han elevado esta discusión a niveles que han generado un hartazgo total en la parroquia celeste. Ni uno es el bueno, ni otro es el malo. Ambos cometieron errores, pero en vez de remar juntos para buscar una solución, se encuentran enfrascados en una lucha de egos, porque no están acostumbrados a que les digan que no.

En una semana ilusionante para el celtismo porque vuelve la Liga a Balaídos, con todos los nuevos efectivos disponibles, se regresa al tema que desconecta de lo verdaderamente importante. Esto es fútbol.