Para hablar del gran éxito de los txuri-urdin no hace falta hablar de un jugador en concreto o de una estrella que eclipse el trabajo de sus compañeros porque primero de todo hay que hablar del conjunto. Es curioso, aunque el fútbol se denomine como un deporte de equipo, no todos los jugadores saben jugar en grupo. En el vestuario se sabe que si un compañero erra un pase en el terreno de juego siempre va ser ayudado y nunca se sentirá solo, buen ejemplo de ello es la seguridad de Le Normand: él sabe que si falla siempre tendrá a Aritz Elustondo cubriendo sus espaldas y corrigiendo los errores, ya que un futbolista de verdad es un jugador que hace mejores a sus compañeros y de eso en Anoeta saben mucho. 

Una orquesta no funciona sin director y en Donostia Imanol Alguacil hace que cada tecla suene diferente sin dejar de lado la melodía. Desde que el entrenador oriotarra tomó las riendas de la plantilla, la Real ha desplegado uno de los juegos más vistosos de Europa: juntar garra, talento y concentración hacen un mix explosivo y a día de hoy se ha convertido en uno de los equipos más temibles de la Liga. 

Si algo caracteriza a los aficionados Gipuzkoanos es que valoran el buen juego. Para destacar en la Real, lo primero de todo hace falta saber mover la bola y a base de pases cada vez más fantásticos, llegar al área ya que el “pata pum para arriba” es una palabra tabú para Alguacil. 

En Anoeta están los mejores amigos del balón, jugadores mágicos tocados por una varita, que levantan a los aficionados del sofá con un pase o un regate que está al alcance de pocos, como Mikel Merino o David Silva. El primero de ellos lleva la pelota pegada a los pies y juega entre líneas como si de un arquitecto se tratase y el segundo muestra toda su magia y su repertorio de regates en una sola baldosa, aparte de que no pierde un balón ¿o alguien se acuerda de la última vez que falló un pase? Supongo que sería en el City. Una asistencia no sirve de nada si no acaba en gol y aunque Isak y William Josè no han empezado del todo acertados esta temporada, otros jugadores se han puesto el traje de killer: Cristian Portugués lleva cinco goles, Mikel Oyarzabal llevan seis y Adnan Januzaj, que parece que este año quiere volver a su mejor versión, cuenta con dos goles en su cuenta particular. 

Zubieta no para de fabricar jugadores, cada cual mejor, y a Imanol Alguacil no le tiembla el pulso a la hora de hacer debutar a un chaval de la cantera, los jóvenes salen al campo con ganas de comerse el mundo y muchos ya se han convertido en fijos de la plantilla como Martin Zubimendi, Ander Guevara, Ander Barrentxea, Roberto Lopez ,etc. El centrocampista donostiarra ha maravillado a los txuri-urdin por su enorme manejo del balón y su calidad y el mediocentro gasteiztarra ha asombrado al público por su valentía y forma de distribuir el esférico. 

No sé si al final de temporada hablaremos de títulos, Europa o la ilusión de los Gipuzkoanos se quedará en agua de borrajas, pero está claro que esta temporada los txuri-urdin aspiran a todo, el gran trabajo colectivo y el buen juego está ilusionando a una afición que quiere rememorar viejos recuerdos