Hoy todos y cada uno de los aficionados del CD Leganés deben estar orgullosos de su equipo. Es un verdadero orgullo que contra todo un FC Barcelona, el equipo que dirige Asier Garitano ha salido a ganar, y sí leen bien. El Leganés no ha salido a ver si conseguían aprovechar su oportunidad, si no que han salido a comerse al conjunto catalán. 

De primeras, el espectacular mosaico que organizó la hinchada local avisaba de que para el Barcelona no iba a ser un paseo jugar en Butarque. Asimismo, se dejaron la voz animando todo el partido tras cantar al inicio del choque el himno del Leganés a capella. El ambiente era idílico para que se gestara un hito de los que el Leganés suele conseguir. 

Sorprendidos quedaron todos los forasteros al ver el color y el calor que había en el Estadio Municipal de Butarque. Sin embargo, el grado de sorpresa fue parejo en los pepineros cuando se enteraron de los cambios en el once que había realizado su entrenador. Jugadores importantes como Mantovani, el capitán, y el delantero titular, Miguel Ángel Guerrero, estaban en el banquillo. 

No obstante, el Leganés empezó muy bien, con una presión muy intensa que no dejaba jugar al Barcelona como a ellos les gusta. Además aprovechó bien la velocidad de Darwin Machís haciendo daño por el costado izquierdo pero no hubo suerte de cara al gol.

Los pepineros dieron la cara y no temieron a ningún jugador del equipo rival, porque lo importante es creer en uno mismo y ellos lo hacían. Mientras tanto, los pupilos de Luis Enrique, aunque no estaban del todo a gusto sobre el tapete de Butarque, conseguían llegar a la portería de Serantes.

Se veía que el conjunto azulgrana no estaba del todo cómodo en el Estadio Municipal de Butarque. Los locales no dejaban pensar a los futbolistas del Barça, siempre había alguien presionando rápido al que recibía el cuero. Aún así, el club que festeja sus títulos en canaletas, cuenta con una de las mejores delanteras del mundo y eso acabó pesando. 

Un poco de error defensivo, un poco de suerte y una MSN enchufada fueron la receta del Barcelona para acabar goleando en el campo del CD Leganés. El primero lo anotó el astro argentino, el segundo lo hizo Luis Suárez que aprovechó el error de un zaguero pepinero y el tercero antes del descanso fue obra del brasileño, Neymar, quien no desperdició la asistencia del delantero charrúa.  

Una vez llegados al descanso, se preveía que el Leganés saldría a mantener ese resultado para que no les cayesen más. Pero no. Aquellos que tan poca fe tuvieron al pensarlo, se equivocaban. Asier Garitano le dijo a sus chicos que el público esta jaleando de lo lindo y que lo mínimo que podían hacer es seguir por la misma línea y ofrecerles lo mejor. Y así fue, el conjunto del sur de la capital salió con la misma intensidad y las mismas ganas. 

Salió Medjani del terreno de juego que había visto la cartulina amarilla, y entró Rubén Pérez para tener más control del balón en el centro del campo. Tuvo menos presencia en el área rival el Leganés en los segundos cuarenta y cinco minutos, pero cada vez que llegaba el peligro que portaba era palpable.

Lamentablemente, en una contra en la que Neymar estaba emparejado con Bustinza, el jugador vasco cometía penalti sobre el brasiñeño que, de nuevo Messi, se encargaba de transformar en el cuarto. Viendo esto, Lucho decidió quitar a Rakitic y Suárez para darles descanso e ingresaron al verde Paco Alcácer y Arda Turan.

El partido seguía por la misma línea que en la primera mitad, los blanquiazules presionando y dando el 200% que su míster les había pedido, pero el Barcelona siempre encontraba el resquicio por donde meterse. Ante ésto, Garitano acabó sus cambios sacando del campo a Machís y a Unai López para dar entrada a Omar Ramos y Szymanowski. 

Y tras ello, llegó el quinto. Balón que le quedó a Rafinha en la frontal y éste la enchufó por toda la escuadra imposible para Serantes, que a pesar de los cinco goles encajados salvó otros pocos más. 

Butarque, que no dejó de apoyar a su club y de pitar cada acción del rival, demostró que sabe mucho de fútbol. Fue cuando salió del campo Andrés Iniesta para que saliese en su lugar Denis Suárez. Butarque se vino abajo con una ovación atronadora para el manchego que sigue maravillando allá donde va. 

El CD Leganés había llegado y había hecho méritos para anotar por lo menos el gol de la honra. Y como suelen decir en los pueblos, tanto va el cántaro a la fuente... Y eso sucedió. Falta en la media luna a favor del conjunto local que se encargaba de tirar Gabriel. Pues, tanto fue el Leganés a la portería de Ter Stegen que acabó marcando y de qué manera.

Gabriel cogió la pelota, la colocó en el césped y el tiempo se detuvo. Miró las gradas que no paraban de cantar, de animar y alentar al equipo. Se lo debía. Cogió carrera y golpeó con muchísima calidad un esférico que acabó en las redes del portero alemán. Lo había hecho, había marcado un golazo. 

Con 1-5, Neymar y Jordi Alba se picaron con Víctor Díaz en sendas ocasiones, pero la peor disputa y no por lo que ocurriese fue la que tuvo el lateral izquierdo blaugrana con el portero pepinero. Jordi Alba le soltó una patada y tras la protesta de Serantes, el catalán la pidió calma con una mano visiblemente abierta, dando a entender cuántos goles le había marcado el Barcelona. 

De todos modos, no pasó a más. El partido dentro de lo que cabe fue bastante limpio. Y aunque el resultado fue abultado, el Leganés dio la cara contra el vigente campeón. Llegados a este punto, permítanme tirar de refranero y ejemplificarlo con el cuadro pepinero: más vale morir de pie, que vivir de rodillas.