Hace un mes escaso, un Real Madrid, mal funambulista, en ruinas, asistía, a la coronación de un FC Barcelona que ascendía a los olimpos del fútbol con un triplete sublime y un fútbol singular. Hoy, sin haber rodado el balón, la llamada Agenda Setting se muestra confundida. Hoy el mundo ha cambiado, a un mes vista, valga la redundancia, sin rodar el balón. 

En Barcelona, a vueltas con Samuel Eto'o y fichajes que no llegan por la inflación florentinista, se ha instalado un clima de duda y desconcierto, mientras en el Real Madrid la catarsis ha fulgurado en un clima de euforia y colonización futbolística, brutal. 

Quizá demasiado ostentoso, quizá demasiado ilusionante, según el ojo que otee, pero el juicio ajeno desparramará en un día para la historia en el Santiago Bernabéu, el día de la antología del Florentinismo, que promete derrumbar la hipérbole y hallar un novel vocablo, el 6 de julio, en la que a bien seguro será la presentación de un jugador de fútbol, más jaleada de la historia. Llega Cristiano Ronaldo.

Los sueños, son un estado feliz, un instinto humano a crear una sutil trampa con fines de experimentar una utópica circunstancia.

La cita era expectante. El estadio enfervorecía, en el acto final del junio estival. Era el retorno de Florentino Pérez a su amado Chamartín y el reencuentro con su megalómana afición que abarrotó más de la mitad del Santiago Bernabéu. Sus fieles no le decepcionaron, y el loor de multitudes era unánime mientras el mandatario blanco enfilaba su camino hacia el atril. Recordó a un coliseo romano, vivo y visceral, frente al César. Era la celebración de los creyentes, al recuperar su fe. La religión en busca de un Dios, que aludió en su día Manuel Vázquez Montalbán, ha tenido en hoy un episodio modelo.

"Este estadio se ha convertido a lo largo de la historia en uno de los centros del fútbol mundial. En este estadio el Madrid ha forjado su leyenda. Hace muchos años que Santiago Bernabéu nos mostró el camino. Di Stéfano cambió el rumbo. Ahora, al equipo que se está formando le corresponderá estar a su altura". Decía el presidente madridista, en un discurso, símil de la oratoria, que a cada palabra de cariz semántico, era celebrado por la afición, que mataba palabra a palabra, la hemorragia de un discreto periplo de la entidad desde su marcha, pese a la consecución de dos títulos de Liga.

No era el brillo de los ojos de Pérez, el de Calderón, quién hacía que hasta sus políglotas presentaciones, parecieran recargadas. El por qué, podríamos definirlo en lo que ambos, entendieron por credibilidad: uno como principio, avalando incluso la gratuidad del abono, y el otro, como escondite y apariencia.

Y campañas pseudoperiodísticas frente a Calderón, de iguales. Iguales que asumieron la credibilidad, como oportunismo y negocio, al margen, el nuevo presidente ha demostrado el por qué, de por qué se ha ganado la lealtad de sus socios:

- "Queridos amigos, hoy, Kaká está con nosotros. Démosle la bienvenida"

Entonces, apareció el 8, apareció Kaká alzando sus dedos al cielo, y el delirio, simplemente, estalló:

- "Para mí, estar aquí es un gran orgullo", dijo el brasileño;  "una gran responsabilidad”.

Un sueño, el sueño de un presidente que faltó a su promesa, y de otro que sin prometerla, la cumplió, y en el que ambos protagonistas cumplieron a la perfección, a sus maneras de entender. El todo, la vida y el hoy.

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Sobre el autor
Javier Robles
Mi lírica es mi poesía y así fue como la encontré, errante en el mar profundo, al timón de un timonel. Escribo. Periodista. Hago periodismo. Hago documentales. Aprendí que el crápula vive del periodismo, mientras el periodista honesto sobrevive de su caridad. Fundé VAVEL para que de una vez, ganaran los buenos.