Cuando el Real Madrid anunció la contratación de manera oficial de Toni Kroos, el madridismo al unísono entonó pensamientos positivos sobre la operación que había acometido la directiva merengue. El refuerzo del alemán, que terminaba contrato el año próximo con el Bayern de Múnich, fortalecía una franja central llamada a cobrar mayor relevancia aún esta campaña en el juego madridista.

Asentado el equipo blanco en el 4-3-3 que propone Carlo Ancelotti, la incorporación de una pieza acostumbrada a brillar en ese esquema, y en distintas posiciones, fue acogida de buena manera por el italiano. Más si cabe, tras demostrar Kroos sus cualidades en la última Copa del Mundo, que terminó levantando junto a su selección en Brasil.

Kroos cae de pie

Precisamente el hecho de llegar a la final retrasó su incorporación al grupo, y su desembarco en Madrid el pasado día 5 de agosto hacía pensar que podría, con una semana de margen hasta la Supercopa de Europa, empezar viendo desde la barrera a los mihuras blancos.

En su debut, Kroos firmó un 73 de 77 en pases para sus compañeros, rozando el 95% de acierto

Pero nada más lejos de la realidad. Ancelotti le dio la batuta a Kroos, en ausencia de Xabi Alonso, y le situó en el vértice inferior del triángulo que conforma en el centro del campo. Ejerciendo de eje del equipo, Kroos se mostró cómodo, suelto, y con un desparpajo y confianza impropios de un debutante. Pero a pesar de sus 24 años, el germano no es ningún primerizo, y ha soportado en las últimas campañas el peso de dos equipos como son el Bayern o la selección alemana.

La presión no pudo con él, y su función se cumplía a la perfección. Con Modric a su derecha y James a su izquierda, Kroos mantenía siempre la posición y procuraba ocupar el mayor espacio posible. 77 pases intentó durante el encuentro, logrando encontrar a un compañero en 73 de esas ocasiones. Un porcentaje tan elevado que asombra.

Los elogios, entonces, se repartieron. Parte para Cristiano, su voracidad y sus goles; hubo espacio para Bale y su imponente estado físico; y cómo no, para al germano. Kroos se llevó las alabanzas de su técnico nada más acabar el choque, que valoró su actuación como "perfecta", aún con las pulsaciones altas por el reciente final del encuentro.

En el nuevo Real Madrid de Ancelotti, en su segundo año y gracias a las piezas con las que cuenta, parece que la rápida y constante circulación de balón serán una realidad, y en esos márgenes, contar con jugadores con el aplomo de Kroos podría resultar determinante para conocer el balance final de la campaña madridista, en busca de lograr el más difícil, aunque sin caer en presiones gratuitas: el sextete.