Nueve de los últimos nueve puntos disputados ha sumado el Girona FC. Dos victorias como visitante, en Riazor y en el Estadio Ciudad de Valencia y el histórico triunfo ante el Real Madrid en el último partido jugado como local en Montilivi. En los tres casos se dio un mismo marcador, el de dos a uno para los gerundenses. 

Un esquema muy definido

Pablo Machín se ha erigido como el capitán que ha cambiado el rumbo histórico de la entidad. Bajo el mandato del entrenador soriano ha crecido la entidad, el equipo tiene una idea de juego basada en el 5-3-2 para defender y en un 3-5-2 para atacar y la ilusión no para de crecer en la ciudad del noreste peninsular. A Machín le gusta el protagonismo, mandar en el partido y que sus jugadores salgan al terreno de juego con las ideas muy claras. 

En la portería comenzó jugando el experimentado fichaje Gorza Iraizoz en detrimento del arquero del ascenso, el marroquí Bono. Sin embargo el ex portero del Atlético de Madrid ha conseguido discutirle el puesto en las últimas semanas. Atrás Muniesa y Bernardo dan seguridad, teniendo en Maffeo un carrilero de largo recorrido, que cuando tiene espacio y llegada provoca estragos en el rival.

La baja de Pere Pons puede trastocar todo plan que pudiera tener el entrenador local. El canterano es un futbolista clave en su centro del campo y se ha destapado como una de las grandes sensaciones de este inicio liguero. Su puesto podría ser ocupado por Timor, quien acompañaría a Granell y Borja García en el centro del campo. Estos dos últimos le dan al equipo un trato de balón interesante, consecuencia de la gran calidad que atesoran en sus botas. Uno de los dos suele bajar para ayudar a sacar la pelota junto a Pons y el otro aprovecha los espacios que se provocan en la espalda del mediocentro rival. Ahí jugará un papel fundamental jugadores como Illarramendi o Zubeldia.

Arriba un killer que siempre ha metido goles allá donde ha estado, como es el uruguayo Stuani y la movilidad de Portu son las principales amenazas para los defensas donostiarras. El equipo vasco debe de cuidar la espalda y que no suceda como en los últimos minutos del partido en Getafe, donde se dejaron escapar los puntos.

Motivos para el optimismo realista

Existen varias circunstancias que le permiten ser optimista al aficionado txuri urdin. La primera causa que invita a la esperanza es que el conjunto dirigido por Pablo Machín tan solo ha ganado en dos de los seis partidos jugados como local. Lo hizo en la segunda jornada ante el Málaga y en la última frente al Real Madrid. En los otros cuatro encuentros solamente consiguió sacar un punto en su estreno en la Liga de las Estrellas cuando empató a dos frente al Atlético de Madrid. Eso sí, aquella tarde veraniega estuvo muy cerca de terminar en victoria y solamente un empujón final de los de Simeone aguó la fiesta.

Otro motivo para el optimismo es que después del anterior parón a causa de las selecciones los hombres de Eusebio Sacristán golearon al Deportivo de la Coruña por dos goles a cuatro. Además, el Girona estrenó su casillero de derrotas justo después del mismo, al perder ante otro equipo vasco, el Athletic Club.