Fueron un espejismo los primeros minutos del Zaragoza, que con balón volvió a demostrar que tiene armas suficientes. Cani y Edu Bedia, llamados a ser el hilo conductor del juego zaragocista, no estuvieron a la altura. Dicha hebra duró un par de jugadas. El Oviedo tomó nota y no tardó en exceso de privar a los visitantes de la posesión. Se encontró cómodo saliendo por banda, con Carlitos y Susaeta cayendo por dentro y dejando espacio a los laterales. Se empezaron a dar duelos por alto y en esta faceta el Oviedo también era superior. Por otra parte, los maños a veces se enemistan con ellos mismos. José Enrique volvió a dar un par de sustos a sus compañeros.

Álvaro Ratón se erigió como héroe de su equipo. Más aún, en una primera parte en la que el Oviedo se agolpó en la portería del gallego. Los aragoneses concedieron córners y faltas peligrosas en las que Susaeta, especialista en este aspecto, pudo hacer mucho daño. La lección no se aprendió y esta tónica fue permanente. Toché y Carlitos supusieron un dolor de cabeza para la defensa maña, cuya intensidad en los primeros 45 minutos brilló por su ausencia. Además, Nano se dio el lujo de gambetear en las inmediaciones del área rival, ya que Zapater se dejó esta vez el coche escoba. Pese a esto, el Zaragoza pudo marcar antes del descanso. Cabrera sacó de banda, Bedia prolongó el balón y Ángel remató de cabeza a la escuadra. Juan Carlos, con un paradón, despejó a córner.

Esta sería la única oportunidad clara de los de Láinez en todo el partido. El "cuadro" aragonés responsabilizó de toda enmienda a su portero. Y este cumplió con creces. Por bajo, por alto y por lo demás. El Zaragoza se metió atrás como un murciélago en su cueva. La supuesta profundidad que Xumetra podía aportar a la contra tampoco se dio cita. Ángel, esta vez solo en la delantera hasta antes de empezar el partido por la ausencia de Samaras y Raí, no pudo cazar ninguna. El conjunto aragonés sin balón sufre mucho, tanto en defensa como en ataque. Sin embargo, de un primer tiempo para olvidar, logró salir ileso.

Ratón, salvador expulsado

Tras el paso por vestuarios, el guión no cambió. De nuevo, las imprecisiones y los errores groseros entre la defensa y el medio campo de los avispas pudieron costar algún gol. Lo de las continuas faltas, lanzamientos de Susaeta y paradas de Ratón, ya se da por supuesto. En ataque el Zaragoza seguía siendo nulo. Cani, Ros y Bedia solo perdían balones y Xumetra andaba perdido de por sí. Laínez movió ficha. Pombo entró al campo en el lugar de Edu Bedia y su tocayo de apellido García sustituyó a Cani. Doble cambio que no mejoró lo visto. El Oviedo se aproximaba, pero en esta mitad mucho menos peligroso. 

Toché dispuso de una ocasión muy clara para los locales. José Enrique y Marcelo Silva se juntaron cual pareja de baile y dejaron todo el carril para el delantero ovetense. El ariete se quedó solo ante Ratón, pero estuvo demasiado lento. Cabrera apareció por detrás y se tiró al suelo impidiendo que el balón progresara a portería. La afición azulona se lamentaba y pedía más porque el partido para el Oviedo era un tren hacia el playoff que no se podía dejar escapar. Hierro, un poco tardano, introdujo materia ofensiva con Michu y Linares a falta de un cuarto de hora para el final. Ambos atacantes tuvieron su ocasión. Un testarazo del asturiano se fue cerca de la portería de Ratón. Por su parte, Linares no hizo mella en sus paisanos y erró una muy clara que quiso picar.

A Hierro no le salió bien la jugada y de su ansiedad el Zaragoza sacó provecho para adueñarse de los últimos minutos, en los que llegaron a jugar bien al fútbol. Lanzarote había entrado por Xumetra. Y en estas que el colegiado Figueroa Vázquez protagonizó los instantes finales. La pagó con Ratón, que con el partidazo que había hecho le expulsaron antes de que acabara. La primera tarjeta le fue mostrada por perder tiempo. Una dolencia en el hombro tras un posible pisotón de Linares fue la culpable. Minutos más tarde, Ratón se preocupó por el estado de un Edu García en el suelo, el árbitro le advirtió de que pusiera el balón en juego, no lo hizo, y fue expulsado. El Zaragoza, a base de escarmiento, aprendió que hay minutos que no se deben jugar cuando interesa. Hoy lo hizo y perdió a su jugador clave. Hasta en eso la desgracia es soberana.

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Jesús López
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