Increíble semana que termina en Mestalla para el Sevilla. Lógicamente la semana no ha sido buena, ha sido de las peores que se recuerdan en los últimos años por el barrio de Nervión. Un indolente Sevilla pierde por cuatro goles a cero ante un Valencia que jugó muy bien sí, pero que tampoco tuvo que hacer su mejor partido para derrotar a un equipo que se desinhibe a sí mismo.

El partido comenzó con varios tiros por ambas partes, aunque era el conjunto local quién más retenía el balón. Un choque en la primera mitad que estuvo marcado por las continuas interrupciones debido a la cantidad de faltas que pitó el colegiado catalán. Rondando las quince faltas el Sevilla en los primeros 45 minutos, supusieron cuatro cartulinas amarillas. Pese al dominio valenciano, los blanquirrojos, no se veían mal en el campo. 

La peor noticia llegó en el minuto 29 con el cambio obligado que tuvo que realizar Berizzo para sustituir a Lenglet por lesión. Entró Corchia para jugar en el lateral derecho y Mercado pasó a jugar como central. Pero el defensor argentino se mostró muy cómodo en esa posición que no es nada desconocida para él. Los ché se acercaban cada vez más y fruto de esa insistencia se produjo el gol de Guedes en una contra. Golazo del portugués por la escuadra izquierda de la portería de Rico que nada pudo hacer para evitar ese gol. Un gran recorte ante Kjaer que lo dejó sentado y aunque enfrente se le puso Pizarro pudo armar la pierna sin dificultad. Gol a falta de tres minutos para el descanso como en Bilbao.

La segunda parte arrancó como la terminó, dominio del Valencia. Aunque pese a ese control valenciano, Muriel tuvo la oportunidad de marcar en un mano a mano, pero él solito decidió desaprovechar la oportunidad por no tirar y esperar al defensor que llegaba desde atrás. Siete minutos después, Zaza hacía el segundo y ponía el partido casi imposible de remontar para el Sevilla.

A partir de ese segundo tanto el Sevilla decidió atacar con consistencia. Corchia, Muriel, Navas y Banega fueron algunos de los jugadores que tuvieron alguna oportunidad para marcar. Pero fue el jugador colombiano quién más tuvo y, para variar, volvió a desperdiciar todas ellas. Aparte de la anteriormente mencionada, tuvo la oportunidad en el 75´de marcar de cabeza, pero ni siquiera la mandó a puerta y tres minutos después mandaba un balón a la grada tras un gran pase atrás de Sarabia. Si no marcas no puedes competir con tu rival y eso aprovechó el Valencia quien gracias a los huecos que había al final del partido logró los dos últimos tantos, obras de Mina en el 84´y de Guedes en el 91´.

Muriel, uno de los peores del partido, deja atrás a Guedes // Foto: SFC
Muriel, uno de los peores del partido, deja atrás a Guedes // Foto: SFC

Nada positivo

Quién haya visto el partido sabrá que nada positivo se puede sacar de lo que hizo el Sevilla. Ni siquiera el dominio que tuvo al final del partido cuenta ya que, ¿de qué sirve tener tantas ocasiones si después no marcas? De nada, esa es la respuesta. Tan simple cómo lo es el fútbol que son goles.

Tras tres partidos en una semana el bagaje que deja no puede ser peor: tres derrotas, un gol a favor y diez en contra. Para honra de un Berizzo que sacaba pecho porque solo había concedido tres goles hasta el partido de Bilbao. Si bien es cierto que tampoco llega a ser desastroso el sistema defensivo, si es cierto que se dejan demasiados espacios una vez que se va por detrás en el marcador y si no marcas el otro equipo se va a sentir muy cómodo.

Pero de todo ésto si se puede sacar un dato positivo, los próximos rivales son el Cartagena y el Leganés que será el único partido como local en todo el mes de octubre. Aunque el Sevilla actualmente no se puede fiar siquiera de sí mismo.

Por todo ello, mucho trabajo para el entrenador argentino, que si ya era criticado, ahora está más que nunca en entredicho. Pepe Castro seguramente no cese a Berizzo, pero tras los dos próximos partidos (que salvo sorpresa deberían ser dos victorias) tocará visitar al Barcelona y ahí si que habrá que estar atentos al postpartido. Una derrota ante el Barcelona no debe sorpresa como no lo es perder en Mestalla, pero si los resultados no acompañan y el juego sigue siendo el mismo que es soporífero, no habrá más remedio que buscar soluciones.