La Unión Deportiva Almería se reencontró con la victoria tras cuatro jornadas consecutivas yéndose de vacío, y lo hizo a costa de un Real Oviedo que no supo aprovechar las oportunidades de las que dispuso en un choque gris, en líneas generales, que se decantó hacia el lado del que puso en liza una mayor efectividad. Ese fue el cuadro local, que dejó para la segunda parte los goles de Borja Fernández, Quique González y Gaspar Panadero.
Las bajas -hasta siete- obligaban al técnico local a introducir una alineación de circunstancias, con un más que correcto Carlos Garrido haciendo las veces de lateral derecho y un Ximo Navarro haciendo lo propio en el flanco izquierdo de la zaga.
Con todo ello arrancó un envite en el que, al principio, nadie quería ponerle algo más de rapidez o mordiente al juego, presentándose ambos equipos un tanto contemplativos con tal de medir las intenciones del rival. Así, los primeros 20 minutos pasaron sin acercamientos claros a ninguna de las dos porterías y, por ende, sin un solo tiro entre los tres palos; solo Borja Fernández lo intentó, sin éxito, desde lejos del balcón del área con un lanzamiento que se fue por encima del larguero.
Agarrotado por la mala dinámica que viene arrastrando, el equipo local se desempeñaba sin intensidad, sin querer arriesgar por medio a cometer un error que pudiera costar caro, ante un Oviedo cuya actuación no fue demasiado dispar a la de su contrincante, si bien es cierto que el cuadro asturiano se halla en una posición mucho más holgada en la tabla clasificatoria.
La primera mitad transcurrió sin pena ni gloria con apenas una acción de peligro clara en las postrimerías de la misma a favor de los intereses visitantes, que, por medio de una falta lateral cuyo remate fue sacado bajo la línea de gol por Borja, pusieron en apuros a un Casto que, en último instancia, recibió falta tras el rechace del esférico.
Fue nada más reanudarse las hostilidades cuando subió al electrónico el primer gol de la tarde; corrió a cargo y cuenta de Borja Fernández, que envió al fondo de las mallas un balón rechazado por la zaga tras un libre directo botado por Pozo. El centrocampista gallego estrenaba, de esta manera, su cuenta anotadora como jugador rojiblanco tras aterrizar en el equipo unionista en el presente mercado de invierno.
Pero el Oviedo, ante la adversidad, se creció, y a punto estuvo de poner el empate en el luminoso ocho minutos después gracias a una ocasión de Linares, que remató a bocajarro un pase de la muerte de Toché y que fue desbaratado por Casto. Poco después, fue Christian Fernández quien probó suerte con un disparo lejano que se marchó, por poco, a la derecha de la puerta defendida por el arquero pacense.
Avanzaban los segundos 45 minutos y el Oviedo comenzaba a asediar de manera constante a su rival buscando zanjar el pobre bagaje cosechado hasta la fecha lejos del Carlos Tartiere, donde acumulaba cuatro encuentros sin salir victorioso. Y para que no hubiera quinto malo, Fernando Hierro introdujo más pólvora en su línea de ataque al dar entrada a Nando, Susaeta y Pereira.
A pesar de que los carbayones lo siguieron intentando y llevaron el “uy” al graderío más de una vez, fueron los de Fernando Soriano los que pusieron tierra de por medio a través de Quique González, que batió, de forma poco ortodoxa, a Juan Carlos valiéndose de un centro medido de Javi Álamo desde la derecha.
Corría el minuto 80 y el cuadro indálico comenzaba a vislumbrar la orilla tras varias jornadas de naufragio. Orilla a la que llegó en el 86, cuando Gaspar Panadero, recién entrado al terreno de juego, puso la sentencia en el marcador e hizo estallar de júbilo al respetable, que vio que nada más ocurrió hasta que el trencilla de la confrontación decretó la conclusión de la misma.
Al final victoria balsámica para los andaluces que no les sirve para salir de los puestos de descenso, pero que da por extinguida una racha de cuatro derrotas consecutivas.