El Almería sale escaldado de su visita al Iberostar Estadi de Mallorca, donde apenas opuso resistencia ante un pobre rival al que le bastó arrancar con más decisión que su adversario y aprovecharse de los errores propios del mismo. Como si el amor propio se lo hubieran dejado en el vestuario, o siquiera lo hubieran llevado consigo en la maleta, los jugadores de Luis Miguel Ramis hicieron alarde de una pasividad pasmosa y una imprecisión impropia de futbolistas profesionales.

No necesitó el elenco local superar en intensidad al opuesto, tampoco arrebatarle el balón para generar fútbol; simplemente fue suficiente con estar. Cuando solo se habían disputado diez minutos el conjunto bermellón ya había llamado hasta en dos ocasiones a la puerta de Casto. Fue entonces, como si del moribundo que necesita dos o tres manotazos para despertar se tratara, cuando el Almería pareció hacer acto de presencia con un par de internadas por la banda de Nano González que no terminaron de ser concretadas.

No obstante, las credenciales rojiblancas resultaron ser un espejismo en el desierto y fue Brandon quien encontró el oasis en una jugada en la que Morcillo estuvo tan mal en el corte como el cancerbero visitante en la colocación. Así, el canterano mallorquín recibió un esférico en zona de tres cuartos, controló y superó a Casto valiéndose de un disparo preciso con la pierna derecha.

La diana local terminó de hundir a los del Mediterráneo, que recibieron el tiempo de descanso con los brazos abiertos anhelando refrescar las ideas y ofrecer una cara distinta en el segundo acto, que nada más comenzar dejó en el banquillo a Ramón Azeez, tan inoperante o más que sus compañeros. Diamanka ocupó el lugar del nigeriano y poco o nada incidió en el devenir del choque.

El Almería continuaba siendo preso de su inanidad y sin exponer un plan que le llevara a fijar las tablas en el electrónico, para lo cual se encomendó, sin éxito, a un halo de brillantez de hombres como Fidel, Quique, Gaspar, que había entrado en la segunda mitad, o Antonio Puertas. Los dos primeros tuvieron las opciones más claras para batir a un Santamaría que ni siquiera necesitó despeinarse para desbaratarlas. Prueba de ello es que los unionistas no dispararon ni una sola vez entre los tres palos a lo largo de los 93 minutos que duró la confrontación. 

A la desesperada lo intentó Ramis dando entrada a Juanjo Expósito en lugar de Marco Motta. Sin embargo, la aportación del delantero cántabro, como viene siendo habitual y como reflejan sus números (600 minutos jugados y ni un solo gol anotado), fue meramente testimonial. 

El tiempo corría a favor de los de Son Moix, quienes se limitaron a manejar los compases del juego y a provocar que el balón apenas corriera en los minutos finales de una cita que terminó dejando los tres puntos en las Islas Baleares y certificando la resurrección de un equipo que hace un mes parecía desahuciado, así como el sufrimiento de otro que tenía la oportunidad de acariciar la permanencia en la categoría de plata del fútbol español.

Ahora los indálicos miran al futuro más próximo en puesto de permamencia, con dos puntos de ventaja, y sin margen de error cuando restan solo nueve puntos por entrar en disputa. Los tres más inminentes los intentará birlar el Mirandés, colista de la categoría, en su visita el sureste andaluz el próximo sábado, a las 18:00 horas.

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Sobre el autor
David García Fernández
Coordinador y redactor de la sección de la Unión Deportiva Almería en VAVEL.