El Villarreal de Fran Escribá comienza a tomar forma. El empate logrado por el Submarino Amarillo en el Santiago Bernabéu era lo que el técnico valenciano necesitaba para demostrar que definitivamente ha dado con la tecla. Sin desarrollar un juego brillante, el conjunto groguet logró salir vivo del Bernabéu e incluso llegó a estar por delante en el marcador.

Sergio Ramos evitó la primera victoria amarilla en territorio blanco con un testarazo que mantiene a ambos equipos invictos en la Liga, la cual seguirá liderando el Real Madrid, al menos durante esta jornada.

El capitán marcó el camino

No se encontró cómodo el Real Madrid, al menos en la primera mitad. Los blancos tuvieron más tiempo el balón, pero sus ataques resultaban inofensivos para un Villarreal bien plantado en el campo y que, sobre todo, tenía las ideas más claras que su rival cuando tenía el esférico. Bruno y Manu Trigueros movieron la pelota y también al equipo.

El Villarreal dispuso de algunas buenas ocasiones para apelar a la historia y lograr el primer triunfo en el Bernabéu. Cheryshev pudo anotar ante el que fue su equipo, pero perdonó en su antiguo hogar.

Por su parte, el Real Madrid no contó con demasiadas oportunidades. Además, ninguna de ellas fue clara. La BBC volvió a lucir en el marcador y la megafonía del Santiago Bernabéu, pero no sobre el campo. Principalmente Benzema y Cristiano Ronaldo, quienes aún están faltos de ritmo y no fueron lo  bastante determinantes como para decantar la balanza a favor de su equipo.

Al final del primer tiempo, Varane se la juega con una frivolidad en salida de balón y le cuesta una pérdida de balón al Real Madrid, la jugada terminó con un disparo de Manu Trigueros que tapó Sergio Ramos con el brazo. En Cornellá, el capitán madridista engañó al colegiado en una acción similar, pero no todos los días son domingo. El partido se disputó en miércoles y el árbitro no cayó en la trampa.

La pena máxima fue señalada y el capitán del Submarino se encargó de transformarla con una sublime ejecución a lo Panenka que acercaba un poco más el sueño de vencer en el Bernabéu.

Épica sin remontada

Como siempre, o casi siempre últimamente, el Real Madrid se vio obligado a tirar de la famosa "épica" para levantar el partido y proseguir con la larga racha de victorias.

El proceso de remontada comenzó bien. Sergio Ramos enmendó su error en el penalti con un gol de cabeza al segundo palo, digno de los últimos minutos de una final.

A partir de este momento, asedio blanco. Los de Zidane se hicieron con el control del partido y el Villarreal se centró en defenderse bien e intentar sorprender con alguna que otra contra, aunque sin crear peligro destacable.

La artillería merengue se vino arriba y el técnico francés dio entrada a Lucas Vázquez y a Morata para refrescar la vanguardia blanca. Una vanguardia que se quedó sin marcar gracias, en gran parte, a la gran actuación de Sergio Asenjo. El meta groguet hizo un partido realmente bueno y evitó que se consumara la enésima remontada del Real Madrid.

Esta no llegaría y el récord de Zidane se queda en unos nada despreciables 16 partidos consecutivos ganando. Los culpables de que sea así son Fran Escribá y sus jugadores, quienes parecen  haber dado con la clave y cada vez se muestran como un equipo más hecho. El Villarreal empieza a carburar y sigue invicto una jornada más.