‘Orgullo y prejuicio’, un clásico para viajar en el tiempo
Portada de 'Orgullo y prejuicio' | Foto: www.glitztvla.com

El matrimonio Bennet tiene cinco hijas casaderas de entre 15 y 23 años. Conseguir colocarlas con un buen casamiento es la única esperanza que puede albelgar la madre, sabedora de que sus hijas perderán su escasa fortuna cuando fallezcan sus padres. La llegada de un joven y rico hacendado, Charles Bingley; revoluciona la pequeña sociedad de pretendientes. Viene acompañado de Fitzwilliam Darcy que se gana pronto fama de distante y antipático. La presencia de los dos jóvenes será el desencadenante de un torrente de pasiones que alcanzará también a Elizabeth Bennet, centro de toda la historia.

Un libro se convierte en clásico cuando el paso del tiempo no le condena a las estanterías llenas de polvo, sino que su historia sigue cobrando vida a través de nuevas ediciones. Este es el caso de la novela de Jane Austen. Obra que, además, cuenta con su propia versión cinematográfica. La historia es conocida por un sinfín de lectores y de cinéfilos, que aunque siempre hay cambios de la historia en papel a la historia en movimiento, la esencia es la misma.

Se puede enfocar su análisis desde muy distintos y variados prismas

Aunque es un libro de lectura amena y de fácil comprensión, se puede enfocar su análisis desde muy distintos y variados prismas. Pasaré a enumerar los prismas en los que está novela se puede analizar para luego detallarlos. En primer lugar, el modo en el que se trataban las relaciones amorosas. En segundo lugar, la sociedad del momento y el modo que tenían de relacionarse en público. En tercer lugar, la sumisión de los jóvenes hacia las decisiones de sus familiares de mayor edad. Por último, la diferencia de clases.

Señalados los principales aspectos en los que se sitúa la novela, es necesario ampliar su análisis. Jane Austen muestra en su obra de una manera fidedigna el cómo se relacionaban los jóvenes en sus amoríos. Cabe recalcar que es necesario cambiar los marcos mentales que tenemos para entender las historias de amor, ya que distan mucho con las actuales. Si lo analizamos desde el contexto actual, hablamos de unas relaciones amorosas frías y distantes, donde apenas existía la intimidad para conocerse plenamente antes de pasar por el altar. Sin embargo, rompiendo nuestros esquemas espacio-temporales, descubrimos unas relaciones en las cuales lo más importante era la palabra, e incluso más que eso, el lenguaje corporal. Donde se conocía la personalidad del amado por su modo de ser con los demás, por los breves ratos en los que mantenían una breve conversación durante los bailes o paseos, o bien mediante cartas. Es un amor que aumenta gradualmente, donde, según describe Austen, no eran frecuentes las relaciones sexuales pre-matrimoniales y por supuesto, un amor sin muestras de afecto en público. En la novela, ni si quiera aparece un beso entre los protagonistas y sin embargo están enamorados.

Una sociedad superficial y frívola

La vida social es muy importante en este libro, casi tanto como la historia de amor entre Darcy y Elizabeth. Continuamente los personajes de la historia acuden a bailes o a comidas o cenas con otras familias y amigos. El modo en el que se relacionaban era público, la intimidad era algo poco frecuente. Por ello, los modales, el aparentar elegancia, aunque se carezca de ella y lo que hoy llamaríamos ‘fachada’ era lo que más cuidaban los protagonistas. Se puede calificar como una sociedad frívola y superficial, donde el quedar bien con todo el mundo y no desagradar a nadie era el manual a seguir. Por ello destacan sus dos máximos protagonistas, Darcy y Elizabeth, ambos son reacios a ese modo de ser y cuentan con una fuerte personalidad.

El Tercer punto puede decirse que es algo frecuente en cualquier sociedad pasada. Seguramente en otras novelas sea reflejado de una manera más férrea y nítida. Aun con ello, Jane Austen plasma la obediencia de los hijos con los padres, o si no se contaba con figuras paternas, al familiar más cercano. Podemos observar en esta novela cómo es necesario el consentimiento de los mayores para la mayoría de los actos realizados por los jóvenes, desde acudir a un baile o elegir prometido/a. Ejemplificándolo con el libro, la desobediencia de una de las hermanas para con las normas sociales y las familiares provoca un momento de absoluta crisis en el seno de los Bennet.

El último aspecto a tratar es la diferencia de clases. Aunque no termina siendo un obstáculo insalvable, es digno de realce la actitud reacia de los adinerados con las clases inferiores. La palabra orgullo, que forma parte del título de la obra, se encuentra precisamente en este punto. Los ricos eran demasiado orgullosos como para permitir enamorarse de una mujer de condición social inferior. Este obstáculo se saldaba fácil si el interesado se enamoraba de verdad. Sin embargo, la familia no veía con buenos ojos un enlace con una mujer de más bajo estrato social.

Jane Austen hilvana con maestría todos los aspectos destacados anteriormente para dar luz a esta fantástica novela. No es sólo una historia de amor de culebrón televisivo, es más bien una muestra de la sociedad inglesa de esos años, siglo XVIII. En algunas ocasiones son más prácticas este tipo de novelas que cualquier manual de historia para viajar en el tiempo y situarse en una época, que en esta obra está muy bien detallada.

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