La ilusión de la novedad inunda el green. 112 años después, el golf vuelve a ser olímpico y esta cita se erige en una oportunidad manifiesta para que este deporte lleve a cabo un lavado de cara, y capte aficionados para el resto del año, dejando atrás la concepción elitista que le acompaña y las suspicacias de muchos sectores sociales hacia él. Precisión, capacidad para controlar los nervios y mucha emoción, es lo que se vivirá en la competición golfista de Río de Janeiro 2016, marcado por las numerosas ausencias de jugadores de alto nivel.

La globalización del golf queda patente al haber representantes de más de 30 países

Regresa al programa olímpico después de haberse quedado fuera en San Louis 1904. Se celebraron dos ediciones en las que tan solo participaron los hombres, siendo los estadounidenses los grandes dominadores de la disciplina. Mucho ha cambiado el golf respecto a aquel grupo de pioneros, habiéndose producido una auténtica revolución en los materiales de los palos. 

Formato de competición

Sencillo y fácil de seguir. Existe un profundo desconocimiento a nivel general del sistema en que se estructuran las clasificación de golf, pero en Río de Janeiro se intentó simplificar todo para favorecer el espectáculo y la captación de nuevos seguidores. Campo de 18 hoyos cuyo par son 72 golpes; aquel jugador y jugadora que lo complete en menos golpes será el ganador del torneo.

Bubba Watson encabeza la lista en el torneo masculino

Habrá 60 golfistas en el torneo masculino y otras 60 en el femenino. Es un deporte en el que proliferan las sorpresas, y las ausencias de seis de los diez mejores jugadores del mundo (Jason Day, Dustin Johnson, Jordan Spieth, Rory McIlroy, Adam Scott y Branden Grace) deja muy abierta la competición para que algún outsider pueda darse un homenaje. En el torneo femenino, la neozelandesa Lydia Ko es la máxima favorita al oro.

Bubba Watson en 2016. Foto: zimbio
Bubba Watson en 2016. Foto: zimbio

El Campo Olímpico se ha construido expresamente para este evento, en la Reserva de Marapendi, lo cual no ha estado libre de polémica por parte de sectores con sensibilidad ambiental, al haberse construido en una zona con especies en extinción y perteneciente a un Parque Natural. Hay dudas respecto al uso que tendrá esta instalación una vez finalicen los Juegos Olímpicos, ya que el golf no es un deporte de referencia en Brasil.

Campo olímpico de golf. Foto: bbc.co.uk
Campo olímpico de golf. Foto: bbc.co.uk

Españoles en Río 2016

Todo puede ocurrir en el torneo masculino con la masiva baja de favoritos, y Sergio García y Rafael Cabrera podrían aprovecharlo. Partirán como octavo y noveno favorito, respectivamente, y el aval de saber competir en situaciones límite. Ambos llevan a cabo una encomiable labor de difusión de este deporte, y los Juegos Olímpicos son una oportunidad manifiesta para dar un impulso a su deporte. No es descabellado pensar en una eventual medalla.

Sergio García en 2016. Foto: zimbio
Sergio García en 2016. Foto: zimbio

En lo que concierne a la modalidad femenina, las posibilidades de obtener presea parecen más lejanas. Tanto Carlota Ciganda como Azahara Muñoz han de estar satisfechas de ser de la partida en el torneo olímpico. Jugarán sin presión de ningún tipo, consciente de que habrá jugadoras de mayor nivel, pero su experiencia y talento innato puede dar lugar a alguna sorpresa positiva.