El rugby vuelve a ser olímpico. Tras 92 años sin poder disfrutar de esta disciplina dentro de unos Juegos Olímpicos, la celebración de los mismos en la ciudad brasileña serán recordados por el estreno de la modalidad 'seven'. Una variante mínima del tradicional y que con el paso de los años ha ganado en adeptos y en interés. Prueba de ello es que España viajará con una representación tanto en categoría masculina como en femenina.

¿De dónde viene el seven?

Hay que remontarse a 1883 para encontrar al creador de esta modalidad, un carnicero de escocés -Ned Haig- que organizó un evento de estas características para recaudar fondos para el club de su localidad. La aceptación fue mayúscula y comenzó a practicarse, aunque no fue hasta 1973, casi 100 años después, cuando se disputaba el primer Torneo Internacio de Seven-a-Side en Escocia.

La Copa del Mundo de Rugby nacía en 1993 y seis años después se conformó la Serie Mundial de Rugby a 7. Además, se realiza desde entonces un certamen en el que se desarrollan entre siete o diez torneos de selecciones nacionales en diferentes localizaciones geográficas. Fue el anticipo de la noticia más histórica de esta disciplina: en Rio de Janeiro y en Moscú, al menos, esta disciplina será olímpica.

¿Qué difiere del rugby tradicional?

Como ocurre con el rugby tradicional, la World Rugby es la organización encargada de su regulación. La modalidad de seven cuenta con modificaciones mínimas y la mayor parte de ellas llegan debido a la reducción de jugadores. Y es que los 15 habituales que se posicionan en el campo de rugby, en el seven son únicamente siete, aunque el espacio de juego es el mismo.

Aquí empiezan los cambios. En cuanto a los jugadores, cada equipo puede disponer de hasta cinco cambios, realizando el mismo número de permutas. En el momento en el que se realiza ese cambio, el jugador no podrá volver al terreno de juego, a excepción que sea para sustituir a un jugador que tiene una herida sangrentada.

En cuanto al tiempo la disminución de jugadores es fundamental en esta aspecto. Los partidos pasan de los habituales 80 minutos a los 14. Dos tiempos de siete minutos y un descanso entre ambos que no podrá exceder los dos minutos, aunque lógicamente cuenta con excepciones. Así, en diversas finales se han protagonizado encuentros de 20 minutos con dos tiempos de diez, siendo ese el tiempo límite. En caso de empate al final del partido se procede a un descanso de un minuto y a dos suplementos de cinco minutos cada uno.

Como es lógico, en cada partido existirá un árbitro encargado de que se cumplan las normas del rugby a siete; además estará acompañado por dos jueces de 'in-goal'.

¿Cómo se consiguen los puntos?

Las únicas variantes en este sentido aparecen en la conversión. Cuando es a favor, el lanzamiento deberá ser un drop kick dentro de los 30 segundos siguientes al try. Mientras, el equipo oponente deberá situarse en la línea de 10 metros. En el tiempo suplementario cuando un equipo consigue un punto debe ser declarado de forma inmediata como vencedor.

Cuando un jugador ha sido suspendido por juego sucio, el tiempo de suspensión será de dos minutos.

Uno de los cambios más importantes es la posición tras marcar un punto. El equipo que lo ha conseguido será el encargado de lanzar el kick off, mientras que el rival se colocará detrás de la pelota pateada. La pelota deberá caer en el campo de juego y rebasar una distancia mínima de 10 metros para que se dé por válida.