Tras caer en el partido que inauguró la temporada ante los Kansas City Chiefs, los New England Patriots llegaban al Mercedes-Benz Superdome obligados a ganar, ya no solo para silenciar a los que empezaban a poner interrogantes en el equipo sino para evitar la catástrofe que supondría iniciar la temporada con un balance de dos derrotas por ninguna victoria.

Los Patriots arrancaron fuerte. En el drive inaugural Brady encontró a Burkhead en la zona de anotación desde 19 yardas. Poco después conectaría con Gronkowski para conseguir un touchdown de 53 yardas y abrir brecha en el marcador, además de ayudar a su compañero a despejar las dudas que se habían acumulado en torno a su rendimiento tras el partido inaugural. Gronkowski fue la mejor noticia para New England en la faceta ofensiva del juego, mostrándose fuerte en la línea de scrimmage y consiguiendo separación con sus marcadores, lo que facilitó su conexión con Brady. Fue este último el que continuó engordando su estadística personal al encontrar a Hogan en la end zone para su tercer touchdown del cuarto.

El conjunto comandado por Drew Brees se vio contra la espada y la pared muy pronto, pero la defensa de New England quiso sacarse la espinita de la primera jornada y complicó bastante las cosas a los locales. Con Van Noy en un rol exterior y principalmente Roberts trabajando por la zona central, los Patriots consiguieron no echar demasiado de menos a Hightower. Anulando prácticamente a Adrian Peterson, que no tuvo mucho de lo que presumir en todo el partido, New England retó a Brees a atacarles de forma aérea. Un gran drive coronado con un pase de touchdown a Coleman devolvía las ilusiones a los Saints. Un posterior field goal los colocaba a tiro de piedra de los Patriots en el marcador, pero New England golpeó rápido y con potencia, consiguiendo una anotación terrestre por medio de Gillislee, primer jugador en la historia de la franquicia en conseguir cuatro touchdowns de carrera en sus dos primeros partidos.

El resultado al descanso era de 30-13 favorable a los visitantes. La línea ofensiva de New Orleans estaba siendo dominada por la de New England. Dos rookies, Adam Butler y Dietrich Wise, se encargaron de incomodar al ataque local. Los rookies de la unidad defensiva de New Orleans no terminaban de imponerse en el campo. Anzalone y Lattimore se convirtieron, tal y como se pronosticaba, en objetivos del ataque de New England, caracterizado por centrarse en los puntos débiles de la defensa rival sin ninguna piedad.

La segunda parte del partido fue un mero intercambio de field goals, en la que lo único destacable fueron los problemas de salud de los jugadores de ataque de New England. Con Edelman fuera toda la temporada y Amendola inactivo por temas de conmociones y problemas en la rodilla, encontrar a Gronkowski, Burkhead y Dorsett siendo atendidos en la banda es una imagen que los seguidores de los Patriots querrían haber evitado. Hogan, por su parte, también dio un pequeño susto al vérsele cojear tras un lance del juego.

Un tardío touchdown de los Saints, lanzado por Brees y recibido por Coby Fleener, dejó el marcador en 36-20 a favor de New England. Tras fracasar el sucesivo onside kick de los Saints, New England drenó el reloj hasta dejar apoximadamente un minuto restante, en el que los Saints apenas consiguieron hilar cuatro jugadas en una secuencia intrascendente que nos llevó al final del encuentro.

New England se reencuentra con el triunfo en un partido sólido a ambos lados del balón. New Orleans, por su parte, continúa con su fatal tendencia en septiembre. Desde 2014, los Saints registran una sola victoria por once derrotas en el mes inaugural de la temporada, condicionando de seriamente las aspiraciones del equipo de forma temprana. Los de New Orleans viajarán a Carolina la semana próxima para medirse a unos Panthers que tampoco parecen estar en su mejor momento, en lo que será un duelo divisional que se perfila como un partido vital para los Saints. New England recibirá en Foxboro a los Texans de Bill O'Brien y el quarterback rookie DeShaun Watson, una cita que puede ser importante a la hora de decidir el seeding en la AFC.