La historia siempre ha marcado que los Minnesota Vikings son un equipo perdedor en playoffs. El field goal fallado frente a Atlanta en 1998, la intercepción de Brett Favre frente a los propios Saints en 2009 y el field goal fallado de Blair Walsh hace dos temporadas con los Seattle Seahawks son malos compañeros de viaje y más en un partido así pero a veces la historia está escrita solo para ser rota.

Con esa mentalidad de romper una maldición, los aficionados de Minnesota llenaron el US Bank. En la primera parte el equipo respondió especialmente en defensa, bloqueando por completo la carrera y con dos intercepciones, una de Andrew Sendejo y otra de Anthony Barr a un Drew Brees desconocido. El ataque por otro lado funcionó lo suficiente para que Case Keenum conectase de forma constante con Adam Thielen colocando un 17-0 en el marcador que pudo ser de veinte puntos si no fuese por un field goal fallado por Forbath para acabar la primera parte.

Y antiguos conocidos de Minnesota aparecieron en las gradas con esa patada fallada. Aunque no lo parecía en ese momento, esa patada pudo terminar con el encuentro y se hubiesen evitado muchos infartos en la segunda parte. Pero lo que tocaba era un buen drive de Minnesota donde Keenum fue incapaz de soltar el balón y se llevó un sack que les sacó de la zona de Field Goal.

El show de Brees

Un jugador de la calidad y la experiencia de Brees no podía quedarse con los brazos cruzados.La segunda parte fue la demostración de que sigue siendo uno de los mejores QB de la historia. Un drive durisimo permitió a los Saints anotar, produciéndose además la lesión de Sendejo en un choque dudoso con Thomas, permitió un TD a los Saints que volvió a meter en el partido al equipo de Louisiana.

En ese momento y con la presión ya totalmente encima del equipo de Minnesota toda la afición regresó a 2009. Un pase innecesario de Case Keenum en su campo permitió una intercepción de Marcus Williams colocó a los Saints en una situación inmejorable y la sensación de que el partido estaba totalmente de cara para los de Nueva Orleans, sensación que aumentó al anotar un TD y caer Rhodes al suelo con problemas en una pierna.

Aún así Minnesota decidió no rendirse y un buen drive permitió a Forbath anotar un FG desde la misma distancia en la que falló en el descanso, lo cual ponía una ventaja de seis puntos para Minnesota a falta de unos nueve minutos. Los Vikings lograron provocar un tercera y fuera pero les fue devuelto solo pudiendo comer tres minutos, lo cual unido a un punt bloqueado dejó a los Saints en el campo de Minnesota con cinco minutos para que acabase el encuentro.

Brees no desaprovechó su oportunidad y los Saints se pusieron por delante  a falta de tan solo tres minutos para acabar el partido. Pero la historia se negaba a volver para Minnesota y un FG de más de cincuenta yardas de Forbath pusó el 23-21 en el marcador para la locura de la grada y la sensación de que aún era posible lograrlo.

La defensa logró llevar a Brees a un cuarto down y diez que podía acabar el partido pero el pistolero se negó a ello y logró colocar el partido para un FG de Lutz muy sencillo que pasó a los Saints 24-23 con solo veinte segundos para que acabase el partido. La sensación era verdaderamente de que el partido se había acabado ahí y los Saints habían logrado una remontada histórica.

Pero por una vez la suerte sonrió a Minnesota y con quince segundos ocurrió un milagro. Un pase de Keenum desde la yarda del treinta y nueve de su campo fue dirigido a Stephon Diggs, el cual recibió en la yarda del cuarenta de New Orleans con cinco segundos y lo que parecía el final pero Marcus Williams falló un placaje sencillo y el joven receptor solo tuvo que correr recto ante la explosión de lágrimas en la grada e incluso en la banda.

Mike Zimmer celebra con cánticos de SKOL el partido en rueda de prensa. Fuente: Minnesota Vikings
Mike Zimmer celebra con cánticos de SKOL el partido en rueda de prensa | Fuente: Minnesota Vikings

Keenum corriendo y gritando "Dios Mío", Diggs lanzando su casco fuera y llorando en la entrevista tras el partido, Zimmer totalmente eufórico en rueda de prensa y otra vez Keenum dirigiendo el cántico de SKOL en el extra point son imágenes que nunca van a poder olvidarse en Minnesota, imágenes quizás de que una historia cambie, una de las historias más duras de la NFL. A veces el deporte da milagros que no se pueden explicar ni medir mediante estadísticas y esta es una de esas veces.