Meses antes de la temporada 2007 los New England Patriots se propusieron formar una ofensiva histórica. La adquisición de Randy Moss puso los fuegos artificiales en el noreste de Estados Unidos, pero el verdadero gran fichaje de aquella pretemporada fue el de Wes Welker, un receptor no drafteado que había despuntado como jugador de equipos especiales en San Diego y posteriormente como receptor en Miami. Welker desarrolló una química espectacular con Tom Brady y durante seis temporadas acumuló números históricos en la franquicia.

La temporada 2012 terminó con los Patriots eliminados en la final de conferencia —partido en el que Welker anotó un touchdown— tras ser apabullados por los Baltimore Ravens. Aquellos Patriots desplegaron un ataque potente y dinámico, con jugadores como el previamente mencionado Welker, Danny Woodhead, Aaron Hernandez y Brandon Lloyd. Todos ellos, sin embargo, abandonaron el equipo al terminar la temporada. Los New England Patriots se veían con la necesidad de reconstruir la ofensiva y dar a Tom Brady las piezas necesarias para conseguir su cuarto anillo.

El cambio de guardia

La marcha de Welker dejó un agujero tanto en la alineación de los Patriots como en los corazones de su fanaticada. La cosa no mejoró cuando salieron los reportes de que Wes había firmado con los Broncos de Peyton Manning. New England necesitaba encontrar un receptor capaz de correr rutas de forma impecable y atrapar balones en la zona central del campo, con pies ágiles y manos fiables. Belichick se decantó por Danny Amendola, que había pasado sus últimos años en los St. Louis Rams.

La hoja de ruta de Amendola era un calco de la de Welker. Ambos salieron de Texas Tech, y ninguno de los dos fue drafteado. Amendola firmó por los Dallas Cowboys como Undrafted Free Agent en 2008, pero no consiguió llegar más allá del equipo de entrenamiento. Salió de Dallas y fue firmado por Philadelphia, también como miembro del practice squad. No fue hasta septiembre de 2009 que los St. Louis Rams llamaron a su puerta. Disputó 42 partidos con la franquicia de Missouri, siendo titular en 17 de ellos, y dejó 196 recepciones para 1726 yardas y siete anotaciones en las cuatro campañas que estuvo bajo el azul, blanco y oro.

Los Patriots vieron en Amendola la solución a sus problemas y ofrecieron al receptor un contrato por cinco temporadas por valor de 28.5 millones de dólares con diez garantizados. Las reacciones no tardaron en llegar, y tanto la prensa como los aficionados pusieron en duda el movimiento alegando que los problemas de lesiones de Amendola eran demasiado frecuentes como para poder confiar en él, además de considerar que el nivel de talento no era suficiente.

Perdiendo protagonismo

Tal y como se comentó antes de su debut como jugador de los Patriots, las lesiones acabaron siendo un problema para Amendola. Ya en el primer partido sufrió una lesión en la ingle, y su primera temporada se saldó con doce partidos disputados, 54 recepciones y 633 yardas, anotando solo en dos ocasiones. En la siguiente temporada sus guarismos decayeron notablemente y a pesar de disputar todos los partidos solo registró 27 recepciones, 200 yardas y una anotación.

Amendola no consiguió hacerse con el puesto de líder en el cuerpo de receptores tal y como se esperaba, siendo Julian Edelman el que acabó convirtiéndose en el objetivo favorito de Brady. Edelman, que llevaba con el equipo desde 2011, había pasado años aprendiendo de Wes Welker y consiguió hacerse un hueco en el equipo gracias a sus habilidades como jugador de equipos especiales —además de incluso haber tenido que disputar partidos en la secundaria por falta de personal—. Con Edelman liderando el ataque y Amendola perdiendo protagonismo, los rumores sobre la continuidad de Amendola se dispararon. Sin embargo, los Patriots habían accedido a postemporada como primer clasificado de la conferencia y no pensarían en movimientos de jugadores hasta que acabase su temporada.

Resurgimiento en postemporada

Fue en los partidos de postemporada, cuando se hablaba de que Danny podía estar jugándose el contrato, cuando el ágil receptor demostró su valía. A pesar de estar infrautilizado en temporada regular, Amendola comenzó su andadura en aquellos playoffs con cinco recepciones y dos anotaciones en la remontada ante los Ravens en ronda divisional. Posteriormente, en la Super Bowl XLIX, Amendola se mostró como un jugador clave a la hora de mover las cadenas en la remontada ante los Seahawks. Desde su posición en el slot de New England fue una pesadilla para los defensores de Seattle. Cuando los Patriots marchaban diez puntos por debajo en el último cuarto, Amendola atrapó un láser en el borde de la zona de anotación con Earl Thomas colgado de su hombro para acortar diferencias y dar vida a su equipo.

Los Patriots acabaron ganando el anillo y Amendola se ganó la continuidad en el equipo. Eso sí, para hacerlo tuvo que reestructurar su contrato, firmando por tres años por un valor de 12.75 millones de dólares. A pesar de sufrir una disminución en sus emolumentos, Amendola demostró su compromiso con la franquicia de Massachusetts, empezando a trabajarse una parcelita en los corazones de la afición de los Patriots.

El segundo anillo y el nacimiento de Danny "Playoff" Amendola

Amendola tuvo que volver a aceptar una disminución contractual para permanecer en New England antes de la temporada 2016, firmando por dos años con un valor de 8.1 millones de dólares. Aquella temporada solo registró 23 recepciones para 243 yardas, aunque dejó cuatro anotaciones. Sin embargo, Amendola volvió a ser absolutamente clave en la persecución del segundo Lombardi de los Patriots en tres años. Con los Atlanta Falcons dominando el juego en la Super Bowl LI y el marcador en 28-3, los Patriots necesitaban un milagro. La defensa de Atlanta apabullaba a sus receptores en la línea de scrimmage y Alford no estaba dejando a Edelman ejercer de motor de la ofensiva por el centro.

La relación de amistad entre Edelman y Amendola es conocida por todos los seguidores de New England. Ambos, además, son grandes amigos de Tom Brady. No es raro ver al quarterback realizar ejercicios de pase en los meses de inactividad de la competición con sus dos receptores, por lo que el nivel de química entre ellos está por las nubes. Cuando la defensa rival anuló a Edelman —y con Gronkowski fuera por lesión— Brady comenzó a buscar al ochenta en el campo.

Amendola hizo gala de su agilidad y su increíble habilidad para correr rutas y atrapar balones disputados y destrozó a la defensa rival por dentro con rutas cruzadas. La confianza de Brady en Amendola se traduce en balones cerca de la línea de gol, y en partidos clave esto se acentúa. Con el tiempo apretando y el marcador todavía desequilibrado, Brady encontró a Danny en una ruta exterior desde el slot y los Patriots se colocaron ocho puntos por debajo en el marcador.

Hay tres cosas seguras en la vida: la muerte, los impuestos y que si Amendola se coloca en el slot te va a partir la cintura con una out route. El ágil receptor de New England continuó atrapando balones y colocando a su equipo en situaciones favorables, minutos antes de atrapar el que probablemente sea el balón más trascendental de toda su carrera.

James White anotó un touchdown y los Patriots se quedaron a dos puntos de empatar el gran partido y forzar la prórroga. Cuando tienes una jugada a vida o muerte le das el balón a aquellos a los que confiarías cualquier cosa. Los Patriots recurrieron a una jugada de pantalla en la que Amendola sería el encargado de agarrar el ovoide y cruzar la línea de gol. Y el ochenta, tan diligente como siempre, hizo exactamente eso. Los Patriots acabarían ganando el partido en la prórroga y Amendola registró ocho recepciones para 78 yardas, un touchdown y una conversión de dos puntos. Danny "Playoff" Amendola había nacido, y tras sus brillantes actuaciones en las últimas Super Bowls de New England se ganó que los propios aficionados de New England lo colocasen a la altura de los mejores de la franquicia en cuanto a jugadas clave en postemporada

2017: El Amendola más decisivo

Amendola tuvo que volver a reestructurar su contrato antes de la temporada 2017. Redujo sus emolumentos de forma notable y firmó por un único año con valor de 1.75 millones de dólares. El precio, claramente barato en comparación con los contratos previamente firmados, acabó convirtiéndose en una auténtica ganga cuando, en pretemporada, Julian Edelman sufrió una lesión del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, dejando huérfano al ataque de los Patriots. La adquisición de Cooks y la presencia de Hogan y Mitchell —que se acabaría perdiendo la temporada también por lesión— dejaba al ataque de New England bien cubierto en la faceta exterior, pero faltaba el motor, aquel que fuese capaz de colarse por las rendijas de la defensa y agarrar los balones clave en el momento decisivo. La solución parecía clara: Amendola.Cuando tienes una jugada a vida o muerte le das el balón a aquellos a los que confiarías cualquier cosa

El gran problema de Amendola siempre fueron las lesiones. Él lo sabe y los señores con traje que gestionan el equipo lo saben también, por lo que a priori lanzar a Amendola al fuego y meterlo entre los linebackers rivales se antojaba como un movimiento suicida. Amendola no tiene la resistencia física de Julian Edelman, capaz de encajar golpes brutales y levantarse como si nada —Chancellor en la SBXLIX, por ejemplo—, así que tenían que encontrar la forma de maximizar la utilización de Amendola sin arriesgar su integridad física.

El rol de Amendola en la temporada 2017 fue situacional, como venía siéndolo en las campañas anteriores. Sin embargo, su trascendencia en el juego fue mayor que nunca. Durante toda la temporada, y a pesar de estar presente únicamente en el 49% de los snaps ofensivos, Amendola fue una constante en las situaciones de tercer down, en las que el ochenta se erigió como una fuerza prácticamente imparable. Allá por los Estados Unidos utilizan el término "clutch" para referirse a aquellos jugadores que realizan jugadas clave en los momentos más importantes. En el noreste del país, en aquella región que se conoce como Nueva Inglaterra, esa palabra va irremediablemente unida a Danny Amendola.

Poniéndolo de forma numérica: en situaciones de tercer y cuarto down durante la temporada 2017, Brady lanzó 32 balones a Amendola. De esos 32, Danny atrapó 20 y convirtió 17 de ellos en primer down, con 225 yardas y dos anotaciones. Esto supone un rating de 104.3 en momentos decisivos. No lo sobreutilizan, pero cuando salta al campo Amendola es absolutamente vital.

Rumbo a Minnesota: Tercera y dieciocho

Los Patriots se hicieron con el primer puesto de la conferencia americana y accedieron directamente a la ronda divisional, donde se las vieron con los Tennessee Titans. De nuevo, Danny "Playoff" Amendola hizo su aparición. El ochenta mantuvo al ataque de New England en movimiento durante todo el partido, agarrando once balones para 112 yardas en una actuación absolutamente sobresaliente. Sin embargo, Danny se reservaba lo mejor para las finales de conferencia.

Los Jacksonville Jaguars llegaban a Foxboro con la mejor defensa de la liga y los ingredientes necesarios para poner en problemas a los Patriots. Su línea defensiva era capaz de generar presión solo con cuatro hombres y su secundaria, con Ramsey y Bouye, se mostraba impenetrable. Los Jaguars consiguieron mantener a los Patriots bajo control durante algo más de tres cuartos, y con una ventaja de diez puntos derribaron a Brady, dejando a los Patriots en una situación de 3&18.

3&18. Los Patriots marchaban diez puntos por debajo en la Super Bowl XLIX, en el último cuarto y en 3&18. Enfrentándose a la mejor defensa de la liga y con la necesidad de anotar rápido para darse la oportunidad de remontar. En esa ocasión Brady recurrió a Julian Edelman, su receptor favorito, para completar el pase y mover las cadenas en la que fue una de las jugadas más importantes del partido. Esta vez, en 3&18, Edelman no estaba en el campo y Gronkowski había sido retirado del terreno de juego tras un golpe en el casco. Brady acabó recurriendo a Danny "Playoff" Amendola, y como vino siendo habitual, Amendola no decepcionó. Agarró el balón en la zona central del campo para ganar diecinueve yardas y mantener el ataque con vida. Minutos después recibió un pase de Brady en una ruta cruzada y cruzó la línea de gol, poniendo a los Patriots a tres puntos de los Jaguars.

Amendola no solo es relevante cuando se alinea para recibir pases, sino que es un retornador excelente. Lo demostró cuando, con los Jaguars teniendo que alejar el balón desde lo más profundo de su campo, agarró el ovoide alrededor de la yarda 50 y se lo llevó a la 30 de Jacksonville, dejando a los Patriots a tiro de piedra de la zona de anotación. Poco después, ya dentro de la diez del rival, Brady ejecutó un play action. Se plantó en el pocket y buscó a Cooks en la ruta zig —similar a la de Edelman en la Super Bowl XLIX—, pero el catorce no había conseguido la separación. Entonces Brady recurrió a su segunda opción, que en ese momento recorría la parte posterior de la end zone. El doce la puso fuerte y arriba, teniendo Amendola que elevarse para hacerse con ella. La inercia del balón empujó su cuerpo más allá de los límites del terreno de juego, pero Danny fue capaz de meter ambos pies en la zona de gol y se apuntó una anotación tan importante como espectacular.

Los Patriots conseguían de esta forma avanzar a la Super Bowl LII de Minnesota, donde se las verán con los Philadelphia Eagles. En los dos partidos de postemporada disputados por la franquicia de Foxboro Amendola registra 18 recepciones, 196 yardas y dos anotaciones. Números de auténtico fuera de serie cuando más falta le hace a su equipo. No diga Playoffs, diga Danny Amendola.