Concretamente, Cashmore estudió las carreras inglesas (tanto de liso como de obstáculos) durante 14 años (en total, más de un millón de pruebas). La investigadora comprobó que, a igualdad de condiciones, el sexo del jockey no aumenta las posibilidades de ganar una carrera. Es decir, una mujer jocketta es, al menos, igual de buena que sus compañeros varones.

Desgraciadamente, los datos demuestran que aún se está muy lejos de conseguir la igualdad en el turf. En Reino Unido, las mujeres representan sólo el 11,30% de las licencias de jockey y, además, sólo montaron el 5,2% de las carreras (el  6,5% en las carreras de liso y sólo el 2,9% en las de vallas). Ademas, esta infrarrepresentación es más evidente conforme aumenta la importancia de la prueba: en las carreras mas humildes (pruebas de clase 6 y 7), las mujeres obtienen el 9,5% de las montas. En cambio, en las carreras de clase 1, de cada 100 montas, sólo una se confía a las jockettas. 

Cashmore señala en su trabajo, además, que las jockettas reciben, como norma general, montas con menos posibilidades. No obstante, el menor número de mujeres no parece traer causa de un menor interés en las carreras. En Reino Unido, el 51% de los mozos de cuadra (grooms) son mujeres.

¿Qué ocurre en España? Los números no son mucho más esperanzadores. El pasado cinco de enero, el Jockey Club dio a conocer los jockeys profesionales y amateurs con licencia. En el primer grupo, el de los jinetes profesionales, sólo encontramos a tres mujeres (17,67% del total). En cambio, las amazonas sí son mayoría entre los jockeys no profesionales (cinco de ocho). 

Durante el pasado año 2017 se disputaron en España 440 carreras oficiales. En 172 de ellas (el 39,09%), compitió, al menos, una mujer. Es decir, más de la mitad de las carreras no contaron con presencia femenina. Las mujeres, por otro lado, sólo tuvieron 246 montas (el 6,75%) de los 3.647 caballos que corrieron durante todo el 2017. 

De nuevo, como ya ocurría en Reino Unido, el porcentaje de victorias es aún más exiguo. Las amazonas y jockettas españolas sólo consiguieron alzarse con 15 victorias (teniendo en cuenta, además, que hubo una carrera reservada sólo a amazonas), lo que supone un porcentaje del 3,41%. Aunque sería necesario hacer un estudio más profundo, donde se analizasen los dividendos y favoritos previos a la carrera, se puede ver, como señalaba Cashmore, que a las mujeres, cuando se les confía una monta, suelen ser a caballos con menos posibilidades.

Pero es que, no obstante, un porcentaje nada desdeñable de la participación femenina se produce en las carreras reservadas a amazonas y gentlemen. Si sólo se contabilizasen las carreras no reservadas a estos jockeys, las mujeres sólo representan el 4,70% del total de montas (169 sobre 3.594) y el 1,47% de las victorias. 

En definitiva, la presencia de mujeres (bien sea como jockettas profesionales o como amazonas) en las carreras es todavía testimonial. ¿Qué puede hacerse ante esta situación? Desde marzo de 2017, en Francia, las mujeres cuentan con un descargo de 2kg (es decir, sus caballos portan 2kg menos). Aunque la medida ha ayudado a que las jockettas se alcen con más victorias (ha supuesto un aumento de un 165% de sus triunfos), la misma no ha estado exenta de polémica. Algunas profesionales consideran que este descargo les estigmatiza como peores jockettas y defienden que, si realmente quieren que se les considere igual de competitivas que sus compañeros, deben enfrentarse en igualdad de condiciones.