Para triunfar en el deporte profesional, además de la alimentación, el sacrificio y el entrenamiento físico y psicológico, entran en juego las supersticiones. Unas supersticiones que a veces son realizadas por jugadores e incluso por equipos completos, algunas extrañas, inquietantes e incluso inesperadas realizadas por algunos de los mejores jugadores de la historia de la NHL y aquí os exponemos algunas.

Conversaciones con los Postes: Patrick Roy

El portero, integrante del Salón de la Fama, Patrick Roy tuvo conversaciones con los postes de las porterías que defendió. Aunque quizás la única respuesta que obtuvo fueron los sonidos de los golpes de los pucks y lo sticks, a Patrick le ayudó a mejorar su juego y jugar con los postes a su lado le hicieron jugar mejor.

Esta superstición comenzó en los Playoffs de 1986 ante los Hartford Wahlers. Sobre ello, Patrick dijo: "Ellos (los postes) me ayudaron y jugué un buen partido. En la prórroga, un chico se dio un golpe contra el poste y ganamos". Sobre las conversaciones mantenidas entre el portero y los postes dijo: "Vamos chicos, ayudadme. Antes del partido les doy indicaciones y las porterías están siempre conmigo, ellos me contestan y algunas noches dicen "bing", pero algunas noches también tienen una mala noche".

A pesar de parecer un poco loco, la superstición de Roy le ayudaría para tener una carrera fantástica logrando cuatro Stanley Cups y tres trofeos Vezina.

Fuera nervios: Glen Hall

Una de las supersticiones más perturbadoras era la de “Mr Portero” Glen Hall. El canadiense se provocaba vómitos antes de cada partido, un ritual físico bastante extraño y que realizó sobre todo en la última etapa de su carrera pensando que mejoraba su rendimiento. Creía que para estar a la altura de su alto nivel de juego debía encontrar una manera de llevar y aliviar la presión de jugar partidos importantes.

Sobre este ritual Hall manifestó: "Tenía la sensación de que no estaba dando todo lo que tenía si no pasaba por eso. También sentía que jugaba mejor, me levantaba por la mañana y no podía esperar al partido para hacerlo".

Parece que tuvo su recompensa a largo plazo ya que consiguió una Stanley Cup, tres trofeos Vezina e incluido en el Hall of Fame en 1975.

Mi equipo, mi tesoro: Eddie Belfour

El portero Eddie Belfour, más conocido como “The Eagle” y uno de los más exitosos que no fue seleccionado en el Draft, tenía la manía de que su equipo de portero solo podía tocarlo él. Algo que tenía tan presente que se extendió a todo el equipo, e incluso amenazaba a quienes se acercaban o lo tocaban ya que creía que jugaba al mejor nivel cuando solo lo había tocado él. Además se sabía que Belfour desarmaba parte de su equipo, como su guante, si tenía un mal partido o encajaba un gol que podía haber parado.

Parece que fue más positiva que negativa dicha superstición, ya que gano una Stanley Cup y dos trofeos Vezina.

Talcos para bebe y otras supersticiones: Wayne Gretzky

The Great One no fue ajeno a todo tipo de supersticiones, y a él en concreto parece que no le fue nada mal… porque ganó cuatro Stanley Cups, innumerables premios a nivel individual y logró su inclusión en el salón de la fama de la NHL.

Gretzky tuvo muchas supersticiones, una de ellas fue aplicar en sus sticks talco para bebes. También se negó a cortarse el pelo cuando realizaba alguna gira de partidos como visitante, ya que la única vez que lo hizo su equipo cayó derrotado de manera horrible. En los calentamientos tenía dos manías, una durante el mismo donde su primer tiro siempre era en la portería derecha, mientras que al finalizarlos tomaba varias bebidas y por un orden muy concreto, Coca-Cola Light, agua, Gatorade y otra Coca-Cola Light.

El perfeccionista: Sidney Crosby

El actual capitán de los Pittsburgh Penguins Sidney Crosby tiene varias supersticiones. Se sabe que es un perfeccionista, pero no en relación a su juego sino en relación a sus sticks. Cada uno se sus palos debe cortarse a una longitud concreta y encintado de una manera específica. Una vez que está encintado nadie puede tocarlos, y si lo hacen, Crosby vuelve a ponerles cinta por completo, ya que cree que el stick no funcionará como debe si no es manipulado por él solo.

La otra superstición del canadiense es no llamar a su madre los días de partido, ya que las tres veces que lo ha hecho ha tenido tres lesiones importantes, un hombro dislocado, una fractura de pie y dientes destrozados. De momento también ha tenido una brillante carrera ganando tres Stanley Cups y multitud de títulos individuales.

¡No toques el trofeo!

Los Pens con el Trofeo de la Conferencia Este | Foto: USA TODAY
Los Pens con el Trofeo de la Conferencia Este | Foto: USA TODAY

Una de las supersticiones más conocidas en la NHL y quizás la más ridícula, es la creencia de los jugadores que tocan el trofeo de conferencia es un mal presagio y hace que tengan menos opciones de ganar la Stanley Cup. Sin embargo la historia demuestra que está al 50% los que tocaron el trofeo y lo ganaron con los que no lo hicieron.

En 2008 Sidney Crosby y los Penguins eligieron no tocar el Trofeo de campeón de la Conferencia Este, Trofeo Principe de Gales, y perdieron la final de la Stanley Cup, sin embargo al año siguiente Crosby recogió el trofeo de campeón y ganaron la Stanley Cup.

Otras Supersticiones raras:

Chris Chelios: Era la última persona en ponerse la camiseta antes de los partidos.

Jocelyn Thibault: Vertía agua sobre su cabeza seis minutos y medio antes de cada partido.

Joe Nieuwendyk: Tomaba dos tostadas con mantequilla de cacahuete antes de cada encuentro.

Brendan Shanahan: Usó sus hombreras de hockey junior en Detroit y escuchaba a Madonna antes del partido.

Karl Alzner: Golpea el stick 88 veces y realiza el contorno de la hoja de arce antes de que concluyan los himnos nacionales.

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