El producto de USC tendrá este año su reto más complicado en su joven carrera: será la referencia número uno en el ataque aéreo de Pittsburgh esta temporada, tras la polemica partida de Antonio Brown. 

JuJu, como le ha apodado su padrastro, demostró el año pasado que podia ser una valuarte interesante en la ofensiva de los Steelers. Ha cuajado una excelente química con Ben Roethlisberger, tanto que los números de Smith-Schuster fueron muy buenos a pesar de la gran temporada de Brown: 111 recepciones para 1426 yardas y 7 anotaciones. Además, en su primer año, logró capitalizar 58 catchs para 917 yardas y otros 7 touchdowns. 

En tan solo dos años en la liga, JuJu hizo el equipo rookie del año en 2017 y jugó su primer Pro Bowl el año pasado. Además, con unos frescos 22 años y una personalidad más que carismática, es uno de los embajadores en cuanto al marketing en la liga: su afición a los videojuegos ha sido aprovechada por la NFL para conectar con los más jovenes, quienes en su mayoría aman a este jugador. 

John Sherman Smith-Schuster tiene la oportunidad de su vida para destacar este año como receptor en el equipo de Mike Tomlin. Su versatilidad le permite a la franquicia de Pennsylvania ubicarlo en varios lugares de la cancha sin dejar de generar producción. JuJu ha jugado como receptor abierto de ambos lados de la cancha, se ha alineado en el slot e incluso ha tenido una anotación en su año de novato como punt returner. 

Tiene, a su vez, varios récords de juventud en la NFL. Tiene el TD por recepción más largo de la historia de Pittsburgh con dos recepciones de 97 yardas (una vs Vikings, otra vs Broncos), es el jugador novato con más yardas aéreas desde 1958, y además es el jugador más joven en la historia de la liga en tener más de 1000 yardas totales en una temporada.

Solo buenas cosas deparan de Smith-Schuster en el futuro. Los Steelers lo saben, y por eso deberían de proteger a toda costa a su más reciente joya.