Canadá volvió a colgarse la medalla de oro ocho después de vencer por 5-3 a Rusia en la final, rompiendo así una sequía de ocho años desde el último título, allá por 2013. Shane Wright y Connor Bedard fueron los más destacados en el equipo canadiense, que se va de Texas imbatido y habiendo recibido solo 12 goles en 7 partidos.

Después de una fase de grupos inmaculada y sin apuros, los cuartos y las semifinales tampoco supusieron ningún drama, y más a juzgar por los marcadores: 10-3 y 8-1. Solo el combinado ruso fue capaz de hacer el tambalear al campeón. Los rusos se pusieron hasta en dos ocasiones por delante durante el primer periodo e, incluso, se colocaron a un gol a falta de diez minutos para el final, pero ese empuje terminó siendo insuficiente.

“Ha sido muy emocionante formar parte del encuentro de hoy. El último minuto de partido fue más largo que el resto del partido, parecía que al reloj le costaba llegar a cero. Ha sido una gran victoria para nosotros y es complicado describir el sentimiento, pero no lo podríamos haber hecho con un grupo mejor de chicos”, explicó el guardameta Benjamin Gaudreau, que realizó 31 intervenciones en la final y fue nombrado el mejor portero del torneo.

En el resto de actuaciones individuales, Bedard terminó con siete goles y 14 puntos en siete partidos, mientras que Wright fue el que mejores números logró con nueve goles y cinco asistencias, marcando al menos un tanto en cada choque. “Esta victoria significa todo para mí, también para mis compañeros, nuestros entrenadores y todo el staff, además de todo el país. No puedo estar más orgulloso de todo el trabajo que hemos puesto, lo duro que hemos empujado y el sacrificio que hemos realizado para llegar a este punto. Estoy muy feliz por todos los chicos del vestuario”, señaló el propio Wright.

Además, en la lucha por el tercer y cuarto puesto, Suecia destrozó por 8-0 a Finlandia y se colgó la medalla de bronce.

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