El primer Gran Premio de la temporada dejaba un podio blanco teñido de rojo, un rojo que no significa otra cosa que peligro para la escudería Británica. Y es que la salida de los Ferrari fue brillante. Como muchos esperaban se posicionaron por delante de Mercedes liderando la carrera durante las primeras dieciocho vueltas, hasta que se produjo el accidente entre Fernando Alonso y Esteban Gutiérrez.

Podio GP Australia 2016 Foto: Scuderia Ferrari
Podio GP Australia 2016 Foto: Scuderia Ferrari

El doblete podría haber sido para la escudería italiana si no se hubiese dado la bandera roja que entorpeció su carrera. Al poco de comenzar Sebastian Vettel adelantó hasta la primera posición y su compañero de equipo, Kimi Räikkönen, aprovechó el adelantamiento para colocarse el segundo. Pero a medida que avanzó la carrera las cosas se fueron complicando para los de Maranello. La bandera roja unida al abandono del finlandés y a la estrategia de neumáticos y paradas que llevaron a cabo, formaron un cúmulo que acabó con las expectativas de victoria que tenían de cara al GP.

El jefe de Ferrari, Maurizio Arrivabene, ha afirmado que en el muro estaban convencidos de que podrían ganar, pero también sabían que la estrategia podría salirles mal. Y aunque se lamentó de la aparición de la bandera roja no la utilizó como excusa a los resultados. “La carrera de hoy debería servir de lección para que trabajemos más duro, con humildad y dedicación”, afirmó el italiano.

Además, lejos de suponer una gran decepción para el equipo, la carrera de Australia ha servido para confirmar que pueden luchar enserio con Mercedes y también ha aumentado las expectativas. “Ayer estábamos un poco más lejos y hoy estábamos más cerca, pero naturalmente hubiéramos querido más”, declaró Vettel. Por su parte, Räikkönen se muestra contento con el comportamiento del monoplaza aunque tendrá que esperar hasta Baréin para conseguir los primeros puntos de la temporada y afirmó: “Todavía tenemos trabajo por hacer”