El 'Soldadito marinero' de Fito, tuvo que ver como después de un invierno malo, llegó una mala primavera pero sin embargo, el 'soldadito' con el que navega Honda por cuarto año consecutivo en la categoría reina, en 2016, ha sabido remar en la dirección acertada. Después de un invierno malo -y nada alentador tras los resultados cosechados en pretemporada-, llegó la primavera y lo hizo, devolviendo poco a poco en el paisaje todas las flores que se fueron marchitando a lo largo de un 2015, que mucha culpa tiene de lo que ha sido el tercer Cameponato del Mundo en MotoGP para Marc Márquez.

La cabeza del ilerdense, donde el significado de imposible es totalmente desconocido, hasta 2015 no conocía más que dos opciones: puerta grande o enfermería. Hasta que las visitas a la enfermería comenzaron a ser frecuentes. Tras una temporada dura para él, donde se tuvo que conformar con la tercera posición del Campeonato por siempre querer más, afrontó esta nueva campaña dispuesto a batirse con el rival más duro: él mismo. Y ha ganado la batalla. Con nota.

Su ambición, la misma que tantas veces le llevó hasta lo más alto, le colocó en territorio hostil. El español, conoció el sabor amargo de la derrota y de sobra supo, que ahí no quería volver. Ese no era su lugar. Un piloto de raza, de instinto, que cuando sube a la moto siempre quiere más, quiere seguir sumando, no encuentra su sitio lejos de la primera posición. Sin embargo, esta temporada, ha tenido que renunciar en más de una ocasión a ella y su título, ha llegado de forma totalmente opuesta a lo que hasta ahora el de Cervera estaba acostumbrado. Marc Márquez ha sabido aprender de todo aquello que le privó en 2015 de seguir agrandando su historia y con tan solo 23 años, ha vuelto a tocar el cielo. El ilerdense, tras una temporada practicamente impecable, donde la regularidad y el terminar carreras dejaron relegado aquello con lo que él tanto disfrutaba,  buscar el límite, pone punto y final a 2016 como pentacampeón del mundo.

Marc Márquez en parque cerrado tras conseguir el título | Foto: Box Repsol
Marc Márquez en parque cerrado tras conseguir su tercer título de MotoGP | Foto: Box Repsol

Nadie dijo que fuera fácil

Cierto es, que a medida que la temporada fue avanzando, la primavera fue devolviendo el color a un jardín, que al comienzo, lejos estaba de ser -ni si quiera parecerse-, un camino de rosas. Qatar, volvía a poner el semáforo en rojo dando la bienvenida a una nueva temporada. A la primera prueba del año, Márquez llegaba con un caballo de carreras que poco se diferenciaba de aquel que en 2015, le jugó malas pasadas. El ilerdense, aterrizaba en la primera cita con las mismas dudas que abandonó 2015 y viéndose de nuevo, superado por un Jorge Lorenzo que inaguraba el año de la misma manera que abandonó el anterior: ganando. El mallorquín se convertía en el primer ganador de 2016 mientras que el de Cervera, se tuvo que conformar con la tercera posición. Todo un éxito en comparación a lo que podría haber sido. Pero no fue.

El mundial llegaba a América, y algo que se veía tan lejano en esos momentos como era la victoria, llegó en la segunda prueba de la temporada. Las primeras posiciones de Argenitna y Austin, donde en este último trazado una vez más, el ilerdense volvió a demostrar que era el auténtico Capitán América, fueron simplemente un descanso en el jardín, que sirvió para ocultar durante dos fines de semana, las debilidades que presentaba la Honda en ese momento. 

Llegó el primer Gran Premio de la temporada en casa -Jerez- y la situación era totalmente sorprendente para él. En tan solo 3 carreras, y con una moto claramente inferior y con muchas más dificultades a la hora de pilotar que las que llevaban en sus manos los pilotos de Yamaha, Márquez llegaba con 21 puntos de ventaja respecto al segundo, Jorge Lorenzo, en una carrera donde demostró, que era cierto eso de que había madurado encima de una moto. Un tercer puesto también le podía hacer campeón y tras intentar alcanzar, sin éxito, a Valentino -primero, y Jorge -segundo-,  decidió aguardar desde atrás y sumar unos puntos que despues se tradujeron en Campeonato. Al igual que los tres que consiguió en Le Mans.

Una vez en suelo francés, volvió a salir Marc Márquez, el de verdad, el que arriesga. Y le pasó factura. Siguiendo su ambición, tuvo que ver como se iba al suelo y puesto que la intención, seguía siendo el sumar los máximos puntos posibles, el ilerdense retomó la marcha y finalizó en una decimotercera posición que le acercaba un poco más a la que iba a ser su tercera corona. 

Caminante hace camino al andar

No de la forma que a él le gustaba, pero ahí seguía el de Cervera. Por el camino que se marcaron a principio de temporada en el que lo importante era sumar. Sumó una racha de segundas posiciones durante tres carreras consecutivas -Mugello, Montmeló y Assen-, mientras vio como sus rivales directos por el título, quedaban fuera de combate en dos ocasiones siendo el caso de Valentino Rossi, con el que desfortunadamente, y tras el accidente que le costó la vida a Luis Salom en Montmeló, selló la paz tras lo ocurrido en Sepang, y una ocasión en el caso de Jorge Lorenzo, que en Holanda, se encontró con lo que ha sido su principal enemigo a lo largo de la temporada: la lluvia.

Marc Márquez homenajeando a Luis Salom en el Gran Premio de Catalunya | Foto: marcmarquez.com
Marc Márquez homenajeando a Luis Salom en el Gran Premio de Catalunya | Foto: marcmarquez.com

El ilerdense, llegaba al ecuador de la temporada como líder indiscutible de la categoría y el objetivo que a principio de temporada parecía inalcanzable, fue abriéndose paso, cada vez con más fuerza, en la cabeza del piloto de Honda. Las sensaciones reaparecían poco a poco y las actuaciones del español, estaban siendo impecables hasta el momento. Nadie le podía parar excepto él mismo. Sus alas, que en algún momento parecían titubear, cada vez eran más grandes y  pese no subir al podio en algunas pruebas, los resultados que iba recogiendo las fortalecían cada vez un poco más. Hasta que llegó el momento.

Llegó la tercera corona

A la primera. Con un poco de suerte, también, pero por la puerta grande. Así consiguió Marc Márquez su tercer título en la categoría reina en un circuito, que pese ser el seno de Honda, venía favoreciendo a las Yamaha en los últimos años. El español, pudo ver como aquello que tanta frustración le había causado el año anterior, querer llegar pero no poder, lo sufrían sus rivales en su propia piel. Aunque la verdad, es que él salió a lo suyo, a ganar. Por su parte, tanto Valentino como Jorge, y con el afán de evitar el alirón del de Cervera a falta de tres pruebas para el final, llevaron al límite a su Yamaha hasta tal punto, que esta, les hizo besar el asfalto.

En ese momento, todos los fantasmas del pasado que tanto atormentaban a Marc Márquez, que tanto le habían hecho luchar contra sí mismo, se desvanecieron por completo mientras que este, saboreaba el más dulce sabor de la victoria. Sin duda, la más trabajada. Una pequeña oporunidad, la luz al final de un largo túnel. De ahí, sacó el español su tercera corona. Volvió a dejar de lado los imposibles, de un comienzo negativo y un año de experiencia recogida, creó su oportunidad, creyó en ella y luchó hasta conseguir su objetivo con todo lo que tenía y a la vez, sin nada que le caracterizase. No es que perdiera su esencia, ni mucho menos, pero arriba de la moto, se conoció a un piloto mucho más calculador que demostró, que sabe muy bien quién es, qué quiere y cómo conseguirlo.  

Con el título debajo del brazo, tocaba volver a disfrutar. Sin presión, con los deberes hechos. El de Cervera, se permitió fallar en Australia y Malasia como a él más le gusta, buscando el límite, sacando esa locura con la que asombró al mundo, con la que también conquistó la cima y finalmente, puso punto y final a la temporada con una segunda posición en Valencia tras un Jorge Lorenzo, que se mostró inalcanzable.

Después de todo, y con los resultados en la mano cualquiera lo diría, 2016 no fue ni mucho menos un año fácil para el de Honda. Llegó sin nada, pero termina con todo lo que podía conquistar: el título, y a si mismo. La victoria forma parte de él y sin duda, hablar de historia, es hablar de Marc Márquez.

Foto: Box Repsol
Foto: Box Repsol