La tragedia vivida en el Red Bull Ring ha hecho daño en las filas de Mercedes, ha propiciado incluso que su máximo responsable, Toto Wolff, afirmara haber vivido el peor momento de su carrera profesional desde que dirige el equipo alemán. Pese a que la escudería alemana ya había sufrido un doble abandono pero por culpa del polémico accidente entre Rosberg y Hamilton en el GP de España 2016.

Pero en Austria, Mercedes sufrió su primer doble abandono por causas técnicas desde que regresó a la Fórmula 1 en 2010, en las primeras vueltas por falta de presión hidráulica que afectó especialmente a la dirección en el coche de Valteri Bottas, y un fallo en el cierre de la bomba de combustible en el monoplaza de Lewis Hamilton.

Los técnicos de la escudería alemana encontraron, el pasado lunes, la causa del fallo en la bomba de combustible, un desprendimiento de un muelle de metal que finalmente no ha afectado al motor de combustión, turbocompresor, MGU-K, MGU-H, centralita y batería de la unidad de potencia de Hamilton.

Debido a que la bomba de combustible forma parte del bloque motor, después de detectar el problema y rediseñar la pieza, los de Brackley la han colocado en sus dos monoplazas como también han enviado la pieza actualizada a todos sus equipos cliente, Williams y Force India.

Estos inconvenientes no se habían experimentado antes en ningún Gran Premio para los alemanes y, por eso, desde la fábrica señalan que no tiene vínculo directo con la actualización de la unidad de potencia del pasado GP de Francia, ya que este cambio se ha realizado por fiabilidad y no por rendimiento, porque es una actualización para que se eviten nuevos problemas con estos elementos y sufran nuevos abandonos. Por ello, ninguno de los pilotos que lo montan recibirá sanción.