2016 ha sido el año de Maverick Viñales. Debía serlo, tras su arriesgado ascenso de Moto2 a MotoGP sin el título bajo el brazo, siendo la gran apuesta de Suzuki en su retorno a la máxima categoría después de tres años de inactividad. Debía serlo por su prometedor 2015, en el que no había sido batido por Aleix Espargaró, un piloto curtido en MotoGP y que apenas sumó ocho puntos más que el 'rookie' catalán.

Además, era un año crucial en el mercado de fichajes, con los cuatro mejores pilotos de la categoría acabando contrato a final de temporada y con Viñales, el más codiciado de la parrilla, con la caña de pescar preparada para recalar en Honda o en Yamaha. Y la pretemporada ya prometía: Viñales fue el mejor en el test realizado en Phillip Island, circuito en el que ya había brillado en la carrera de 2015, y se postulaba, de cara al inicio del campeonato, como la gran alternativa al dominio de las Yamaha y las Honda.

Y el comienzo de Mundial cumplió las expectativas. En Qatar, habitual cita inaugural de la temporada, se coló el sábado en la primera fila, sólo batido por Lorenzo y Márquez, pero en carrera se vino abajo, fruto de una mala salida y de, quizás, los nervios. Sólo pudo ser sexto, rodando toda la prueba detrás de la Honda de Pedrosa, pero dejando muy atrás a su compañero Espargaró. 

Foto: Mirco Lazzari/Getty Images

Dos semanas después, en Argentina, llegó la primera decepción del año, fruto de una caída en carrera cuando, luchando con Rossi, perseguía su primer podio como piloto de MotoGP. Las complicadas condiciones le jugaron una mala pasada. La gira americana la completó con una decente carrera en Austin, circuito poco propicio para su Suzuki, acabando cuarto, sólo superado por Márquez, Lorenzo y Iannone. La llegada a Europa, en Jerez, supuso en ligero revés para Maverick, que tenía puestas expectativas en la carrera de casa, donde acabó sexto, siendo superado por Espargaró, que finalizó quinto.

Podio en Francia y fichaje por Yamaha

Francia fue el momento clave del año para Viñales. Una semana antes, Lorenzo había anunciado su marcha a Ducati, con lo que el nombre del catalán sonaba, y mucho, para sustituirle en Yamaha. Sin embargo, ese fin de semana, en Francia, salió a la luz una información que aseguraba que Dani Pedrosa había firmado por la marca de los diapasones. Viñales, algo nervioso, aseguraba que, para Dani, lo mejor era terminar su carrera en Honda. Aún así, la carrera no le fue mal y consiguió su primer podio en MotoGP, acabando tercero, beneficiado por las caídas de Márquez y Dovizioso.

Los rumores del romance Pedrosa-Yamaha se diluyeron y el fichaje de Viñales por la marca japonesa se confirmó dos semanas después, en el Gran Premio de Italia. Justo allí, Viñales se clasificó segundo, justo por detrás de su futuro compañero Rossi. En carrera al '25' no le fue tan bien, incapaz de pasar de la sexta posición, lastrado de nuevo por una mala salida. Tampoco subió al podio en Barcelona, donde acabó cuarto en una carrera en la que salió con muchas ganas pero se fue desdibujando, cediendo en la batalla por el podio con Pedrosa.

Foto: Mirco Lazzari/Getty Images

Las dos carreras previas al parón estival fueron aciagas para los intereses de Viñales. Tanto en Assen como en Sachsenring la lluvia hizo acto de presencia y a Maverick, como ya le sucedió a otros cracks como Lorenzo o Pedrosa, le está costando en sus inicios en agua con una MotoGP. Apenas un noveno puesto en Holanda y un duodécimo en Alemania fue el escaso botín que se llevó el de Suzuki de estas citas, quedando descolgado en la clasificación general, marchándose de vacaciones quinto en la tabla de puntos.

A la vuelta de las vacaciones, en el inédito circuito de Austria, Viñales completó una correcta carrera en un circuito nada propicio para su moto, finalizando sexto, justo detrás de la Honda de Márquez. Una semana después, en Brno, la lluvia volvió a frenar su progresión, realizando una discreta actuación que le llevó solamente hasta una novena plaza que no cumplía las expectativas generadas en los entrenamientos.

Exhibición en Silverstone

Sin embargo, su gran momento llegó en la duodécima carrera del año, en Silverstone. Las características del trazado británico ya prometían, mirando los intereses de Suzuki, y Viñales no defraudó. Saliendo tercero, se puso en cabeza en la primera vuelta y soltó el liderato en ningún momento, sin dejar que nadie, ni siquiera Rossi o Márquez, siguiesen su rueda. Una exhibición en toda regla. La consagración de una estrella que ya avisaba de lo que sería capaz de hacer con la Yamaha, una moto similar a la Suzuki, aunque de un potencial mucho mayor.

Foto: Mirco Lazzari/Getty Images

Su buen momento de forma sería ratificado en las siguientes carreras, donde sólo fue superado por las Honda y las Yamaha. En Misano, pese a tener un gran ritmo, no pasó del quinto puesto, dejando atrás a las Ducati, que corrían en casa. En Aragón sí que peleó más por el podio, pero finalizó cuarto, cediendo en las últimas vueltas ante el mayor empuje de Lorenzo y Rossi, que le dejaron atrás en el tramo final.

Dos podios en Asia para redondear el año

En la gira asiática, Viñales puso la guinda a una temporada inolvidable para él. Para empezar, subió al podio en Motegi, en la famosa carrera que le dio el título a Márquez y vio caerse a las dos Yamaha. Una semana después, volvió a aprovechar los errores ajenos -esta vez, de Márquez-, para acabar tercero de nuevo, llegando a soñar con acabar en el podio final en la clasificación. No andaba lejos de Lorenzo y se la jugaba contra el tricampeón en las dos últimas citas.

Sin embargo, volvió a aparecer la lluvia en Malasia y, con ello, la versión más apática de Maverick Viñales, que sólo pudo ser sexto, y eso que se cayeron tres de los favoritos. Completó el año con un correcto quinto puesto en Cheste, que ratificaba su cuarto puesto final en el Mundial, sólo superado por los tres pilotos que han cominado el campeonato en la última década: Márquez, Rossi y Lorenzo.

Ahora Viñales tiene unos meses para efectuar el cambio de 'chip'. Ya no es una promesa que compite sin presión para llamar la atención de las grandes marcas. Ahora estña en un gran equipo, quizás el mejor de todos, y comparte garaje con el piloto más laureado de la historia. Muchos le etiquetan de candidato al título desde el principio; otros son más cautos. Sólo el tiempo dirá hasta dónde puede llegar Maverick en su año de debut sobre una Yamaha.