Los Rams de 2017 no están dejando a nadie indiferente. Si antes de su semana de descanso ya tenían sorprendida a la mayor parte del universo de la NFL, los 51 puntos anotados ante los Giants el domingo pasado han terminado de provocar que las mandíbulas caigan al suelo. Nadie anota más puntos por partido que los angelinos, que han convertido a Todd Gurley en el auténtico motor del ataque. Jared Goff, sólido y fiable, ha dado varios pasos adelante respecto a su dudosa primera campaña. Desde que llegó Sean McVay todo son fuegos artificiales y anotaciones, pero, ¿qué ha cambiado en este ataque?

Una línea ofensiva eficiente y fiable

Las incorporaciones de Andrew Whitworth (LT) y John Sullivan (C) se han hecho notar. La línea ofensiva de los Rams es la tercera mejor en cuanto a protección de pase y en cuanto a bloqueo para carrera, según Football Outsiders. Con 10 sacks permitidos en la marca de la media temporada, el dato presenta una mejora palpable con respecto a los 49 sacks que concedieron la temporada pasada. De mantener el promedio, recortarían la estadística aproximadamente en un 60%. Casi nada.

El año pasado Jared Goff promediaba 2.5 segundos por pase lanzado, mientras que este año promedia 2.8 segundos. En cuanto a los sacks, el promedio del año pasado era de 3.2 segundos, mientras que este año la línea está aguantando casi medio segundo más, promediando cada sack 3.6 segundos. Cada vez que Goff salía del pocket para ganar tiempo lo hacía el año pasado a los 4.5 segundos, mientras que el promedio de este año es de 6.0 segundos. Para rematar, el año pasado la línea solo pudo dar a Goff más de 2.6 segundos para pasar el 42% de las veces, mientras que este año han subido la cifra al 54%. Los números reflejan una clara mejora en cuanto a la confianza que la línea ofensiva ofrece.

Whitworth es, según Pro Football Focus, el cuarto mejor tackle de los cincuenta y nueve que han evaluado este año. Sullivan, por su parte, es el décimo mejor center de los veintinueve que meten en lista. Con incorporaciones de ese calibre Jared Goff puede hacer el dropback con más seguridad que nadie. Y claro, si eres la defensa no puedes vender la granja y lanzarte a hundir a Goff cuando su acompañante en el backfield es Gurley, que te puede romper en cualquier momento. Porque esa es otra pieza clave en la mejora ofensiva de este año.

Todd Gurley, un misil tierra-aire

Foto: NFL
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Vamos a ponerlo de esta manera: Excluyendo de la ecuación las yardas de pase, no hay ni un solo jugador en toda la liga que consiga más yardas totales por partido que Todd Gurley. Solo Kareem Hunt, cuyo equipo ha disputado ya nueve partidos y por tanto tiene un encuentro más que Gurley para la estadística, le supera en la cuantía total. El excitante rookie de los Chiefs promedia, por partido, 88.9 yardas de carrera y 36.8 de pase, mientras que Todd Gurley se apunta 85.8 y 42.3, respectivamente. Cuando tienes un jugador que te promedia 128.1 yardas totales por partido en tu equipo —y lo rodeas de gente solvente— es muy difícil que no anotes una buena cuantía de puntos.

La mejora del corredor respecto a la temporada pasada es clara. Con 55.3 yardas de carrera y 20.4 de pase por partido, sus aportaciones iban de acuerdo con la línea general de esa paupérrima unidad ofensiva. De hecho, en media temporada ya ha superado el número de veces que encontró la pintura en la campaña pasada al completo, con siete anotaciones terrestres en ocho partidos contra las seis de toda la temporada pasada. Pero donde realmente se encuentra la mejora es en la influencia del jugador en el juego de pase. En los dos años anteriores Gurley no había anotado un solo touchdown de recepción, mientras que este año se planta en el punto intermedio de la temporada con tres. Su presencia quita mucha presión de encima al ataque, mantiene el reloj corriendo y provoca que la defensa no pueda lanzarse al cuello del pasador.

Un juego de pase mejorado

Los números de Jared Goff se han relajado un poco respecto a las semanas iniciales de temporada, pero cuesta encontrar estadísticas en las que se caiga del top ten, lo que significa que el joven quarterback de los Rams está haciendo un excelente trabajo al mando de esa ofensiva y mantiene a su equipo en posición de anotar y ganar los partidos, que es lo que importa en este deporte. Solo en cuanto a porcentaje de pases completados, un flojo 60.2%, lo vemos en la parte baja de la tabla.

Sus números evidencian una mejora importante respecto al horror del año pasado, y reflejan lo sólido del juego ofensivo de los Rams. Con 253.8 yardas por partido, sus promedios por cada pase son excelentes. Cada pase que completa consigue un promedio de 13.8 yardas, estadística que lidera la liga. Un dato positivo para Goff es que no tiene que llevar el peso del ataque, al contrario de otros jugadores como Russell Wilson o Tom Brady. Mientras que estos dos han lanzado un total de 303 y 309 pases respectivamente, Goff cuenta con 244 intentos totales. Con menor peso sobre sus hombros y la ayuda del sobresaliente juego terrestre —el quinto mejor de la liga con 131.9 yardas por partido— Goff se está encontrando cómodo y jugando un fútbol excelente.

El juego aéreo se encuentra bastante repartido, con cuatro jugadores con más de 330 yardas de recepción —los tres receptores y Gurley— en lo que va de temporada. Woods, Kupp y Watkins están encontrando balones por igual, con dos anotaciones para el primero y tres para los otros dos. Con Everett y Higbee, los tight ends, cumpliendo con su labor de opciones de seguridad para Goff, la variedad en el juego de pase es la principal característica. Teniendo en cuenta, por supuesto, que Gurley también aparece en el juego aéreo.

Su lugar en la historia

A pesar de que ya se escuchan susurros que hablan de la segunda venida de The Greatest Show on Turf, lo cierto es que a nivel individual los Rams de 2017 están muy lejos de lo que consiguieron sus homólogos de 1999, 2000 y 2001. Regularidad aparte —mantener el nivel durante tres años es digno de admirar—, los números de Kurt Warner en el juego de pase y de Marshall Faulk como corredor son hitos prácticamente inalcanzables. Sin embargo, están mostrando una eficiencia impresionante.

Los Rams de 2017 no se pueden comparar con los de 2016. Basta decir que, con ocho partidos disputados, ya han superado el total de puntos de la campaña pasada —224— holgadamente, habiendo anotado un total de 263 en lo que va de temporada. Entrar en materia no sería más divertido que jugar a baloncesto con un infante de cuatro años. Es por eso por lo que igual hay más aliciente en echar un ojo atrás y ver qué tal les fue a los históricos Rams del cambio de siglo y cómo andan los de este año en comparación. Porque si hay que ser herejes, divirtámonos haciéndolo.

Para empezar, los Rams de 2017 promedian 32.9 puntos por partido. Esto los colocaría, de momento, por delante de los Rams del 2001, que promediaban 31.4 puntos por partido. Los de 1999, el año de la victoria en la Super Bowl, registraban un promedio idéntico al presente, 32.9 por encuentro. Los del 2000, lastrados por la peor defensa de la liga, anotaban 33.8 puntos por partido, pero quedaron fuera de playoffs en primera ronda. Los 2.58 puntos por drive que sacan este año se integran bien con los 2.37 de 1999, 2.78 del 2000 y 2.57 del 2001.

El gran abismo que separa a estos equipos es la capacidad para generar yardas. Como equipo, los Rams de aquellos tres años nunca bajaron de las 400 yardas por partido —400.7 en 1999, 442.2 en 2000 y 418.1 en 2001— mientras que los de la presente campaña registran 382.1 yardas totales por partido. Una cifra muy positiva, pero que comparada con uno de los mejores ataques de la historia palidece. Individualmente en ese lapso de tiempo, Warner y Faulk se colocan, en cuanto a yardaje, lejos del alcance de Goff y Gurley. Warner promedió, en yardas de pase por partido, 272.1, 311.7 y 301.9. Marshall Faulk nunca bajó de las 150 yardas totales por encuentro.

La diferencia, entonces, está en la eficiencia a la hora de convertir las yardas generadas en puntos. Como hemos visto, las cifras de puntos totales y de puntos por drive son bastante parejas, por lo que igual no se les puede llamar The Greatest Show on Turf, pero yo no pondría ninguna objeción si empezásemos a hablar de The Most Efficient Show on Turf. A fin de cuentas, el ataque de estos Rams está siendo espectacular y el efecto McVay se está haciendo notar.

Habrá que ver si son capaces de mantener el pie sobre el acelerador durante lo que resta de temporada. Es cierto que los 51 puntos de la semana pasada pueden maquillar ciertas estadísticas, pero también hay que meterlos. De momento, el calendario que tienen por delante no es ningún caramelito, con encuentros ante Vikings, Saints, Eagles y Seahawks en sus próximas seis jornadas, siendo los cuatro candidatos a playoff. Serán partidos absolutamente vitales para las aspiraciones del equipo. A mediados de diciembre sabremos de qué pasta están hechos estos Rams. Los fans de la franquicia angelina desearán que no quede todo en la anécdota de la buena primera mitad de temporada de 2017.