Para ponernos en situación vamos a retroceder unos días hasta la segunda ronda del torneo asiático más prestigioso, el Masters 1000 de Shanghái. En la pista se enfrentan Nick Kyrgios, que llega en un gran momento de forma después de superar en primera ronda a Sam Querrey, y Mischa Zverev, que terminaría siendo la gran sorpresa del torneo. El partido comenzó sin sobresaltos, pero a medida que se fue complicando el compromiso para el australiano, este comenzó su ya habitual espectáculo que dista mucho de la actitud de sacrificio propia de los deportistas de élite. El cañonero australiano se enzarzó en varias discusiones con el público, llegando a decir que él no había obligado a nadie ir a verle jugar y que si tenían algún problema que se marchasen; también comenzó una apatía en el juego impropia del nivel dejándose ganar descaradamente.

En el enésimo desplante de Kyrgios a la ATP, que ya estaba advertido por la máxima instancia del tenis por su conducta, ya no hicieron oídos sordos y comenzaron a imponer duras sanciones al jugador. Kyrgios había sido multado por los supervisores de la ATP con 16.500 dólares por quebrantar el Código de Conducta de la ATP, 10.000$ por violaciones del Mejor Esfuerzo, otros 5.000 por abuso verbal de un espectador y 1.500 más por conducta antideportiva. La multa ascendía a un total de 33.000 dólares.

La multa puede parecer mucho, pero no hay que olvidar que el jugador se embolsó 35.845$ por llegar a la segunda ronda del torneo. Además, como el jugador ya estaba apercibido por la ATP, los comisarios decidieron revisar el partido de nuevo así como sus declaraciones posteriores en ruedas de prensa. Esta revisión ha provocado sanciones adicionales a las ya impuestas y la ATP anunció que suspendía de la competición a Kyrgios ocho semanas, desde el 17 de octubre hasta el 15 de enero del próximo año y una multa adicional de 25.000 dólares.

La sanción no es nueva para Kyrgios que ya suma varias a lo largo de su corta trayectoria. Pero la ATP, decidida a atajar el problema más que a castigarlo, a anunciado que si el jugador está dispuesto a acudir a un plan de reinserción con un psicólogo deportivo o un plan equivalente avalado por la ATP, podrá volver a las pistas en tres semanas reduciendo la inactividad hasta el 7 de noviembre.  

Kyrgios ha sufrido una sanción merecida y ejemplar; el propio tenista la ha aceptado las sanciones y ha pedido disculpas. La ATP ha aprovechado la situación para ver que se muestra inflexible con las conductas contrarias al juego de los tenistas y ha decidido atajar de una vez por todas el problema con el tenista australiano, muy talentoso pero con poca cabeza, brindándole su ayuda y haciéndole ver que no todo está permitido.