La tarde comenzaba en Acapulco y el sol proyectaba la sombra de las palmeras en la pista azul mexicana. La pista estaba vacía y un público que iba entrando por cuentagotas para tomar asiento y ver un partido que prometía igualdad máxima y buenos momentos de juego. Dos tenistas jóvenes y con dos puestos de diferencia en el ranking de la WTA iban a librar una batalla por las semifinales del torneo mejicano. Las protagonistas eran Christina McHale y Mónica Puig, ambas jugadoras llegaban sin perder ningún set en el torneo e iban lanzadas a estar entre las cuatro mejores jugadoras del torneo.

Las tenistas saltaron a la pista muy metidas en el partido, la concentración era máxima y eran sabedoras de la importancia de mantener los servicios, por lo que sacaban su mejor golpe en el primero y aseguraban el segundo para no regalar puntos a la rival. Mónica no pudo mantener el pulso mucho tiempo y cedió su segundo turno de servicio, no aprovechó una bola de break en el siguiente de su rival, y volvió a ceder el suyo.

Los errores no forzados dieron dos roturas a la tenista estadounidense que empezó a jugar sin presión y aceleraba el brazo sin ningún miedo. Mónica Puig jugó con más rabia que con cabeza, pero había poco que hacer ya en el primer parcial, es cierto que peleó hasta el final, pero no consiguió recortar distancias.

Le tocaba a la puertorriqueña hacer borrón y cuenta nueva para igualar el partido y pelear en el tercer set la plaza de semifinales. Jugó con más intensidad y menos errores, pero McHale no bajaba el ritmo ni un ápice. El partido se convirtió en un intercambio de golpes desde el fondo buscando el fallo de la rival, por lo que los saques cobraron más protagonismo que en el primer parcial. Mónica perdió el pulso al partido y volvió a cometer errores en exceso que le costaron dos turnos de servicio y con ello se le fueron entre los dedos las semifinales.

McHale dio una clase de templanza y de buen juego. La norteamericana jugó a un nivel bastante bueno de juego, pero sobre todo fue un partido muy regular, sin imprecisiones ni riesgos innecesarios a la hora de jugar los puntos. Los errores de Puig y el buen hacer de McHale llevan a la estadounidense a las semifinales de Acapulco donde se jugará la plaza en la final con la vencedora del duelo entre Mladenovic y Flipkens.