2017 quedará en la memoria de muchos aficionados de tenis, desde la apoteósica final del Australian Open hasta el sabor agridulce de las ATP Finals de Londres, y gran parte de ese mérito es de una leyenda con mayúsculas, de Roger Federer, el que es para muchos, el mejor jugador de la historia del tenis.

Y si esta temporada será enmarcada, sin duda es por el escenario del que venía el suizo, que tomo la difícil decisión de dejar de competir los últimos seis meses de 2016 para recuperarse por completo de sus problemas físicos, una decisión que, viendo el resultado, sin lugar a dudas fue la más acertada, acabando la presente temporada con un balance de 52-5

Comienzo fulgurante e histórico en Australia

No había mejor manera de volver a las pistas de tenis, tenía que ser en un Grand Slam, territorio amigo para Federer, en busca de su 18º entorchado. Pero el camino se antojaba complicado, ya que al partir como 17º en el ránking ATP (su peor posición desde 2001), se podía encontrar con varios top 10 en su camino a la final. Y así fue.

Solidez de principio a fin en su juego, apoyado en una raqueta personalizada (el mismo contribuyó al diseño final) y una pista mucho más rápida debido a la pintura nueva de este año, Roger comenzó dejándose un set en sus dos primeros partidos contra Melzer (7-5, 3-6, 6-2, 6-2) y Rubin (7-5, 6-3, 7-6) para a partir de ahí comenzar una impresionante racha de victorias ante top ten que aspiraban a lo máximo. El primero de ellos, Berdych, que resume todo con su gesticulación durante el partido, siendo espectador de lujo en una nueva clase de golpes magistrales y ritmo fulgurante, y queriendo manifestar su impotencia, a ese nivel nadie podía con Federer, que en tres sets acababa con el checo número diez del mundo (6-2, 6-4, 6-4).

Siguiente parada, Nishikori, que sabedor de la agresividad que venía mostrando su rival, no le dio opciones y le rompió el primer servicio para evitar que llevase la iniciativa del partido. Pero Roger estaba disfrutando de su segunda juventud. Consiguió forzar el tie break en el primer set tras ponerse 2-5 abajo, pero no fue capaz de ganarlo. Y a partir de ahí llegaría un vendaval que solo se calmó un poco en el cuarto set, bien fruto de un exceso de confianza o de un comprensible bajón físico. El suizo dio una nueva lección, desplegando una gran colección de golpes y una agilidad de piernas que nadie se esperaría, ganando los siguientes dos sets y cerrando el partido en el quinto y último, con un marcador global de 6-7, 6-4, 6-1, 4-6, 6-3. 

En QF se enfrentaría a Mischa Zverev, una de las grandes sorpresas del torneo al derrotar a Andy Murray, y que poco pudo hacer con su juego de saque y subida a red contra Federer para caer por un marcador de 6-1, 7-5, 6-2.

Duelo de compatriotas en SF, contra Stan Wawrinka. Comenzaron a toda pastilla, un ritmo que no bajarían en todo el partido, con Federer intentando desestabilizar a Wawrinka no dejándole jugar con su revés, y subiendo a la mínima que podía a la red. Así se llevó la primera manga por 7-5. En la segunda salió a relucir la cruz de la moneda que es la cabeza de Stanislas Wawrinka, que acabó rompiendo la raqueta en dos, y pidiendo MTO para irse al vestuario entre lágrimas después de perder por 6-3. Parecía que iba a ser coser y cantar para Federer, pero del vestuario volvió la versión buena de Stan "The Man", que aprovechó una ligera desconexión de su compatriota para ganar por 4-6 y darle emoción al partido. Igualdad máxima en el cuarto, decantada a favor de Wawrinka por 4-6 en un break al final, pero Roger es perro viejo, e imitando la estrategia de su rival, pidió un MTO que enfrió mucho a Stan, que no pudo hacer nada en el set final, perdiendo por 6-3.

Y llegó la final, y con ella el mejor partido del año, otra vez la rivalidad Federer-Nadal. Dos amigos que se encontraban de nuevo tras tantos años en la final de un Grand Slam rodeado de nostalgia. Y qué manera de aprovecharlo. En un primer set en el que se jugó a lo que quiso Federer, el suizo firmó un 93% de primeros y no dio opciones al español, que consiguió leer el servicio de Federer en el segundo set, sacando esa garra tan característica para llevárselo. En el tercer set, un Rafa resignado asistió al espectáculo del suizo, que salvó cuatro bolas de set y desplegó un juego exquisito para ponerse a un set de coronarse campeón. Pero Rafa es mucho Rafa, y nunca se ha dado por vencido, sin conceder ninguna bola de break, y mostrando la solidez del segundo set, consiguió igualar el partido y emocionar al espectador llevando el partido al set de desempate, que se resume en una palabra: espectáculo.

Plagada de intensidad, nervios y épica, hubo oportunidades para ambos, pero la balanza cayó del lado del maestro suizo, con un ojo de halcón y un golpe a la línea que con su emoción, ponían el broche de oro a una final para el recuerdo, con Federer saltando y llorando para celebrar su 18º Grand Slam. Hay que hacer mención a la ceremonia de premios, donde ambos dieron muestra de la complicidad y el compañerismo que se profesan y que debería verse más en el deporte, elogiándose mutuamente y visiblemente emocionados por la situación que estaban viviendo.

Breve paso por Dubai y doblete en EEUU

Fruto quizás de tantas horas en pista en Australia, saltó la sorpresa en Dubai, donde tras derrotar al siempre imprevisible Benoit Paire, Federer cae ante Donskoy por 6-3, 6-7, 6-7. Pero solo sería un alto en el camino de Federer hacia su mejor versión del año. Llegó Indian Wells, y su quinta corona en el susodicho torneo, sin dejarse ni un set, y un solo break en contra en todo el torneo, dejando por el camino a Robert, Johnson, Nadal, Kyrgios por WO, Sock y Wawrinka, que poco o nada pudieron hacer ante esta versión de Federer, no dio opción a nadie y demostró que nadie podía con él en esos momentos en pista dura.

Con esta aura de invencible llegaba el suizo a Miami, donde de nuevo se llevó el gato al agua, que conseguía su tercer trofeo de la temporada y alcanzaba así el puesto cuatro del ránking ATP. Por el camino fue dejando a Tiafoe, Del Potro, Bautista, Berdych y Kyrgios, para enfrentarse en una nueva final contra Nadal, que como el resto de rivales de Federer en el torneo, asumía el peldaño por encima en el que se situaba el suizo respecto al resto en esos momentos. 

Parón en tierra y vuelta al territorio fetiche

De nuevo, una dura pero correcta y comprensible decisión la que tomó Federer de hacer un descanso en la gira de tierra para preparar a conciencia la gira en su superficie favorita, la hierba, con vistas a llegar a tope a su torneo fetiche, Wimbledon. Sin embargo, la vuelta a las pistas en Stuttgart no fue ni mucho menos la esperada, cayendo a las primeras de cambio contra el veterano Haas.

Sin embargo, tal y como hizo tras ganar en Australia, el suizo le dio la vuelta a la tortilla, ganando en Halle, torneo en el que fue de menos a más, con partidos que fueron un auténtico lujo para el espectador conforme avanzaban las rondas para el de Basilea, dejando por el camino a Sugita, Mischa Zverev, Mayer, Khachanov y derrotando al jugador de la Next Gen, Alexander Zverev en la final, partido que bien podría sentar cátedra de cómo se debe jugar en hierba.

Llega Wimbledon y a todo aficionado al tenis se le viene a la cabeza el suizo, dueño y señor de la hierba del All England Club.Comenzó la travesía contra Dolgopolov, que puso en ligeros aprietos la puesta en escena del suizo, sin dejarle subir a red, pero que acabó retirándose por problemas en el tobillo cuando perdía por 6-3, 3-0.

En 2R se enfrentaba al balcánico Lajovic, en un partido que dio continuación a la versión pragmática de Federer, dando más importancia al resultado que a las formas, más erráticas e imprecisas de lo que podía esperarse de alguien como él en esa superficie. Prueba de ello es que se benefició de que Lajovic se venía a menos conforme avanzaba el partido después de llegar al tie break en el primer set, pero viéndose superado por la figura de un Federer que mejoró en el segundo set, para cerrar con autoridad el tercero y pasar de ronda con un marcador final de 7-6, 6-3, 6-2.

En 3R volvía a verse las caras con Mischa Zverev, que por su estilo de juego de saque y subida a red puso en más aprietos al suizo, remontando un 4-1 en el primer set para llegar al tie break, donde la experiencia de Federer le sirvió para adelantarse en el marcador. Y ahí se acabó la resistencia de Zverev, ya que conforme avanzó el partido, un Roger cada vez más relajado, sacaba a relucir un tenis que sin ser el mejor, era más que suficiente para derrotar al alemán por 7-6, 6-4, 6-4.

Llegan las rondas finales, y en R16 se encuentra el suizo con su versión "baby", un Grigor Dimitrov que si bien era capaz al principio de plantar cara por su mayor rapidez de piernas, dio un paso atrás en los momentos importantes, gracias a los cuales, Roger va de menos a más en un partido en el que acaba jugando a la vez relajado y dando un nivel tremendo de tenis con golpes muy solventes, para llevarse el partido por 6-4, 6-2, 6-4.

En QF llegó probablemente el mejor partido de Federer en esta edición de Wimbledon, ante un Milos Raonic que tuvo asiento de primera fila en la exhibición del maestro. Pese a todo, no fue malo el comienzo del canadiense, no jugó mal, pero el de Basilea no daba opciones encadenando ganador tras ganador (14 al final del primer set) para cerrar la primera manga por 6-4. Más de lo mismo en la segunda, con un primer servicio más contundente y que cerró por 6-2. A pesar de todo, un Raonic que sacó a relucir sus armas llevó a Roger al tie break en el tercer set, situación de auténtico disfrute para los espectadores con Federer remontando un 3-0 en intercambios espectaculares.

Penúltimo paso, SF contra Tomas Berdych, que plantó cara obligando a Federer a sacar sus mejores armas. En un primer set muy intenso y con una igualdad generalizada, el tie break fue donde se decidió el resultado, al igual que en el segundo set, ambos del lado del suizo, pero con unos intercambios aún más emocionantes en la segunda manga, que nos permitió ver al mejor Federer, escandalosamente relajado, dejando golpes para el recuerdo en el ya mencionado tie break. En el tercer y último set, pesaron más las ganas de Federer de llegar a otra final, que la fe de Berdych de remontar, aún así el checo no bajó los brazos hasta el final, con un marcador de 6-4.

Sin perder un solo set llegó el de Basilea a la final, y así acabó también el torneo, tras derrotar a un mermado Cilic que incluso llegó a llorar en el segundo set, solo el sabe si por impotencia, o por jugar tocado. Poca historia tuvo el partido, con un Federer de nuevo más preocupado del resultado que de la forma de conseguirlo, con muchos errores y sin excesiva precisión ni solidez en su juego, pero con una victoria al fin y al cabo, que le daba su 19º Grand Slam, el 8º en Wimbledon.

Vuelta a la pista dura

Tras el triunfal final en la gira de hierba, Federer volvía a jugar sobre pista dura, de cara a preparar el US Open, y con la esperanza de mantener el buen juego mostrado al principio de temporada. Esto último parecía materializarse llegando a la final en Montreal, ganando a Polansky, Ferrer, Bautista y Haase, pero perdiendo de manera sorprendente contra un Alexander Zverev que dio enormes muestras de la calidad que atesora para negar al suizo la continuación de su buena racha en superficie dura. La misma tónica se repitió en Nueva York,en el US Open donde comenzó dubitativo, derrotando en cinco sets a Tiafoe y Youzhny, en tres sets a Feliciano y Kohlschreiber, y perdiendo contra Del Potro en QF.

Fugaz y triunfal paso por China del suizo, ganando en Shanghai, derrotando a Schwartzman, Dolgopolov y Gasquet, vengándose de Del Potro en SF, y añadiendo otro episodio a la rivalidad contra Nadal en la final, con un mermado Rafa que comenzaba a dar muestras de cansancio y que no pudo reaccionar a los arreones en momentos decisivos del suizo.Tras este nuevo título, vuelta a Europa, y vuelta a su casa, al torneo de Basel, en el que dejó por el camino de nuevo a Tiafoe, Paire, Mannarino y Goffin para ganar por segunda vez consecutiva a Del Potro en la final, y plantarse así como número dos del ránking ATP en las ATP Finals.

Final agridulce en Londres

Hubiera sido el colofón a una gran temporada, pero no pudo ser. Tras una Round Robin en la que ganó a Sock, Zverev y Cilic, se las deseaba felices en su camino en la final ante un Goffin que llegaba muy tocado físicamente, pero perdió de forma sorprendente contra el belga, poniendo fin así a una temporada de vuelta a los puestos altos del ránking, dando unas grandes sensaciones tanto en pista dura como en hierba, recuperando el nivel que había perdido por culpa de las lesiones, que ojalá le respeten de cara a la nueva temporada para poder seguir disfrutando de esta versión del fenomenal tenista suizo.